El fútbol, una pasión de Zampedri convertida en trabajo

"No es lo mismo jugar con los amigos que hacerlo por dinero", afirma.

INFALTABLE. La pelota no podía faltar en la casa de Zampedri. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO INFALTABLE. La pelota no podía faltar en la casa de Zampedri. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
19 Marzo 2017
No es una revelación, apenas una confesión de Fernando Zampedri. “El fútbol me gustó siempre, pero una vez que llegás a convertirte en profesional pasa a ser más un trabajo y no una diversión. No es lo mismo jugar en Chajarí con los amigos ‘por la Coca’ que hacerlo por la gente, por prestigio, por dinero... Además, el fútbol se volvió muy mecánico. No es como antes que jugaba el que lo hacía bien y punto. No. Antes vos sabías que el que pasaba a tres era el 10 y manejaba al equipo. Ahora todo es táctica pura. Cada uno tiene una función. Hay mucha consigna, mucho esquema. Antes te decían ‘el siete’ y vos sabías que estaba en la punta derecha. Lo mismo con ‘el 11’, pero por izquierda. Ahora eso ya no existe más”.

Esa cuestión de esquemas es la que domina el fútbol. A Zampedri no le agrada, pero ello no significa que no sepa sacarle el jugo a la cuestión. Quizás el mejor modelo para aprovecharlo es el 4-1-4-1 que rindió sus frutos a Pablo Lavallén desde que llegó a Atlético, tanto el año pasado, sobre el cierre del fútbol de Primera, como este 2017 en Copa Libertadores. “Sí, me gusta mucho. Es de los esquemas con los que mejor llevo”, acepta Zampedri, uno de los pocos centrodelanteros veteranos que quedan en el país, bromea.

“Pasa que los chicos se van muy jóvenes al exterior. Vienen, no sé si con más base de inferiores, pero los que empiezan a jugar en Primera, automáticamente, los equipos grandes de otros países se los llevan. Entonces, los más grandecitos nos vamos quedando acá, ja”, se ríe “Tanque”, quien confiesa sentirse demasiado cómodo en Atlético como para pensar en emigrar hacia otras latitudes. “A cada lado que voy, me adapto enseguida. En Tucumán nos sentimos bien, conseguimos un jardín para la nena. Tiene una ‘seño’ que es excelente. Hay gente que nos ayuda mucho. Estamos cómodos”.

Por todo eso, la oferta del fútbol chino no le movió el piso. “Soy muy paciente con esas cosas. No me vuelvo loco. Nunca tuve oportunidades de irme afuera, así que nunca me puse a pensar en eso, ja”, se ríe Zampedri, a sabiendas de que goles son amores y que los suyos en el “Decano” lo convirtieron en una pieza de interés. “Si vino esa oportunidad, trabajando como lo vengo haciendo hasta ahora, quizás venga otra”, cierra el tema Zampedri, en modo albiceleste. Hoy sus colores son los de Atlético. Solo piensa en ellos.

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