Potencial al máximo

Entrenadores tucumanos de disciplinas colectivas opinan sobre la importancia de saber utilizar los recursos humanos de un equipo, como lo hace Diego Simeone, en Atlético de Madrid

ESPECIALISTAS EN LO SUYO. Del debate propuesto por LG Deportiva participaron Rafael Darnay (hockey), Alejandro Molinuevo (rugby), José García (básquetbol), Daniel López (handball), Álvaro Morata (vóley) y Salvador Mónaco (fútbol). la gaceta / fotos de osvaldo ripoll ESPECIALISTAS EN LO SUYO. Del debate propuesto por LG Deportiva participaron Rafael Darnay (hockey), Alejandro Molinuevo (rugby), José García (básquetbol), Daniel López (handball), Álvaro Morata (vóley) y Salvador Mónaco (fútbol). la gaceta / fotos de osvaldo ripoll
08 Septiembre 2016
De a poco, Diego Pablo Simeone se fue convirtiendo en un entrenador a imitar. Su discurso empezó a trascender el mundo del fútbol para irrumpir en el universo deportivo. Sus sistemas de juego llaman la atención de todos y desde que llegó a Atlético de Madrid, el ex jugador de la Selección se hizo un lugar entre los grandes entrenadores.

Por eso hoy se lo escucha con mucha más atención que antes. Y antes de aquella recordada semifinal de Liga de Campeones, en la que eliminó al poderoso Bayern Munich, el “Cholo” dejó las puertas del vestuario abiertas. “No siempre gana el que tiene los mejores soldados, a veces gana el que mejor los utiliza”, dijo en una conferencia de prensa. ¿Motivación pública para sus jugadores? El triunfo ante los alemanes, puede dar respuesta afirmativa a la pregunta.

Su reflexión, como sus sistemas tácticos, también puede ser aplicada a otros deportes. Por ello LG Deportiva reunió a entrenadores de distintas disciplinas para debatir al respecto. El concepto establecido por un técnico ganador que les dice a sus jugadores que los mejores están del otro lado, es una señal de esperanza para aquellos grupos que creen con resignación que la diferencia está en los nombres y en la cantidad de billetes que maneja una institución. El equipo de Simeone es muestra de ello: cuando disputó la semifinal ante Bayern Munich, ni siquiera estaba entre los 10 equipos con mayor presupuesto en el mundo. El equipo de Josep Guardiola, en cambio, estaba en el puesto cinco.

En la charla el primero que se anima es Pablo Morata, técnico de vóley. “No hay mucho margen para esa frase en mi deporte: en el 99 % de los casos gana el que tiene a los mejores jugadores”, explicó. “En el handball funciona bastante parecido: la calidad y cantidad de un plantel hace mucho. La única forma de hacer frente es con una muy buena estrategia”, aportó Daniel López, entrenador de Ladricer.

“En el hockey sí, se puede llegar a dar”, advirtió Rafael Darnay, técnico del equipo femenino de Tucumán Rugby. “Tuvimos que ir a un torneo sin cuatro de nuestras mejores jugadoras y eso nos fortaleció como grupo. Jugamos más en equipo en lugar de apoyarnos tanto en las individualidades”, recordó Darnay.

Comunicación

“En el rugby, lo que cambió mucho las cosas fue la comunicación”, aportó Alejandro Molinuevo, ex técnico de los “Naranjas”. El concepto empezó a llevar el debate fuera de una cancha y comenzó a meterlo en un área más vinculada a los recursos humanos y la psicología. Según “Caco”, es clave que el jugador tenga confianza en lo que hace. “Antes, el entrenador te ponía o te sacaba sin decirte por qué. Ni loco te invitaba a tomar un café para hablar con vos. Ahora es diferente y el jugador se siente mejor y compra el plan de juego”, agregó el de Concepción.

Salvador Mónaco asintió con la cabeza. Seguramente, con su trayectoria de DT en equipos como Sportivo Guzmán o, más recientemente, en Unión Aconquija de Las Estancias debe haber sentido esa necesidad de los jugadores. “Llegan con ‘otra cabeza’, mucho más informados; por eso es necesaria una buena comunicación”, apuntó “Salva”. El técnico resalta precisamente la capacidad de Simeone para potenciar lo mejor que tiene cada jugador aunque no sea el mejor en su puesto.

“Asumen esa inferioridad”, aportó en la misma línea de pensamiento Morata. “Trabajan para explotar sus virtudes y compensar esa desventaja. Eso tiene mucho que ver con la inteligencia del jugador”, completó.

“Estamos de acuerdo que no es un estilo que guste, pero consigue resultados y la gente es feliz. Cuando pase el tiempo, la gente se acordará de eso. El tema es cuando los resultados no aparecen”, advierte López.

José García afirmó que en su deporte, el básquet, lo mental es determinante, pero en ciertas fases. “Un entrenador que no tiene un plantel para competir de igual a igual debe potenciar al máximo a sus jugadores psicológicamente. En el básquet, en una fase regular, podés pelear de igual a igual a cualquier rival, pero cuando llegás a playoffs, donde es a todo o nada, generalmente los mejores jugadores son los que van a sacar adelante al equipo”, explicó.

Esa convicción de los experimentados debe transmitirse desde el hombre que viste el buzo de DT, según Molinuevo, que recurre al ejemplo de su deporte. “Daniel Hourcade le cambió la forma de jugar a Los Pumas porque él estaba convencido. Pensábamos que teníamos que jugar al error del rival y él vino y dijo: ‘no, vamos a animarnos a jugar de igual a igual con cualquiera”, destacó el concepcionense. “En el rugby hemos igualado la línea, pero no podemos superarla”, reconoció Molinuevo.

También Darnay ejemplifica desde el hockey esta cuestión del convencimiento que hay que reflejar para que los dirigidos crean en el plan que se les propone. “Vigil (Sergio, ex técnico de la selección argentina de hockey y mentor de Las Leonas) decía a sus jugadores que debían fijarse en su fuerte, mejorar más esa virtud y, de ahí, sumar de a poquito”, comentó. “El técnico debe estar convencido de que eso que pide hacer está perfecto, y si lo está, muere en la suya”, insistió.

Ejemplos

Hourcade, en el rugby; Vigil, en el hockey; Simenone, en el fútbol. García pone de ejemplo a Rubén Magnano como el estandarte de que gana quien mejor utilice sus soldados.

“Los Juegos Olímpicos de 2004 son un fiel reflejo. Argentina gana la medalla de oro cuando Estados Unidos estaba con todos los de la NBA. Lucas Victoriano me decía: ‘es un hijo de p… que no lo puedo ni ver’”, contó García la anécdota grandilocuentemente. El mejor jugador de la historia del básquet tucumano muy lejos estaba de querer insultar al técnico que logró la medalla de oro en Atenas 2004 y el subcampeonato del mundo en 2002. “Y después me aclaró: ‘pero me hizo de la Generación Dorada’. Al principio no lo querían porque el tipo, a las 4 de la mañana, golpeaba la puerta y tenían que levantarse a entrenar tres horas y a las 11 de nuevo. Fue ese proceso el que dio los frutos con una generación que queda en la historia del deporte de Argentina”, contó García.

Y completó: “cuando terminaron los Juegos Olímpicos todos recibieron una medalla, pero no el entrenador. Cuando volvieron a la Argentina entre todos los jugadores le hicieron una réplica y en un asado se le dieron”. Magnano también la merecía.

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