15 Noviembre 2016
ABRAZOS. La madre de Gustavo (de negro), recibió el apoyo de los vecinos. la gaceta / foto de soledad nucci
Le decían “Lauchita”. Tenía cinco años, y los mismos ojos de su papá. Murió el viernes pasado, cuando el transporte escolar en el que iba al jardín de infantes fue aplastado por un eucalipto, que cayó a su paso. Ayer, al atardecer, unas 300 personas se congregaron en Yerba Buena, frente a la Municipalidad de esa ciudad, tras la tragedia. “Siento un dolor muy grande. Pero no voy a culpar a nadie. No quiero que mi hijo sea pantalla de ningún político. Yo estoy agradecido con el intendente, él no tiene la culpa de lo que ha sucedido. Dios es el único que sabe por qué se lo llevó. Ha sido un angelito y agradezco que lo tuve”, dijo el padre, Gustavo Guerrero.
Esas fueron sus únicas palabras. En esos momentos, el intendente, Mariano Campero, salió del edificio municipal y se mezcló con los manifestantes. Detrás suyo aparecieron algunos de sus funcionarios. “Este intendente no tiene nada que ver con esto. ¡Que LA GACETA diga cuándo le ofrecieron plata a mi cuñado para taparle el dolor! ¡Jamás, jamás!”, añadió una tía del pequeño. (N de la R: En este diario no se publicó ninguna información al respecto). Luego, los congregados rodearon una ermita situada en la explanada, y rezaron un denario. Campero participó de las plegarias, con una vela blanca en la mano, como el resto.
La movilización había sido organizada esa mañana. A través de grupos de WhatsApp, había circulado el siguiente mensaje: “se realizará una marcha pacífica en protesta por lo que sucedió. Es para que la Municipalidad se ponga en acción para prevenir estas desgracias. Debes llevar una vela blanca”. La mayoría de los presentes eran vecinos y familiares.
El accidente en el que falleció Gustavo -se llamaba igual que el padre- ocurrió cerca de las 8.15, en la avenida Solano Vera al 1.000, entre Mendoza y La Rioja. El eucalipto que se desplomó estaba dentro de una vivienda; tenía unos 50 metros de altura y -calculan- unos 60 años de antigüedad. Los propietarios de la casa en la que estaba habían hecho cuatro pedidos al gobierno actual, y otros tantos al anterior, para que los ayudaran a podarlo. Ninguna de sus solicitudes fue escuchada.
Esas fueron sus únicas palabras. En esos momentos, el intendente, Mariano Campero, salió del edificio municipal y se mezcló con los manifestantes. Detrás suyo aparecieron algunos de sus funcionarios. “Este intendente no tiene nada que ver con esto. ¡Que LA GACETA diga cuándo le ofrecieron plata a mi cuñado para taparle el dolor! ¡Jamás, jamás!”, añadió una tía del pequeño. (N de la R: En este diario no se publicó ninguna información al respecto). Luego, los congregados rodearon una ermita situada en la explanada, y rezaron un denario. Campero participó de las plegarias, con una vela blanca en la mano, como el resto.
La movilización había sido organizada esa mañana. A través de grupos de WhatsApp, había circulado el siguiente mensaje: “se realizará una marcha pacífica en protesta por lo que sucedió. Es para que la Municipalidad se ponga en acción para prevenir estas desgracias. Debes llevar una vela blanca”. La mayoría de los presentes eran vecinos y familiares.
El accidente en el que falleció Gustavo -se llamaba igual que el padre- ocurrió cerca de las 8.15, en la avenida Solano Vera al 1.000, entre Mendoza y La Rioja. El eucalipto que se desplomó estaba dentro de una vivienda; tenía unos 50 metros de altura y -calculan- unos 60 años de antigüedad. Los propietarios de la casa en la que estaba habían hecho cuatro pedidos al gobierno actual, y otros tantos al anterior, para que los ayudaran a podarlo. Ninguna de sus solicitudes fue escuchada.