Antes del debut, Bianchi tiene algo que decir

"Jamás hablé de más, jamás dije nada", dijo el defensor.

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27 Agosto 2016
Integrante de la corte suprema de la defensa de Atlético, Bruno Bianchi se topó con una realidad desconocida a la de un hombre que hizo del perfil bajo su mejor amigo. “Lo mío siempre fue dejar todo en la cancha por el club. Jamás hablé de más, jamás dije nada. Pero a veces todo tiene un límite”. Como vienen esas líneas del central, cargadas de un no sé qué, el fuera de contexto parece ser la clave. Pero no, Bianchi no está enojado, tampoco dolido. Está sorprendido y, confiesa, estuvo sentido.

Antes, durante y hasta no hace demasiados días atrás, Newell’s continuó a la espera de fichar al zaguero, quien en su momento, previo a partir a Salta donde el plantel realizó la parte fuerte de la pretemporada, había rubricado sus ganas de irse. Usó de nexo a LG Deportiva.

Hubo dos motivos ocultos en la decisión de un hombre que echó raíces en la provincia (tiene un hijo tucumano, Thiago). Uno, el delicado, es familiar. El otro, el secundario, tiene que ver con su carrera. “Terminó el Torneo de Transición y me fui sin saber qué iba a ser de mi futuro. Y así también es difícil enfocarse. Encima tenía lo de Newell’s, una propuesta concreta”, relata Bianchi, el Bianchi que seguirá en Atlético con las mismas ganas de siempre hasta el 30 de junio de 2020. “Si no hubiera querido quedarme, esperaba hasta diciembre y me iba”, aclara el caudillo de un plantel al que le supo dar todo, y va por más.

El hombre, no el futbolista, le habla al simpatizante de Atlético, al que no lo conoce. Le pide que lo entienda, que comprenda que lo suyo no fue una idea tomada a la tremenda, de caliente.

En 25 de Mayo y Chile logró lo que no pudo ni en Estudiantes, ni en la Universidad San Martín de Porres (Perú), ni en Palestino (Chile), ni en Lemona (España), ni en Douglas Haig, ni en Unión: Bianchi luchó por la gloria y en el “Decano” la encontró. Y cuando se aferró a ella, junto a sus compañeros no la dejaron escapar. “De los cuatro años que llevo en el club, si falté por año dos partidos, debe ser mucho. Estando bien, mal o muy mal las cosas, di la cara por Atlético. Y en un momento medio raro para mí, me salió una oportunidad importante y dije lo que dije”, reconoce mientras cruza la mirada hacia otro lado.

Es una cuestión sensible, le llega y le duele. Lo mejor para él hubiera sido no revelarla. “Tengo una hija, Francesca, que hace fácil dos años no puedo ver, entonces, cuando salió lo de Newell’s (la nena vive en San Nicolás) hubiera tenido la posibilidad de al menos estar cerca de ella, a pesar de otras cuestiones”, confiesa. Y continúa: “si lo de mi hija me tenía (y tiene) mal, también lo del club me afectó en su momento. Me sentí un poco dolido. Quería estar tranquilo para trazar tranquilamente un objetivo de trabajo y hacerlo a pleno. Y acá estaba... pero no estaba”.

Ahora la cuestión es saber si Bianchi cree que debe volver a empezar en Atlético, como si los 10.020 minutos que lleva jugados no fueran nada. “Para la gente que me conoce, estoy seguro de que no, porque me remil bancaba en lo que me estaba pasando. Quizás sí para el hincha que sólo me veía los fines de semana en la cancha. Puede haberle dolido que de un día para el otro yo dijera lo que dije, eso de querer irme en LG Deportiva, siendo un tipo de bajo perfil. Pero bueno, espero que me comprenda”, cierra el círculo el defensor mientras se concentra pensando en lo que viene, en el hoy, en Rafaela.

Será un campeonato duro. “Sí, puede ser, ya conocen nuestra forma de jugar y nos van a esperar de otra manera. Tendremos que sobreponernos, hay un plantel numeroso para encontrar variantes”, analiza quien busca su partido oficial número 112 con Atlético, e imagina un Monumental repleto de ganas de sumar una nueva victoria. La primera, en el largo y sinuoso camino que suele ofrecer el fútbol de primera. Y la vida misma, claro.

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