La sala de tomografías del Hospital de Niños se convirtió en una nave espacial

Fue decorada con motivos infantiles para reducir el miedo que les generaba a los pequeños pacientes.

NUEVA SALA. Estrellas, astronautas, cohetes y soles decoran el área. LA GACETA/ ANA DANERI NUEVA SALA. Estrellas, astronautas, cohetes y soles decoran el área. LA GACETA/ ANA DANERI
04 Octubre 2016
Emilse Salas es mamá de una nena que padece retraso mental. Por su enfermedad, la niña debe someterse a estudios médicos permanentes. Por ese motivo, su presencia en la sala de tomografías del Hospital de Niños es habitual. Se trata de una habitación en la que hay una gran máquina gris que, al encenderse, hace un ruido molesto que solía generar llantos y temor en los pequeños. Pero ahora las cosas parecen haber cambiado: al menos, los chicos ya no lloran cuando ingresan a ese lugar. 

Las razones por las que los médicos pueden solicitar una tomografía son varias: diagnóstico de infección, identificación de masas y tumores, estudio de vasos sanguíneos o algún problema en los huesos o músculos. Exponer a un niño a este proceso suele ser angustiante y les genera rechazo. Emilse Salas cuenta que a lo largo de los años vio una reacción común en la mayoría de los nenes que, al igual que su hija, deben someterse a tomografías: mucho miedo y soledad, porque adentro del aparato están solos.

Para intentar revertir estos sentimientos, las autoridades de distintos centros médicos del país, como el hospital Garrahan, remodelaron algunas de sus salas: las decoraron con el objetivo de mejorar la experiencia de los pequeños pacientes. A esta movida se sumó el Hospital de Niños tucumano.

La primera impresión que tiene aquellos que ingresan hoy a la sala de tomografías es la de estar dentro de un dibujo animado. El color cielo predomina en la sala. Estrellas, soles, naves espaciales y planetas alegran todo el lugar. El gran aparato casi se integra al "espacio". En el techo, dos astronautas observan la escena. 

La nueva sala predispone de manera diferente a los pequeños pacientes. "Hoy muchos se animaron a entrar solos", destacó Salas. "No vi a ningún nene llorar", agregó.

El director del Hospital, Oscar Hilal, explicó que la iniciativa fue llevada a cabo por la arquitecta Virginia Jairala junto con el departamento de recursos físicos del Siprosa. "La idea es que los chicos vengan con menos miedo y que se entretengan viendo las imágenes de la sala", aseguró.

Según comentó Hilal, a la comunidad hospitalaria también le gustó la idea y se mostró conforme con este cambio. "Tuvimos una respuesta muy linda. Jugando pueden olvidarse que les estamos haciéndo un estudio. Esperamos mantenerlo", comentó Pedro Grassino, médico del servicio de tomografía del Hospital.

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