Rumi Punco, un paseo para descubrir túneles y cascadas

Los pobladores del sur lo visitan desde siempre, pero la mayoría de los tucumanos no conoce ese enorme atractivo natural con aguas cristalinas.

18 Febrero 2017

El aroma de las hierbas envuelve los sentidos. El sonido del río se oye cercano como una ducha de agua helada. Lo mejor es hacer una pausa en la caminata para sentarse bajo los árboles y ver que el viento mueve las hojas, y se cuelan los rayos de sol, mientras el canto de los pájaros se repite por el eco de las laderas.

Parece un sitio oculto, pero está al alcance de la mano. Los lugareños lo conocen desde que tienen uso de razón. Los pobladores de Rumi Punco (significa “Puerta de Piedra”) lo visitan todos los días. Para estos calurosos días de verano hacen el recorrido a pie o a caballo; desde la ruta 38 hasta la caída de agua hay tan solo unos 40 minutos.

Para los visitantes, la primera sorpresa del recorrido se da en una vieja represa, que forma un espejo de agua, y que regala uno de los mejores paisajes que tiene el sur tucumano; justo en el límite con Catamarca.

Francisco Vidal Brizuela tiene 64 años. Nacido y criado en Rumi Punco. Conoce el trayecto desde la represa hasta la cascada, pasando por los viejos puentes del ferrocarril, porque desde niño hizo el mismo trayecto todos los días para bañarse en esas aguas cristalinas que bajan de las montañas. “La maestra nos traía a pasar el día aquí cuando estábamos en primer grado -recuerda Paco, como lo conocen todos en el pueblo-; después empezamos a venir en grupos de amigos y a veces también vengo solo”, agrega.

En el trayecto por el sendero bien marcado y enripiado es posible cruzar los grupos de jóvenes que, en tiempos de vacaciones, organizan una “escapada al cerro”. Es recomendable llevar una mochila liviana, cargada con frutas y alimentos para pasar el día. El verde de la selva atropella la vista a lo largo del trayecto, bajo un cielo azul. La carga de frutas y agua mineral debe ser ligera para avanzar sin mayores inconvenientes.

En los años ‘40, los pobladores de esa pintoresca población del sur tucumano fueron testigos del avance que registró un ambicioso proyecto ferroviario. La iniciativa contemplaba unir Tucumán y Catamarca por vía férrea. Sin embargo, el proyecto quedó a mitad de camino, cuando la construcción fue abandonada en 1952.

Todo pasó al olvido, pero si el plan se hubiera concluido, habría provocado un impulso arrollador al crecimiento de ese paradisíaco lugar, donde el verde llega hasta el poniente.

La segunda etapa del proyecto de integración incluía la unión, por vía férrea, de Catamarca a las zonas noroeste y cuyana con Chile. Con ese objetivo aprovecharían el conocido Paso de San Francisco. Pero todo quedó trunco por la oposición de los mezquinos intereses económicos del puerto de Buenos Aires, según lo repiten los propios pobladores.

La cascada de agua helada es un atractivo para familias que llegan después del mediodía con la idea de un chapuzón. Dos familias (Ibáñez y Frías) se unen en un día de fresco en el cerro. Los primos comparten el tiempo al pie de la cascada. Algunos llegaron caminando; otros en moto y unos cuantos a caballo. “Siempre venimos. Es uno de los lugares más lindos que tenemos -dice orgullosa María Laura Ibáñez-. Es hermoso y mucha gente viene de Catamarca y de San Miguel, porque quieren conocer y porque alguien les contó que es un lindo lugar”, agrega la joven, mientras sus primos se bañan bajo el sol y rodeados de montañas.

Los túneles con rieles 

Una enorme mole de hierro y cemento perfora la montaña para el paso del tren 

Los túneles están incrustrados en el corazón de la montaña. En la entrada tienen marcada la fecha de conclusión (1952). Tiene una forma curva, por eso en la mitad del trayecto, todo es oscuridad hasta que luego empieza a verse luz al final del túnel.

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Exuberante vegetación  
Un espejo de agua se forma en la vieja represa camino a los túneles

Alrededor de la quebrada se puede oír bandadas de loros; la vegetación es mucho más seca, pero todavía conserva cierta exuberancia. En el trayecto a los túneles hay una vieja represa que forma un espejo de agua donde se refleja la belleza del paisaje.

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Con juegos y caminerías 
Un paseo pueblerino pequeño, pero coqueto, se concentra cerca de la iglesia 

La plaza del pueblo luce nueva. El paseo es pequeño, pero coqueto, en base a la nueva parquización que se realizó en el lugar. “Los árboles eran muy viejos; por eso decidimos renovarlos”, explicó Gabriel Ibáñez, el secretario habilitado de la comuna.

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