Las Hermanas Esclavas son herederas de la obra del cura

PROCESIÓN. El padre Abel y las hermanas Esclavas, en La Trinidad.  PROCESIÓN. El padre Abel y las hermanas Esclavas, en La Trinidad.
16 Marzo 2017
Los unía el amor a Dios, a los pobres, la preocupación por la educación y la espiritualidad ignaciana. El padre José Gabriel del Rosario Brochero (1823-1896) y la fundadora de las Hermanas Esclavas, la madre Catalina de María Rodríguez (1840-1914), hoy en proceso de beatificación, trabajaron juntos.

Aunque habían tenido una formación distinta dentro de la Iglesia, la providencia los unió. Se conocieron en una casa de retiros espirituales adonde iba el cura a hacer los suyos en Córdoba. Catalina, siendo laica, servía y ayudaba a la realización de los retiros que duraban varios días. Además ambos eran cercanos a los padres jesuitas.

Catalina queda viuda a los 41 años y después de mucho esfuerzo funda la primera congregación de vida activa de Argentina, en 1872: las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. El cura entonces llevaba a los serranos a la capital cordobesa para hacer los retiros ignacianos. Debían cruzar las sierras a lomo de mula durante varios días. Así vio que era necesario construir una casa de ejercicios en su propio pueblo y un colegio de niñas. Le pide a la madre Catalina que se haga cargo de atender con sus hermanas esas obras. Catalina manda a 16 religiosas, las primeras vocaciones, a fundar esa primera casa. Cuando muere Brochero deja en su testamento a las Hermanas Esclavas la herencia de toda la obra por él iniciada. Ellas siguen a cargo de ese legado.

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