"Mi familia está acostumbrada a mi ausencia en cumpleaños y casamientos", sostuvo con nostalgia Alan Robert, un tucumano de 24 años que está en el último año de Escuela Naval Militar y que en el abril partió con la Fragata Libertad desde la dársena norte del puerto de Buenos Aires.
Mañana se cumplen cinco años desde que Robert pisó por última vez suelo argentino y ahora cuenta las horas para volver a ver a sus seres queridos, y por supuesto a la provincia a que tanto ama: "el tucumano tiene esa particularidad de siempre resaltar a los demás las cosas lindas de nuestra tierra".
La tripulación del buque escuela está integrada por 27 oficiales, 192 suboficiales y 132 oficiales alumnos argentinos y de países vecinos como Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay, de los cuales un 20% son mujeres. Regresarán a Buenos Aires el 5 de noviembre, tras un itinerario que durará 196 días, de los cuales 133 son de mar, y varios puertos extranjeros.
Robert buscó dejar un documento que recuerde la experiencia que le tocó vivir este año y compartió esta carta con LA GACETA:
Me llamó Alan Robert tengo 24 años nacido y criado en San Miguel de tucuman, soy guardiamarina en comisión del escalafon infantería de marina de la armada Argentina. Después de haber cursado cuatro años de escuela naval militar en Ensenada Buenos Aires.
Este año me encuentro navegando a bordo de la Fragata Libertad para finalizar mi formación como oficial de marina, que es una meta a alcanzar para todos los que abrazamos esta profesión. En la dotación del barco podemos encontrar personas de distintos puntos del país, tratando de representar de la mejor manera a la República Argentina en cada puerto del mundo a los que llegamos, portando orgullosos el uniforme y la bandera argentina izada a tope.
Este viaje me deja experiencias inolvidables e irrepetibles conociendo lugares en el mundo que uno nunca podría haber imaginado conocer o que solo veía en películas o fotografías. Sería muy tedioso mencionar todas las experiencias, ya que estuvimos por un distintos puertos tanto americanos como europeos, una experiencia en particular fue la visita al Vaticano, donde el papa Francisco saludó a la dotación de la fragata.
Estando lejos de casa y navegando, a bordo se forman mezclas de sensaciones y sentimientos que uno trata de sobrellevar de la mejor manera. Acá en la Armada uno encuentra a una segunda familia que Dios puso en nuestro camino.
Mi familia siempre me apoyó en todo momento y creó que eso fue algo incondicional para hoy estar aqui, ellos saben que costó mucho llegar hasta acá, pero estoy haciendo lo que amo aunque esta profesión en muchas circunstancias implica sacrificar muchas cosas.
Aunque ellos ya están un poco acostumbrados a mi ausencia en cumpleaños casamientos u otros acontecimientos, siempre los tengo presentes en todo momento y respetan que esta vocación deja de lado muchas cosas por el cumplimiento del deber y que un militar lo hace con mucha devoción. Por supuesto que siempre anhelo volver a mi provincia. Hay que admitir que el tucumano tiene esa particularidad de siempre resaltar a los demás las cosas lindas de nuestra tierra.
Ahora nos encontramos en el tramo tramo final del viaje esperando el retorno de un mes cruzando el Atlántico desde el puerto de Cádiz, España, hasta Río de Janeiro. Para todos los que estamos a bordo empieza la cuenta regresiva para volver a pisar nuestra tierra y reencontrarnos con nuestros seres queridos, siempre y cuando las condiciones y Dios deje retornar con la satisfacción del deber cumplido y agradeciendo a la vida por esta oportunidad y estas experiencias vividas, que estoy seguro que nos ayudó a crecer como profesionales y como personas.
"Mi familia está acostumbrada a mi ausencia en cumpleaños y casamientos", sostuvo con nostalgia Alan Robert, un tucumano de 24 años que está en el último año de Escuela Naval Militar y que en el abril partió con la Fragata Libertad desde la dársena norte del puerto de Buenos Aires.
Mañana se cumplen cinco años desde que Robert pisó por última vez suelo argentino y ahora cuenta las horas para volver a ver a sus seres queridos, y por supuesto a la provincia a que tanto ama: "el tucumano tiene esa particularidad de siempre resaltar a los demás las cosas lindas de nuestra tierra".
La tripulación del buque escuela está integrada por 27 oficiales, 192 suboficiales y 132 oficiales alumnos argentinos y de países vecinos como Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay, de los cuales un 20% son mujeres. Regresarán a Buenos Aires el 5 de noviembre, tras un itinerario que durará 196 días, de los cuales 133 son de mar, y varios puertos extranjeros.
Robert buscó dejar un documento que recuerde la experiencia que le tocó vivir y, desde España, compartió esta carta con LA GACETA:
Este año me encuentro navegando a bordo de la Fragata Libertad para finalizar mi formación como oficial de marina, que es una meta a alcanzar para todos los que abrazamos esta profesión. En la dotación del barco podemos encontrar personas de distintos puntos del país, tratando de representar de la mejor manera a la República Argentina en cada puerto del mundo a los que llegamos, portando orgullosos el uniforme y la bandera argentina izada a tope.
Este viaje me deja experiencias inolvidables e irrepetibles conociendo lugares en el mundo que uno nunca podría haber imaginado conocer o que solo veía en películas o fotografías. Sería muy tedioso mencionar todas las experiencias, ya que estuvimos por un distintos puertos tanto americanos como europeos, una experiencia en particular fue la visita al Vaticano, donde el papa Francisco saludó a la dotación de la fragata.
Estando lejos de casa y navegando, a bordo se forman mezclas de sensaciones y sentimientos que uno trata de sobrellevar de la mejor manera. Acá en la Armada uno encuentra a una segunda familia que Dios puso en nuestro camino. Mi familia siempre me apoyó en todo momento y creó que eso fue algo incondicional para hoy estar aquí, ellos saben que costó mucho llegar hasta acá, pero estoy haciendo lo que amo aunque esta profesión en muchas circunstancias implica sacrificar muchas cosas.
Aunque ellos ya están un poco acostumbrados a mi ausencia en cumpleaños casamientos u otros acontecimientos, siempre los tengo presentes en todo momento y respetan que esta vocación deja de lado muchas cosas por el cumplimiento del deber y que un militar lo hace con mucha devoción. Por supuesto que siempre anhelo volver a mi provincia. Hay que admitir que el tucumano tiene esa particularidad de siempre resaltar a los demás las cosas lindas de nuestra tierra.
Ahora nos encontramos en el tramo tramo final del viaje esperando el retorno de un mes cruzando el Atlántico desde el puerto de Cádiz, España, hasta Río de Janeiro. Para todos los que estamos a bordo empieza la cuenta regresiva para volver a pisar nuestra tierra y reencontrarnos con nuestros seres queridos, siempre y cuando las condiciones y Dios deje retornar con la satisfacción del deber cumplido y agradeciendo a la vida por esta oportunidad y estas experiencias vividas, que estoy seguro que nos ayudó a crecer como profesionales y como personas.