En las sierras cordobesas esperan a 50.000 fieles para la canonización del “cura gaucho”

Intenso movimiento en el pueblo donde nació José Gabriel Brochero a la espera de la celebración

la gaceta / fotos de magena valentié (enviada especial) la gaceta / fotos de magena valentié (enviada especial)
15 Octubre 2016
¿Puede toda el agua del océano entrar en un pozo hecho en la arena? La misma pregunta que se hacía San Agustín en el siglo IV al ver a un niño jugando en la playa, se formulan ahora los que todavía no conocen la cordobesa y mediterránea villa Cura Brochero, donde mañana deberán entrar entre 35.000 y 50.000 peregrinos, en un pueblo donde viven unas 8.000 personas.

Quizás piensan que es imposible, como también lo creía el santo de Hipona al ver el hoyito que hacía el niño en la arena. Pero para el “Curita gaucho” de Traslasierra, que mañana se convertirá en el primer santo argentino, nacido y fallecido en Córdoba, no hay nada imposible. El papa Francisco lo eligió para ser el modelo de santo que quiere para los curas de su Iglesia.

La municipalidad de Villa Brochero ha debido armar una red de contención con todos los demás pueblos de los alrededores, como Mina Clavero, San Lorenzo, Arroyo de los Patos y Nono, para dar alojamiento a los fieles que vienen de toda la Argentina. Los fieles se deberán movilizar por entre tres y 11 kilómetros hasta el sitio donde se realizarán los grandes festejos. Camilo Gómez, director de Prensa de la municipalidad de Brochero, comparaba esta fiesta de canonización con la que fue en 2013, cuando se dio la beatificación. “Aquella vez había 300.000 personas. No se compara con la magnitud de ahora”, dice.

Los laicos

Pero la gran diferencia está no solo en el número de participantes, sino en su investidura. En la celebración de la beatificación, donde también estuvo presente LA GACETA, la villa se pobló de sotanas y hábitos de distintos colores. Hoy, la inmensa mayoría de los que están en esta villa son laicos. “Hasta el párroco, los obispos de Córdoba, sacerdotes y monjas relacionados con la causa están ahora en Roma”, contó Gómez.

En cambio, estarán aquí para el 29 próximo, cuando se oficie la primera misa en el pueblo, la misa en acción de gracias, en el mismo lugar donde se verá la gran ceremonia de canonización por pantalla gigante, en el predio La Providencia.

“Otra diferencia con 2013 fue que ahora la gente ya no entra en la plaza ni en la iglesia, por eso se ha dispuesto este nuevo predio donde se construirá el nuevo templo en honor al santo”. El predio, que tiene unas siete hectáreas, será escenario de una masiva vigilia, donde miles de personas acamparán desde la medianoche de hoy a la espera de que comience la gran celebración en Roma, a alrededor de las 5 de la mañana. Durante toda la noche habrá cantos, rezos, proyección de documentales, y confesiones.

Mientras tanto, a la villa Brochero van llegando miles de colectivos. En la terminal de ómbibus de Córdoba los pasajes a cualquier pueblo de Traslasierra se terminaron ayer por la mañana. A las 9 se podía conseguir boleto recién para las 16, cuando normalmente salen cada hora de al menos cuatro empresas.

Todo vallado

En Villa Brochero el cielo luce gris, pero hacía bastante calor.


La iglesia Nuestra Señora del Tránsito y Cura Brochero está siendo rodeada por vallas para ordenar el aluvión de fieles que se espera, sobre todo para visitar el lugar donde están los restos del Cura Brochero. Mientras algunos dan vueltas por la villa, visitando el museo donde se guardan todos los testimonios del cura y la Casa de Ejercicios Espirituales, una de sus grandes obras, Carina Ternavasio ha quedado en la parroquia sin manos para poder atender la cantidad de llamados telefónicos de la prensa de todo el país, y de fieles que vienen a esperar el primer minuto de José Gabriel Brochero como santo.

“Se han ido casi todos los sacerdotes a Roma y hemos quedado los referentes que nombró el párroco, el padre David, cuidando la casa y tratando de ser los mejores anfitriones”, dice la servidora. Y sigue trabajando a toda velocidad, con la sensación de que no hay que perder tiempo, de que hay que ganarle de mano al Diablo, para que no se lleve ningún alma, como diría el cura Brochero, según las miles de anécdotas que se le conocen.

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