Una joven tucumana cuenta que en Munich nadie puede dormir

Agustina contó detalles del desesperante momento que vivió durante la masacre.

PÁNICO. Agustina salía del trabajo cuando se registró el ataque. PÁNICO. Agustina salía del trabajo cuando se registró el ataque.
22 Julio 2016
Agustina Mejail Moisés, una tucumana que desde hace dos años se fue a Múnich, contó cómo vivió el ataque de un alemán-iraquí que terminó con la vida de al menos nueve personas para luego quitarse la vida.
"Fue horrible. Son las 3.30 de la madrugada y todavía no me puedo dormir, nadie se puede dormir en la ciudad", contó la joven de 26 años en una charla con LA GACETA.
Agustina dijo que desde la semana pasada se venía hablando de que se podía registrar un ataque de estas características en Múnich. "Sin embargo, todavía no se sabe si se trató de un golpe terrorista o xenófobo", aclaró.
"En el momento del tiroteo yo estaba saliendo del trabajo. Cuando pisé la calle vi a la gente que se encontraba en pánico. Corrían por todos lados, sonaban las bocinas de los autos. Eso me paralizó porque no entendía lo que pasaba. Todos estaban muy enloquecidos", detalló.
La estudiante, que vive a 10 minutos del lugar del hecho, sostuvo que los minutos fueron eternos: "nunca imaginé vivir algo así; el teléfono me explotaba. Mi mamá me llamaba desesperada hasta que le dije que, por suerte, estaba bien", concluyó.

Agustina Mejail Moisés, una tucumana que desde hace dos años se fue a Munich, contó cómo vivió el ataque de un alemán-iraquí que terminó con la vida de al menos nueve personas para luego quitarse la vida.

"Fue horrible. Son las 3.30 de la madrugada y todavía no me puedo dormir, nadie se puede dormir en la ciudad", contó la joven de 26 años en una charla con LA GACETA.

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Agustina dijo que desde la semana pasada se venía hablando de que se podía registrar un ataque de estas características en Munich. "Sin embargo, todavía no se sabe si se trató de un golpe terrorista o xenófobo", aclaró.

"En el momento del tiroteo yo estaba saliendo del trabajo. Cuando pisé la calle vi a la gente que se encontraba en pánico. Corrían por todos lados, sonaban las bocinas de los autos. Eso me paralizó porque no entendía lo que pasaba. Todos estaban muy enloquecidos", detalló.

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La estudiante de alemán, que vive a 10 minutos del lugar del hecho, sostuvo que los minutos fueron eternos: "nunca imaginé vivir algo así; el teléfono me explotaba. Mi mamá me llamaba desesperada hasta que le dije que, por suerte, estaba bien", concluyó.

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