16 Octubre 2016
NICOLÁS FLORES. El chico "salvado" por Brochero, con una imagen del santo. FOTO TOMADA DE RADIOMARIA.COM.AR
La recuperación sin explicación médica de un niño cordobés que cuando tenía 11 meses quedó en estado vegetativo y con problemas neurológicos severos tras sufrir un accidente vial, y de una niña sanjuanina que a los 8 años fue brutalmente golpeada por su madre y su padrastro, hicieron posible que el cura Brochero sea proclamado santo.
El cura Brochero fue beatificado el 14 de septiembre de 2013 por Benedicto XVI, luego de que el Vaticano diera por aprobado el primer milagro atribuido al sacerdote cordobés.
El papa Francisco canonizó hoy al cura Brochero en el Vaticano, tras autorizar la promulgación del decreto que reconoció el segundo “milagro” por la intercesión del llamado “cura gaucho”.
El 28 de septiembre de 2000, en Falda del Cañete, Córdoba, la familia Flores Violino (padre, madre, hijo, abuelo y abuela) sufrió un accidente automovilístico que los involucró para siempre con la glorificación de Brochero: una camioneta sin luces chocó de frente el Volkswagen Polo en el que viajaban.
Nora, la abuela, sobrevivió, pero no así su esposo; Sandra Violino, en tanto, quedó con las piernas fracturadas, y Nicolás, con 11 meses, quedó tendido en la cinta asfáltica con la cabeza muy lastimada y apenas con vida. Su padre, Osvaldo, lo socorrió, y en la desesperación, pidió la intercesión del cura Brochero.
Luego de semanas difíciles para la familia, en las que se conjugaba la pérdida del abuelo y la extendida cadena de oración por Nicolás, el médico Vicente Montenegro, que atendió al niño de menos de un año, les informó que cumplieran las promesas que habían hecho, porque lo sucedido con la evolución del niño superaba toda intervención científica.
Hoy Nicolás tiene 16 años y solo presenta una disminución de la movilidad en la parte derecha de su cuerpo, pero sin llegar a la parálisis. El diagnóstico que le habían dado era de completa discapacidad.
El 30 de octubre de 2013, Camila Brusotti, de 8 años, llegó con pocos signos de vida, golpeada, con lesiones graves e inconscientes a la guardia del Centro Integral de la Mujer y del Niño de la ciudad de San Juan.
Llegó en brazos de su madre, Alejandra Ríos, quien les dijo a los médicos que la nena “se había caído del caballo”. Pero los médicos que asistieron a niña no le creyeron.
Mientras su hija luchaba por su vida, Ríos seguía con su versión de la caída del caballo y agregó un detalle. Que ella no la vio caerse, sino que su pareja, Pedro Oris, la había traído en brazos tras el supuesto accidente.
Más tarde, los médicos comprobaron que no hubo abuso sexual, pero que las lesiones que presentaba la niña eran producto de la golpiza que le habían propinado su madre y su padrastro, que fueron detenidos y acusados de “tentativa de homicidio y lesiones graves”, detalló la agencia DyN.
Con el tiempo, Camila evolucionó favorablemente y su recuperación milagrosa fue atribuida a la intercesión del cura Brochero, a quien la familia de la niña le rezó.
El cura Brochero fue beatificado el 14 de septiembre de 2013 por Benedicto XVI, luego de que el Vaticano diera por aprobado el primer milagro atribuido al sacerdote cordobés.
El papa Francisco canonizó hoy al cura Brochero en el Vaticano, tras autorizar la promulgación del decreto que reconoció el segundo “milagro” por la intercesión del llamado “cura gaucho”.
El 28 de septiembre de 2000, en Falda del Cañete, Córdoba, la familia Flores Violino (padre, madre, hijo, abuelo y abuela) sufrió un accidente automovilístico que los involucró para siempre con la glorificación de Brochero: una camioneta sin luces chocó de frente el Volkswagen Polo en el que viajaban.
Nora, la abuela, sobrevivió, pero no así su esposo; Sandra Violino, en tanto, quedó con las piernas fracturadas, y Nicolás, con 11 meses, quedó tendido en la cinta asfáltica con la cabeza muy lastimada y apenas con vida. Su padre, Osvaldo, lo socorrió, y en la desesperación, pidió la intercesión del cura Brochero.
Luego de semanas difíciles para la familia, en las que se conjugaba la pérdida del abuelo y la extendida cadena de oración por Nicolás, el médico Vicente Montenegro, que atendió al niño de menos de un año, les informó que cumplieran las promesas que habían hecho, porque lo sucedido con la evolución del niño superaba toda intervención científica.
Hoy Nicolás tiene 16 años y solo presenta una disminución de la movilidad en la parte derecha de su cuerpo, pero sin llegar a la parálisis. El diagnóstico que le habían dado era de completa discapacidad.
El 30 de octubre de 2013, Camila Brusotti, de 8 años, llegó con pocos signos de vida, golpeada, con lesiones graves e inconscientes a la guardia del Centro Integral de la Mujer y del Niño de la ciudad de San Juan.
Llegó en brazos de su madre, Alejandra Ríos, quien les dijo a los médicos que la nena “se había caído del caballo”. Pero los médicos que asistieron a niña no le creyeron.
Mientras su hija luchaba por su vida, Ríos seguía con su versión de la caída del caballo y agregó un detalle. Que ella no la vio caerse, sino que su pareja, Pedro Oris, la había traído en brazos tras el supuesto accidente.
Más tarde, los médicos comprobaron que no hubo abuso sexual, pero que las lesiones que presentaba la niña eran producto de la golpiza que le habían propinado su madre y su padrastro, que fueron detenidos y acusados de “tentativa de homicidio y lesiones graves”, detalló la agencia DyN.
Con el tiempo, Camila evolucionó favorablemente y su recuperación milagrosa fue atribuida a la intercesión del cura Brochero, a quien la familia de la niña le rezó.
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