El departamento médico de Atlético tiene trabajo extra por la Copa pero lo hace a gusto

TODOS JUNTOS EN URUGUAY. Usandivares, Muñoz y Cortez posan abrazados en el lobby del hotel Hilton, de Montevideo, en la previa del partido jugado anoche ante Peñarol. la gaceta / foto de juan manuel montero (enviado especial) TODOS JUNTOS EN URUGUAY. Usandivares, Muñoz y Cortez posan abrazados en el lobby del hotel Hilton, de Montevideo, en la previa del partido jugado anoche ante Peñarol. la gaceta / foto de juan manuel montero (enviado especial)

Juan Manuel Montero - Enviado especial de LG Deportiva

Tiene en sus manos la salud del plantel y los hinchas le ruegan, casi como a una deidad, para que los jugadores se recuperen rápido de sus lesiones. Pero además de médico debe hacer las veces de utilero, confesor, psicólogo, nutricionista.... Agustín Muñoz, con 30 años, acompaña al equipo de Atlético en su incursión por Montevideo. Junto a Elías Forté y a Juan Rodríguez Rey conforman el cuerpo médico “Decano”. Y la tiene clara: “para nosotros el resultado del partido es importante, pero lo que más queremos es entregarle un parte médico al técnico que diga ‘no hay lesionados’”.

En forma alternada trabaja desde hace cuatro años en Atlético, aunque viene del palo de la “ovalada”. “Toda mi vida jugué al rugby en el Jockey y no soy un fanático del fútbol. Pero es obvio que ahora lo que más quiero es que Atlético gane todo lo que juega. Y soy un agradecido por trabajar aquí”, explica.

Muñoz sabe de la importancia de su trabajo: “uno llega una hora antes de la práctica, con el kinesiólogo, y el masajista, y comienza a trabajar con los jugadores que tienen dolencias o están lesionados. Definimos los tratamientos a seguir con cada uno, y le damos el informe al cuerpo técnico para que sepan qué jugadores pueden trabajar normalmente y cuáles no”, indica. Lo más difícil -dice- es trabajar con jugadores que llevan mucho tiempo lesionados, como el caso de Emanuel Molina, que estuvo más de un año fuera de las canchas. “Hay que tratar de manejar la ansiedad del jugador; llevarlo paso a paso. Tratar de mantener un equilibrio entre la biología de la lesión, la voluntad del jugador para recuperarse y la paciencia de todas las partes para tratar de mejorar”, cuenta Muñoz.

¿Y cómo son los jugadores a la hora de cuidarse? “Muy responsables. Son profesionales. Hay asesoramiento nutricional, de suplementación, de descanso, espiritual. El médico del equipo es muy allegado a los jugadores y tratamos de responder a cada duda que se presente. Somos de todo, lo ideal es tener una relación muy personal con cada uno de ellos”, responde. “No es un trabajo común. No son los pacientes de un consultorio, o de una guardia. Además, te consultan por cuestiones de sus hijos, sus esposas. La relación es muy cercana”, agrega.

El lindo desafío de encarar dos torneos, como está haciendo Atlético ahora, le plantea un problema al cuerpo médico: las posibilidades de lesiones se acrecientan. “Hay que estar atentos a la prevención de lesiones. Más allá del diagnóstico y del tratamiento, nosotros tenemos que ayudar a que los jugadores estén disponibles para que el técnico pueda armar el equipo. Habiendo dos competencias y no tantos jugadores tenemos que estar atentos a todos. Ojalá no tengamos más trabajo del normal”, aclara Muñoz.

Hora de partir al entrenamiento, cuando falta poco para el partido. Los jugadores pasan junto al médico y lo abrazan. Saben que su salud está en sus manos.

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Utileros: los primeros en llegar y los últimos en irse, siempre

Conocen todo del club y saben de cada una de las necesidades. No salen en las tapas de los diarios gritando goles ni evitándolos, pero sin dudas que sin ellos todo sería más difícil. Y Atlético tiene una dupla de lujo: Néstor Usandivares y Dante Cortez. Ellos son los utileros del plantel de Atlético. El primero lleva más de 35 años en el club, el segundo, más de 10. Pero son como el ángel de la guarda para el plantel.

“Hacemos lo que nos gusta, y sabemos cómo hacerlo”, explica “Usa”, como todos lo conocen. Daniel Mancinelli es la tercera pata de este equipo aunque no haya viajado esta vez.

Llevar la ropa, las pelotas, los elementos de entrenamiento, cargar con baúles, no olvidarse el agua, ni la fría ni la caliente, advertir que nada falte... Pareciera que faltarían manos para hacer lo que los hacen. Pero ninguno se queja. “Es el trabajo”... Y además, son una tumba. A lo largo de sus años en el club vieron pasar a centenares de jugadores, dirigentes y cuerpos técnicos. Pero lo que ellos sepan se lo guardan. “Si confían en nosotros es porque saben que somos leales”, dice Cortez.

A las corridas todo el tiempo, a veces ni tiempo tienen de disfrutar las salidas. Pero para cada uno de los jugadores su presencia es fundamental. Aunque no hagan goles.

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