10 Diciembre 2016
LA RECONSTRUCCIÓN. Los actores y actrices del grupo Nosotros/Los Otros respetaron fielmente la puesta de 1974, dirigidos por Lindor Bressán. Gentileza del Instituto Nacional del Teatro.
DOS FUNCIONES
• Hoy, a las 21, en el Centro Cultural Ricardo Rojas, de la Villa Obrera de Tafí Viejo, con entrada libre y gratuita.
• Mañana, a la misma hora, en El Árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435). Entrada: $ 70.
El cierre de 11 ingenios azucareros en Tucumán en 1966 conmovió al país y tuvo repercusiones sociales, culturales y artísticas. El mundo de las artes visuales, la literatura y el teatro fue permeable al impacto de la desocupación masiva, del éxodo a las grandes ciudades (dentro y fuera de la provincia), de la pobreza en crecimiento y de la reorganización de las familias diezmadas por la medida del Gobierno nacional. Ya nada volvió a ser igual, con un proceso de agitación y movilización política y de represión institucional que tuvo su trágica continuidad en el tiempo.
En ese contexto, desde Córdoba, el mítico grupo Libre Teatro Libre (LTL) comenzó a trabajar una creación colectiva que abordase la crisis de la industria madre de Tucumán. El trabajo de relevamiento fue realizado en los pueblos más golpeados por las puertas cerradas de los ingenios, y derivó en 1974 en la obra “El fin de los caminos”, con el objetivo dramático de buscar un distanciamiento que permita al público reflexionar sobre lo ocurrido y comprometerse en la acción.
Este claro exponente del teatro político del momento fue puesto en escena pocas veces y jamás llegó a Tucumán. Al poco tiempo, los participantes de LTL fueron amenazados por sectores de extrema derecha y el grupo se disolvió, con el exilio en distintos destinos de sus integrantes.
Se debió esperar 42 años para cancelar esta deuda: con un joven elenco dirigido por Lindor Bressán (fue parte del LTL por siete años bajo la conducción de la prestigiosa María Escudero, y del elenco original de “El fin...”), la obra fue invitada al cierre de la 32ª Fiesta Provincial de Teatro, con funciones hoy y mañana en el interior y en la capital tucumana (ver “Dos funciones”).
“Es muy emocionante poder presentar la obra luego de tanto tiempo. En su momento quisimos ir a ofrecer funciones, pero las circunstancias históricas lo impidieron. Es una alegría hacerlo con este nuevo grupo Nosotros/Los Otros, que está integrado por jóvenes artistas”, le dice el director a LA GACETA.
El elenco está integrado por Verónica Aimar, Ezequías Litwin, Ariel Montaña, Santiago Moroni, Florencia Ramonda, Victoria Sparantino y Emiliano Suárez, con música en vivo a cargo de Emiliano Guerrero.
- ¿Qué es lo que cuenta “El fin...”?
- Refleja la realidad de una época puntual, y esperamos que a la gente le interese esta revisión histórica que hicimos. Yo estuve en Tucumán en 1973, cuando concretamos el relevamiento de datos para realizar nuestro trabajo documental. Viajamos por los distintos lugares, por los ingenios que ya llevaban años cerrados, y la gente nos contaba lo que pasó y nos daba documentos sobre los que construimos la obra.
- ¿Con qué se encontraron en Tucumán cuando vinieron?
- Es lo que contamos en “El fin...”, tanto con nuestra visión desde afuera como con los relatos de la gente que participó en la lucha y en la resistencia por la fuente de trabajo.
- ¿Es teatro político puro?
- Sí, absolutamente. Reflejamos las contradicciones y las disputas que había dentro de la sociedad. En la puesta quise mantener la misma estética de cuando la estrenamos: un planteo setentista del teatro combativo y político. No la hemos aggiornado, sino que se respetó la cuestión de época de la creación colectiva.
- Pudieron presentarla pocas veces en 1974...
- Se estrenó el 11 de octubre de 1974 y sólo dimos nueve funciones, ni siquiera pudimos hacerla circular en Córdoba mismo, sólo en el ámbito de la Universidad Nacional. Luego el grupo se disolvió y nos exiliamos en distintas partes del mundo por las amenazas que recibimos; yo estuve en México y España, otros se fueron a Italia, a Ecuador, a Suiza... Sólo dos volvimos a vivir a Córdoba. Ahora estamos haciendo la experiencia que no pudimos entonces, de mostrar esta obra en todos lados con este elenco. Hace poco estuvimos en Jujuy y fue muy interesante la relación con el público porque lo que se estudia en los libros sobre la estética del LTL se puede ver en vivo. Siento mucho respeto y afecto de las nuevas generaciones.
- Pese al tiempo transcurrido, ¿tiene vigencia?
- este preciso momento, más que nunca antes. La obra cobró una vigencia que nos está asustando, porque analiza las estructuras económicas del país. En 1966 se hizo un ensayo político, económico y social liberal en Tucumán, que fue un anticipo de lo que se hizo en toda la Argentina una década después. Y es terrible que la historia vuelva a repetirse como parece que va a ocurrir con los últimos cambios de Gobierno. Han vuelto a aplicarse políticas que creíamos superadas aunque sea en parte. Vemos que las cosas que decimos en la obra vuelven a estar presentes, pese al tiempo que pasó. El mensaje es el mismo: la lucha de los sectores más vulnerados y postergados de la sociedad, que deben organizarse para resistir.
• Hoy, a las 21, en el Centro Cultural Ricardo Rojas, de la Villa Obrera de Tafí Viejo, con entrada libre y gratuita.
• Mañana, a la misma hora, en El Árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435). Entrada: $ 70.
El cierre de 11 ingenios azucareros en Tucumán en 1966 conmovió al país y tuvo repercusiones sociales, culturales y artísticas. El mundo de las artes visuales, la literatura y el teatro fue permeable al impacto de la desocupación masiva, del éxodo a las grandes ciudades (dentro y fuera de la provincia), de la pobreza en crecimiento y de la reorganización de las familias diezmadas por la medida del Gobierno nacional. Ya nada volvió a ser igual, con un proceso de agitación y movilización política y de represión institucional que tuvo su trágica continuidad en el tiempo.
En ese contexto, desde Córdoba, el mítico grupo Libre Teatro Libre (LTL) comenzó a trabajar una creación colectiva que abordase la crisis de la industria madre de Tucumán. El trabajo de relevamiento fue realizado en los pueblos más golpeados por las puertas cerradas de los ingenios, y derivó en 1974 en la obra “El fin de los caminos”, con el objetivo dramático de buscar un distanciamiento que permita al público reflexionar sobre lo ocurrido y comprometerse en la acción.
Este claro exponente del teatro político del momento fue puesto en escena pocas veces y jamás llegó a Tucumán. Al poco tiempo, los participantes de LTL fueron amenazados por sectores de extrema derecha y el grupo se disolvió, con el exilio en distintos destinos de sus integrantes.
Se debió esperar 42 años para cancelar esta deuda: con un joven elenco dirigido por Lindor Bressán (fue parte del LTL por siete años bajo la conducción de la prestigiosa María Escudero, y del elenco original de “El fin...”), la obra fue invitada al cierre de la 32ª Fiesta Provincial de Teatro, con funciones hoy y mañana en el interior y en la capital tucumana (ver “Dos funciones”).
“Es muy emocionante poder presentar la obra luego de tanto tiempo. En su momento quisimos ir a ofrecer funciones, pero las circunstancias históricas lo impidieron. Es una alegría hacerlo con este nuevo grupo Nosotros/Los Otros, que está integrado por jóvenes artistas”, le dice el director a LA GACETA.
El elenco está integrado por Verónica Aimar, Ezequías Litwin, Ariel Montaña, Santiago Moroni, Florencia Ramonda, Victoria Sparantino y Emiliano Suárez, con música en vivo a cargo de Emiliano Guerrero.
- ¿Qué es lo que cuenta “El fin...”?
- Refleja la realidad de una época puntual, y esperamos que a la gente le interese esta revisión histórica que hicimos. Yo estuve en Tucumán en 1973, cuando concretamos el relevamiento de datos para realizar nuestro trabajo documental. Viajamos por los distintos lugares, por los ingenios que ya llevaban años cerrados, y la gente nos contaba lo que pasó y nos daba documentos sobre los que construimos la obra.
- ¿Con qué se encontraron en Tucumán cuando vinieron?
- Es lo que contamos en “El fin...”, tanto con nuestra visión desde afuera como con los relatos de la gente que participó en la lucha y en la resistencia por la fuente de trabajo.
- ¿Es teatro político puro?
- Sí, absolutamente. Reflejamos las contradicciones y las disputas que había dentro de la sociedad. En la puesta quise mantener la misma estética de cuando la estrenamos: un planteo setentista del teatro combativo y político. No la hemos aggiornado, sino que se respetó la cuestión de época de la creación colectiva.
- Pudieron presentarla pocas veces en 1974...
- Se estrenó el 11 de octubre de 1974 y sólo dimos nueve funciones, ni siquiera pudimos hacerla circular en Córdoba mismo, sólo en el ámbito de la Universidad Nacional. Luego el grupo se disolvió y nos exiliamos en distintas partes del mundo por las amenazas que recibimos; yo estuve en México y España, otros se fueron a Italia, a Ecuador, a Suiza... Sólo dos volvimos a vivir a Córdoba. Ahora estamos haciendo la experiencia que no pudimos entonces, de mostrar esta obra en todos lados con este elenco. Hace poco estuvimos en Jujuy y fue muy interesante la relación con el público porque lo que se estudia en los libros sobre la estética del LTL se puede ver en vivo. Siento mucho respeto y afecto de las nuevas generaciones.
- Pese al tiempo transcurrido, ¿tiene vigencia?
- este preciso momento, más que nunca antes. La obra cobró una vigencia que nos está asustando, porque analiza las estructuras económicas del país. En 1966 se hizo un ensayo político, económico y social liberal en Tucumán, que fue un anticipo de lo que se hizo en toda la Argentina una década después. Y es terrible que la historia vuelva a repetirse como parece que va a ocurrir con los últimos cambios de Gobierno. Han vuelto a aplicarse políticas que creíamos superadas aunque sea en parte. Vemos que las cosas que decimos en la obra vuelven a estar presentes, pese al tiempo que pasó. El mensaje es el mismo: la lucha de los sectores más vulnerados y postergados de la sociedad, que deben organizarse para resistir.