30 Marzo 2016
HI-TECH. Ingenieros y estudiantes de Ingeniería en Computación y Licenciatura en Informática trabajan en el laboratorio de robótica de la UNT. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO.
“Goliat” pasea tranquilo por un circuito en un papel en el piso al igual que “Greenbot” pero en un circuito mucho más grande. “El Gato Baudio” recorre el aula tratando de no chocarse con “David”, que es manejado por control remoto.
Los Múltiplo N°6 son robots con capacidad de desplazamiento, acoplados sobre sistemas de propulsión como carros o plataformas móviles. Se desplazan sobre ruedas u orugas y pueden ser controlados por medio de un mando a distancia como es el caso de “David”, o de forma autónoma, utilizando la información captada por sus sensores, como “Goliat”.
Los jóvenes investigadores de la licenciatura en Informática de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT se animaron a más, y ahora programan los robots “David” y “Goliat” que fueron donados por la Fundación Sadosky el año pasado en un convenio con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Estas instituciones seleccionaron universidades para fomentar el interés de los adolescentes por el estudio de la carreras informáticas. Según una de las coordinadoras del programa Lide Ar, Ana Nieves Rodríguez, es necesario promover con urgencia el estudio de las ingenierías en la provincia y en el país.
Para la difusión de su carrera, los chicos llevarán a las escuelas los robots para incentivar su uso. “Programar un robot es una tarea sumamente divertida. Y no es tan difícil como parece”, opina Gisella Laquihuanaco. Con sus compañeros Leonardo Villatarco y Paola Paniagua programaron a “David y Goliat”. “En general se usan para transportar mercadería en supermercados y tiendas, construir túneles, reparar oleoductos, desplegar cables submarinos y también tareas domésticas”, opinan.
“La Argentina necesitará al menos 7.000 nuevos profesionales en computación por año durante los próximos años para abastecer la industria del software. El problema es que el sistema universitario argentino sólo produce alrededor de 4.000 por año”, lamentó la ingeniera Rodríguez.
El futuro llegó hace rato
El laboratorio de Robótica e Inteligencia Artificial de la UNT se constituyó en 2012 en base a un grupo de alumnos entusiastas interesados en robótica, con la idea de fabricar robots “from scratch” –sin usar kits, programas enlatados, ni adquirir robots comprados- porque consideraban que en Tucumán tenían todos los conocimientos y herramientas necesarias para lograrlo.
El doctor Adrián Will contó a LA GACETA que junto al ingeniero Nicolás Majorel Padilla y en un trabajo con distintas ingenierías (en computación, mecánica, electrónica y sistemas de la UTN) crearon el año pasado el “Greenbot”, impreso en 3D. Cuenta con cuatro ruedas y sensores infrarrojos en el piso para detectar los cambios de color en la superficie. Además posee un módulo wifi y es manejado por una Raspberry Pi, que es una computadora completa en un solo circuito de bajo costo desarrollado en Reino Unido por la Fundación Raspberry Pi, con el objetivo de estimular la enseñanza de ciencias de la computación en las escuelas. El “Greenbot” fue creado por Rubén Rosino, Ángel Urrere y Federico Luna, guiados por el ingeniero Jorge Bustos.
Soberanía informática
En ese mismo laboratorio surgió el año pasado “El Gato Baudio” que fue creado por Franco Salinas, Gabriel Parodi, Hector Ocampo y Pablo Alcorta guiados por el ingeniero Esteban Volentini, del Laboratorio de Microprocesadores de la UNT. Los especialistas señalan que es un robot con sensores de proximidad que permite que circule sin chocarse con ninguna pared u objeto.
“Esta tecnología puede ser aplicada en sillas de ruedas para no videntes. Podría hacer un bastón braille. O máquina de transporte de cargas. ¡y funciona con una batería cargador para celulares!”, cuenta entusiasmado Salinas. Además el robot, tiene la posibilidad de recibir otra placa con más capacidad de procesamiento, más potente y también con más opciones de conectividad como wifi o bluetooth.
Salinas cree que “a nivel software la soberanía puede alcanzarse, pero a nivel hardware es difícil porque gran parte de los componentes electrónicos no se fabrican en el país y además no hay suficiente demanda. Es importante facilitar las importaciones para este tipo de desarrollos”.
“El Gato Baudio” fue evolucionando con los años. “Forma parte del legado de varios estudiantes (hoy ingenieros) que durante su cursado contribuyeron para que el robot hoy pueda funcionar”, apunta Majorel Padilla.
Mito desterrado
Los jóvenes estudiantes e ingenieros de la Facultad de Ciencias Exactas tratan de destruir el mito de que las matemáticas, la física y la química son difíciles e instan a los jóvenes a no tenerles miedo, a decidirse por estas carreras. La tecnología avanza y los robots y sistemas embebidos ocupan gran parte de nuestras vidas. “Tenemos que afrontar el desafío de apropiarnos de las tecnologías y construir soberanía. Si bien cuesta un poco al comienzo, se vuelve más fácil durante el cursado”, señaló Salinas.
Volando el cielo
“No se trata de ser apocalípticos y pensar que el avance de la tecnología va a terminar con el trabajo humano, sino reforzar y sacar provecho para ayudar a poblaciones enteras, a nuestras industrias”. Con esas palabras introduce el ingenieroFranco Menéndez a su dron: una máquina con cuatro hélices, hechas de caña de bambú. Aunque originalmente los drones fueron creados en aplicaciones militares, pueden ser usados en diversas áreas sociales como la productiva, en la cosecha de soja o arándano en Tucumán.
Menéndez cuenta que anteriormente la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres se equipó con un dron estadounidense pero no soportó los vientos tucumanos y se estrelló. “Estudiamos nuestros vientos y el robot está perfectamente adaptado a nuestro clima”, destacó Volentini. Nuestros profesionales están creando robótica. Pueden ser útiles para la sociedad, la industria y la producción y nuestras ingenierías constituyen el centro más importante del NOA.
Los Múltiplo N°6 son robots con capacidad de desplazamiento, acoplados sobre sistemas de propulsión como carros o plataformas móviles. Se desplazan sobre ruedas u orugas y pueden ser controlados por medio de un mando a distancia como es el caso de “David”, o de forma autónoma, utilizando la información captada por sus sensores, como “Goliat”.
Los jóvenes investigadores de la licenciatura en Informática de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT se animaron a más, y ahora programan los robots “David” y “Goliat” que fueron donados por la Fundación Sadosky el año pasado en un convenio con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Estas instituciones seleccionaron universidades para fomentar el interés de los adolescentes por el estudio de la carreras informáticas. Según una de las coordinadoras del programa Lide Ar, Ana Nieves Rodríguez, es necesario promover con urgencia el estudio de las ingenierías en la provincia y en el país.
Para la difusión de su carrera, los chicos llevarán a las escuelas los robots para incentivar su uso. “Programar un robot es una tarea sumamente divertida. Y no es tan difícil como parece”, opina Gisella Laquihuanaco. Con sus compañeros Leonardo Villatarco y Paola Paniagua programaron a “David y Goliat”. “En general se usan para transportar mercadería en supermercados y tiendas, construir túneles, reparar oleoductos, desplegar cables submarinos y también tareas domésticas”, opinan.
“La Argentina necesitará al menos 7.000 nuevos profesionales en computación por año durante los próximos años para abastecer la industria del software. El problema es que el sistema universitario argentino sólo produce alrededor de 4.000 por año”, lamentó la ingeniera Rodríguez.
El futuro llegó hace rato
El laboratorio de Robótica e Inteligencia Artificial de la UNT se constituyó en 2012 en base a un grupo de alumnos entusiastas interesados en robótica, con la idea de fabricar robots “from scratch” –sin usar kits, programas enlatados, ni adquirir robots comprados- porque consideraban que en Tucumán tenían todos los conocimientos y herramientas necesarias para lograrlo.
El doctor Adrián Will contó a LA GACETA que junto al ingeniero Nicolás Majorel Padilla y en un trabajo con distintas ingenierías (en computación, mecánica, electrónica y sistemas de la UTN) crearon el año pasado el “Greenbot”, impreso en 3D. Cuenta con cuatro ruedas y sensores infrarrojos en el piso para detectar los cambios de color en la superficie. Además posee un módulo wifi y es manejado por una Raspberry Pi, que es una computadora completa en un solo circuito de bajo costo desarrollado en Reino Unido por la Fundación Raspberry Pi, con el objetivo de estimular la enseñanza de ciencias de la computación en las escuelas. El “Greenbot” fue creado por Rubén Rosino, Ángel Urrere y Federico Luna, guiados por el ingeniero Jorge Bustos.
Soberanía informática
En ese mismo laboratorio surgió el año pasado “El Gato Baudio” que fue creado por Franco Salinas, Gabriel Parodi, Hector Ocampo y Pablo Alcorta guiados por el ingeniero Esteban Volentini, del Laboratorio de Microprocesadores de la UNT. Los especialistas señalan que es un robot con sensores de proximidad que permite que circule sin chocarse con ninguna pared u objeto.
“Esta tecnología puede ser aplicada en sillas de ruedas para no videntes. Podría hacer un bastón braille. O máquina de transporte de cargas. ¡y funciona con una batería cargador para celulares!”, cuenta entusiasmado Salinas. Además el robot, tiene la posibilidad de recibir otra placa con más capacidad de procesamiento, más potente y también con más opciones de conectividad como wifi o bluetooth.
Salinas cree que “a nivel software la soberanía puede alcanzarse, pero a nivel hardware es difícil porque gran parte de los componentes electrónicos no se fabrican en el país y además no hay suficiente demanda. Es importante facilitar las importaciones para este tipo de desarrollos”.
“El Gato Baudio” fue evolucionando con los años. “Forma parte del legado de varios estudiantes (hoy ingenieros) que durante su cursado contribuyeron para que el robot hoy pueda funcionar”, apunta Majorel Padilla.
Mito desterrado
Los jóvenes estudiantes e ingenieros de la Facultad de Ciencias Exactas tratan de destruir el mito de que las matemáticas, la física y la química son difíciles e instan a los jóvenes a no tenerles miedo, a decidirse por estas carreras. La tecnología avanza y los robots y sistemas embebidos ocupan gran parte de nuestras vidas. “Tenemos que afrontar el desafío de apropiarnos de las tecnologías y construir soberanía. Si bien cuesta un poco al comienzo, se vuelve más fácil durante el cursado”, señaló Salinas.
Volando el cielo
“No se trata de ser apocalípticos y pensar que el avance de la tecnología va a terminar con el trabajo humano, sino reforzar y sacar provecho para ayudar a poblaciones enteras, a nuestras industrias”. Con esas palabras introduce el ingenieroFranco Menéndez a su dron: una máquina con cuatro hélices, hechas de caña de bambú. Aunque originalmente los drones fueron creados en aplicaciones militares, pueden ser usados en diversas áreas sociales como la productiva, en la cosecha de soja o arándano en Tucumán.
Menéndez cuenta que anteriormente la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres se equipó con un dron estadounidense pero no soportó los vientos tucumanos y se estrelló. “Estudiamos nuestros vientos y el robot está perfectamente adaptado a nuestro clima”, destacó Volentini. Nuestros profesionales están creando robótica. Pueden ser útiles para la sociedad, la industria y la producción y nuestras ingenierías constituyen el centro más importante del NOA.
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