Firme intención de control del comercio ganadero y de carnes

Jorge Dillon, presidente del Senasa, destacó el plan de trabajo que despliega el organismo para garantizar la inocuidad del producto.

EL DESARROLLO. Dillon habló del potencial que tiene la ganadería argentina.  EL DESARROLLO. Dillon habló del potencial que tiene la ganadería argentina.
10 Diciembre 2016
BUENOS AIRES.- “Lo que ahora hay en el Gobierno Nacional es una firme intención, todos juntos, en un control concreto del comercio ganadero y de carnes. Estamos trabajando de manera coordinada Senasa, AFIP, Agroindustria -con la reciente Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario-, Ministerio de Trabajo y gobiernos provinciales”. Así lo indicó el presidente del Senasa, Jorge Dillon, en una entrevista publicada en la última edición de la Revista CREA.

“Estamos trabajando con la AFIP, porque entendemos que no abordar el tema del comercio de ganados y carnes va definitivamente contra la competitividad de toda la cadena cárnica; puede hacerse todo de manera excelente en genética, sanidad, alimentación y manejo, pero si no se trabaja en reducir la falta de transparencia, todo lo bueno que se pueda hacer, luego se pincha”, añadió.

“Hoy muchos frigoríficos están complicados. Algunos productores podrán pensar ‘vendo en negro y me hago unos pesos extra’, pero eso no es un buen negocio para el país. Ahora existe mucho interés en resolver estos problemas, que nos lleva la vida como país”.

- En los últimos años se retrocedió muchísimo en ese aspecto.

- Existen proyectos de comenzar a comercializar trozos o cortes refrigerados en lugar de medias reses. A mí me gustaría avanzar en sentar las bases para mejorar la situación de los frigoríficos y asistir con una buena red de cámaras de frío a muchas localidades que hoy piden un matadero propio. No creo que la solución pase por tener un matadero propio; eso no es bueno para la cadena. Actualmente tenemos en el país 502 plantas de faena, de las cuales 150 son auditadas por Senasa, mientras que el resto son provinciales o municipales. Algunos frigoríficos grandes se han caído o suspendieron la faena; están con poca actividad. Y eso sucede a la par del florecimiento de pequeños establecimientos. Algunos pueden pensar que es una solución para los pueblos, pero nosotros creemos que eso tiene patas cortas. Es necesario poner inteligencia en armar una red de frío en serio, que apunte a garantizar la inocuidad del alimento. En definitiva, somos el organismo que debe cuidar al consumidor global de productos argentinos, dando garantía de inocuidad; entonces, hay que contar con establecimientos faenadores que cumplan con las normas higiénico sanitarios vigentes, porque eso brinda seguridad al consumidor. Reivindico el trabajo que hacemos desde el Senasa como policía sanitario, que a veces algunos miran mal. Pero tenemos que cuidar al que hace bien las cosas.

- Parte de eso tiene que ver con la comunicación.

- Hay cuestiones que tienen que ver con las buenas prácticas en frigoríficos, en el procesamiento y en el comercio. Pero también tiene que ver con prácticas en la producción, especialmente en lo que respecta a residuos de antibióticos o de antiparasitarios, cuando no se deja transcurrir el período de carencia necesario para que determinado producto que se aplica desaparezca del producto final.

- ¿Cuál es el camino que el Senasa piensa seguir en el interior?

- En nuestro plan estratégico el principal recurso es el humano. Encontramos (en diciembre de 2015) un organismo que tiene 6.500 empleados, de los cuales 1.900 estaban en planta permanente y los restantes eran contratados, con antigüedades que en muchos casos superaban los 20 años; es gente que tiene puesta la camiseta (del Senasa), pero que sufría la cuestión de no estar en la planta permanente. Eso no es bueno. Dimos la oportunidad de progresar a las personas con muchos concursos, para pasar casi 2.000 contratados a planta permanente y esperemos poder seguir haciendo una recomposición de los recursos humanos. También estamos capacitando al personal que ingresó recientemente; existen nuevas tecnologías, nuevos desafíos en el mundo con cambios en las normas internacionales y eso necesita capacitación; tenemos un plan en ese sentido, aunque en algunas cuestiones debe mejorar. Esa es la base de una gestión de calidad.

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