Sturzenegger vs. Prat Gay: "un proceso de desinflación necesita de varios meses"

El presidente del Banco Central cruzó al ministro de Economía, que ayer había declarado que en la Argentina "ya no es un tema la inflación".

OBJETIVOS. Federico Sturzenegger dijo que el Gobierno tiene como meta una inflación del 5% anual en 2019. ARCHIVO LA GACETA OBJETIVOS. Federico Sturzenegger dijo que el Gobierno tiene como meta una inflación del 5% anual en 2019. ARCHIVO LA GACETA
30 Agosto 2016
El presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, adelantó hoy que “agosto mostrará una significativa desaceleración de la inflación”, pero advirtió que ello "no provee los elementos suficientes para que pueda concluirse que sea conveniente relajar la política monetaria".
   Sturzenegger mostró una postura más conservadora, luego de que ayer el ministro de Finanzas, Alfonso Prat-Gay, celebró que el Índice de Precios al Consumidor de agosto "será menor al 1 por ciento" y remarcó que "ya no es un tema la inflación" cuando "hace dos meses era la única preocupación".
   Al disertar en un Simposio Internacional de Economía, organizado por la Universidad de Tel Aviv, el titular del BCRA estimó que “sin contar el efecto deflacionario” que arrojará sobre la medición de precios las suspensiones de los aumentos tarifarios, “se alcanzaría una inflación por debajo del 1,5 por ciento”.
   Y destacó que “esa meta (del 1,5 por ciento) la habíamos propuesto para el último trimestre” del año, por lo que “se alcanzará dos meses antes de lo previsto”.
   Ayer, el ministro    De todos modos, y tras reiterar que “el objetivo” del Gobierno es alcanzar una inflación anual del “cinco por ciento en 2019”, Sturzenegger aclaró que pese a la merma inflacionaria que se prevé, el BCRA no impulsará un reducción abrupta de la tasa de interés.
   "La desaceleración de agosto no provee los elementos suficientes para que pueda concluirse que sea conveniente relajar la política monetaria que viene llevando adelante el BCRA”, sostuvo el funcionario, quien también agregó que “el gradualismo fiscal (que instrumenta el Gobierno) no compromete ni condiciona la política monetaria”.
   Para Sturzenegger, “el crecimiento económico sostenible no puede estar separado de la estabilidad de precios y ésta, a su vez, depende de una política monetaria creíble y comprometida”.
   El titular de la Autoridad Monetaria reiteró también su pronóstico de que la inflación está el año que viene “por debajo del 17 por ciento” y sostuvo que “en el mundo se ha derrotado a la inflación porque los bancos centrales se han hecho responsables de la tarea de reducirla, y sus instrumentos han mostrado ser suficientes y los resultados contundentes”.
  “Hemos aprendido que un elemento vital de la receta lo constituye la independencia del Banco Central. Esta independencia es fundamental, porque una parte importante de la agenda de sostener una baja tasa de inflación requiere el entendimiento que el compromiso a la reducción de la inflación no estará condicionado por urgencias políticas u objetivos de corto plazo”.    Para Sturzenegger, “la derrota de la inflación se dirime en el mercado monetario”, ya que “el nivel de precios no es otra cosa que la representación del precio del dinero. Si hay más dinero que el que la gente quiere, el precio del dinero caerá, o, dicho de otra manera, subirá el de los bienes (relativo al dinero). A ese fenómeno lo llamamos inflación. Es decir, que cada vez que haya más dinero que el que demanda la gente (ya sea porque aumenta la oferta o se reduce la demanda) vamos a tener inflación”.
   “Por ello, lo relevante para combatir la inflación es construir un esquema donde oferta y demanda de dinero puedan equilibrarse. Una vez que se implementa de manera consistente un esquema institucional que equilibra el mercado monetario doméstico, se paralizan de golpe los motores que originan la inflación”.
   Respecto del gradualismo fiscal, Sturzenegger señaló “tres razones” por las que al BCRA no le genera preocupación: “el bajo endeudamiento con el sector privado que tiene nuestro sector público en la actualidad, el hecho de que el gobierno ha realizado significativos esfuerzos en lo fiscal, como lo atestigua su voluntad de asumir costos políticos, por ejemplo, para reducir el volumen de subsidios y darle sostenibilidad a la política energética, y la mejora en la calidad del gasto público en su conjunto”.

El presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, adelantó hoy que “agosto mostrará una significativa desaceleración de la inflación”, pero advirtió que ello "no provee los elementos suficientes para que pueda concluirse que sea conveniente relajar la política monetaria".   

Sturzenegger mostró una postura más conservadora, luego de que ayer el ministro de Finanzas, Alfonso Prat Gay, celebró que el Índice de Precios al Consumidor de agosto "será menor al 1%" y remarcó que "ya no es un tema la inflación" cuando "hace dos meses era la única preocupación".   

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Al disertar en un Simposio Internacional de Economía, organizado por la Universidad de Tel Aviv, el titular del BCRA estimó que “sin contar el efecto deflacionario” que arrojará sobre la medición de precios las suspensiones de los aumentos tarifarios, “se alcanzaría una inflación por debajo del 1,5%”.   

Y destacó que “esa meta (del 1,5%) la habíamos propuesto para el último trimestre” del año, por lo que “se alcanzará dos meses antes de lo previsto”.   

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De todos modos, y tras reiterar que “el objetivo” del Gobierno es alcanzar una inflación anual del “5% en 2019”, Sturzenegger aclaró que pese a la merma inflacionaria que se prevé, el BCRA no impulsará un reducción abrupta de la tasa de interés.   

"La desaceleración de agosto no provee los elementos suficientes para que pueda concluirse que sea conveniente relajar la política monetaria que viene llevando adelante el BCRA”, sostuvo el funcionario, quien también agregó que “el gradualismo fiscal (que instrumenta el Gobierno) no compromete ni condiciona la política monetaria”.   

Para Sturzenegger, “el crecimiento económico sostenible no puede estar separado de la estabilidad de precios y ésta, a su vez, depende de una política monetaria creíble y comprometida”.   

El titular de la Autoridad Monetaria reiteró también su pronóstico de que la inflación está el año que viene “por debajo del 17 por ciento” y sostuvo que “en el mundo se ha derrotado a la inflación porque los bancos centrales se han hecho responsables de la tarea de reducirla, y sus instrumentos han mostrado ser suficientes y los resultados contundentes”. 

“Hemos aprendido que un elemento vital de la receta lo constituye la independencia del Banco Central. Esta independencia es fundamental, porque una parte importante de la agenda de sostener una baja tasa de inflación requiere el entendimiento que el compromiso a la reducción de la inflación no estará condicionado por urgencias políticas u objetivos de corto plazo”.    

Para Sturzenegger, “la derrota de la inflación se dirime en el mercado monetario”, ya que “el nivel de precios no es otra cosa que la representación del precio del dinero. Si hay más dinero que el que la gente quiere, el precio del dinero caerá, o, dicho de otra manera, subirá el de los bienes (relativo al dinero). A ese fenómeno lo llamamos inflación. Es decir, que cada vez que haya más dinero que el que demanda la gente (ya sea porque aumenta la oferta o se reduce la demanda) vamos a tener inflación”.   

“Por ello, lo relevante para combatir la inflación es construir un esquema donde oferta y demanda de dinero puedan equilibrarse. Una vez que se implementa de manera consistente un esquema institucional que equilibra el mercado monetario doméstico, se paralizan de golpe los motores que originan la inflación”.   

Respecto del gradualismo fiscal, Sturzenegger señaló “tres razones” por las que al BCRA no le genera preocupación: “el bajo endeudamiento con el sector privado que tiene nuestro sector público en la actualidad, el hecho de que el gobierno ha realizado significativos esfuerzos en lo fiscal, como lo atestigua su voluntad de asumir costos políticos, por ejemplo, para reducir el volumen de subsidios y darle sostenibilidad a la política energética, y la mejora en la calidad del gasto público en su conjunto”. (DyN)

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