27 Octubre 2016
CUIDAMOTOS. Ezequiel convierte su casa en guardería los días que Atlético juega en su estadio. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.-
El hincha tiene una moto, y no sabe dónde guardarla durante el tiempo que demore el partido. El vecino tiene un garaje amplio, o un patio de importantes dimensiones, en su casa cercana a la cancha. El hincha tiene un problema; el vecino, la solución.
En efecto, resulta muy común ver en algunas viviendas que están alrededor del estadio improvisados carteles que ofrecen el cuidado de motos. Una de estas casas es la de Ezequiel, que cada vez que el “Deca” juega de local se convierte en estacionamiento de motos. Y, por supuesto, él y sus amigos se convierten en los celosos custodios de estos rodados. “No vemos ni disfrutamos el partidos. Pasamos el día trabajando, porque estamos cuidando motos tres, cuatro o cinco horas antes de que empiece el partido y nos quedamos hasta dos horas después de que terminó. Tenemos que estar acá, a la par de las motos”, explica el joven, de 33 años, que prefiere no dar a conocer su apellido.
Según pudo apreciar LG Deportiva, su casa cuenta con un patio grande. Orgulloso, él precisa que en ese lugar pueden acomodarse con comodidad hasta 80 motos. “En otras casas de la cuadra, que también se dedican a esto, sólo entran unas 20, 25 o 30, pero yo tengo más espacio, todo un patio despejado, al aire libre”, destaca.
Debido a ello puede darse el lujo de cobrar un poco más barato que la competencia. “Algunos han aumentado; cobran hasta $ 50. Pero yo sigo manteniendo el precio de $ 30 porque ya tengo mi clientela. La gente viene a guardar su moto en mi casa y yo respeto eso”, señala. Ese monto incluye el cuidado desde que el motociclista deja su vehículo hasta que finaliza el partido y va a buscarlo.
Según considera, este tipo de estacionamientos momentáneos le resolvieron los problemas a los hinchas. “Ellos saben que pueden llegar hasta muy cerca de la cancha, dejar la moto a media cuadra y que esta quedará muy bien cuidada. Conviene mucho más que venir en auto, o en ómnibus”, afirma. Pero a su criterio, por el lado del dueño de casa, ya la conveniencia es relativa. “No se saca para vivir. Es una ayuda, pero tampoco es gran cosa. Más bien termina siendo una especie de ‘changa’”, opina. Agrega que por día de partido él saca unos $ 2.500, dependiente de la importancia del encuentro.
El domingo, cuando Atlético enfrentó a Boca, recaudó bastante bien; pero partidos de esa magnitud no suelen ser la regla, según comenta. “Pero además, yo no estoy solo; no podría cuidar tantas motos solo. Por eso pido ayuda a mis amigos, y en total somos cuatro o cinco los que laburamos. Entonces, de los $ 2.500 a cada uno nos termina quedando $ 500. De todos modos, la pasamos bien”, cuenta.
En efecto, resulta muy común ver en algunas viviendas que están alrededor del estadio improvisados carteles que ofrecen el cuidado de motos. Una de estas casas es la de Ezequiel, que cada vez que el “Deca” juega de local se convierte en estacionamiento de motos. Y, por supuesto, él y sus amigos se convierten en los celosos custodios de estos rodados. “No vemos ni disfrutamos el partidos. Pasamos el día trabajando, porque estamos cuidando motos tres, cuatro o cinco horas antes de que empiece el partido y nos quedamos hasta dos horas después de que terminó. Tenemos que estar acá, a la par de las motos”, explica el joven, de 33 años, que prefiere no dar a conocer su apellido.
Según pudo apreciar LG Deportiva, su casa cuenta con un patio grande. Orgulloso, él precisa que en ese lugar pueden acomodarse con comodidad hasta 80 motos. “En otras casas de la cuadra, que también se dedican a esto, sólo entran unas 20, 25 o 30, pero yo tengo más espacio, todo un patio despejado, al aire libre”, destaca.
Debido a ello puede darse el lujo de cobrar un poco más barato que la competencia. “Algunos han aumentado; cobran hasta $ 50. Pero yo sigo manteniendo el precio de $ 30 porque ya tengo mi clientela. La gente viene a guardar su moto en mi casa y yo respeto eso”, señala. Ese monto incluye el cuidado desde que el motociclista deja su vehículo hasta que finaliza el partido y va a buscarlo.
Según considera, este tipo de estacionamientos momentáneos le resolvieron los problemas a los hinchas. “Ellos saben que pueden llegar hasta muy cerca de la cancha, dejar la moto a media cuadra y que esta quedará muy bien cuidada. Conviene mucho más que venir en auto, o en ómnibus”, afirma. Pero a su criterio, por el lado del dueño de casa, ya la conveniencia es relativa. “No se saca para vivir. Es una ayuda, pero tampoco es gran cosa. Más bien termina siendo una especie de ‘changa’”, opina. Agrega que por día de partido él saca unos $ 2.500, dependiente de la importancia del encuentro.
El domingo, cuando Atlético enfrentó a Boca, recaudó bastante bien; pero partidos de esa magnitud no suelen ser la regla, según comenta. “Pero además, yo no estoy solo; no podría cuidar tantas motos solo. Por eso pido ayuda a mis amigos, y en total somos cuatro o cinco los que laburamos. Entonces, de los $ 2.500 a cada uno nos termina quedando $ 500. De todos modos, la pasamos bien”, cuenta.