Cierran un ciclo de 18 años en la Casa Histórica

Tras una serie de cuestionamientos y varias polémicas, Patricia Fernández Murga presentó su dimisión al cargo de directora interina Gabriela Gorriti asumirá la dirección hasta que Cultura de la Nación nombre al titular. Aspira a reponer el espectáculo de Luz y Sonido

MAYOR CONTROL. La Nación había tomado el año pasado mayor intervención sobre el manejo de la Casa Histórica. la gaceta / Foto de José Nuno (archivo) MAYOR CONTROL. La Nación había tomado el año pasado mayor intervención sobre el manejo de la Casa Histórica. la gaceta / Foto de José Nuno (archivo)
15 Abril 2017
El Museo Casa Histórica de la Independencia siempre está cambiando. La última manifestación de ese fenómeno es la partida de Patricia Fernández Murga, quien presenció y protagonizó los vaivenes de la institución en las últimas dos décadas. La directora interina presentó la renuncia después de que su conducción recibiera una serie de cuestionamientos en coincidencia con la llegada del Gobierno de Cambiemos. Gabriela Gorriti, quien se desempeñaba como jefa del Área de Documentación y Registro, asumirá la dirección hasta que el Ministerio de Cultura de la Nación designe al titular por concurso público de antecedentes y de oposición (se informa por separado).

El interinato de Fernández Murga fue lo más parecido a un cargo permanente: su rol de directora provisoria duró 18 años. La ex funcionaria prefirió no hacer comentarios sobre su dimisión. Consultada al respecto por LA GACETA, explicó que se trataba de una decisión que venía meditando desde hacía tiempo y sugirió hablar con las autoridades nacionales. En Cultura informaron que Fernández Murga había pedido el pase a una repartición pública de la provincia.

“Llevo dos días en la función y aún no recibí instrucciones de mi superior en Buenos Aires (Federico Fischbarg, director nacional de Museos). Pero mi intención es continuar la gestión de excelencia de la ex directora”, manifestó Gorriti por teléfono.

Entre sus desafíos consta la reposición del célebre espectáculo de luz y sonido, que fue suspendido hace un año por las obras de refacción practicadas a propósito de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia. Se trata de un producto de alto valor para el sector turístico que urge recuperar y que aún no tiene fecha cierta de regreso pese a las gestiones de Sebastián Giobellina, presidente del Ente de Turismo provincial.

Gorriti manifestó que Fischbarg tenía previsto viajar a Tucumán durante este mes y que seguramente iban a abordar ese tema pendiente.

Afloran las dudas

El Bicentenario acarreó una actividad inédita para la casa donde sesionó el Congreso de las Provincias Unidas en 1816. Pero 2016 no terminó bien: el Ministerio de Cultura que encabeza el ministro Pablo Avelluto quitó el manejo de fondos a la Asociación de Amigos de la Casa Histórica y nombró a un veedor (el abogado Arturo Lazarte). Además, eliminó el arancel de la entrada y del alquiler del tercer patio, y tomó el control sobre el acceso al museo y el uso del espacio decorado con los bajorrelieves de Lola Mora. Ello obedeció a las quejas sobre la prolongación hasta la madrugada de algunas reuniones; sobre los ruidos molestos y sobre el potencial empleo inapropiado de las instalaciones.

Si bien no trascendieron reproches formales, en diciembre se supo de la existencia de dudas respecto de la actuación de la Asociación que preside Eduardo De Zavalía y de la Dirección interina. Las inquietudes se centraron en la determinación de la recaudación (aproximadamente $ 3 millones en 2015), aunque también llamó la atención el hecho de que cuatro parientes de Fernández Murga eran empleados de la Asociación: Constanza y Marta Fernández Murga, y dos hijos de la segunda, Gonzalo y Rocío García. Estos y otros tres miembros del staff fueron despedidos el año pasado, tras la pérdida de la fuente de ingresos.

Frente a aquel panorama delicado, De Zavalía optó por un tono cauto y dijo que lo esencial es que haya fondos para el mantenimiento del edificio.

“No tengo claro cuál es la solución, pero sí me importa que los arreglos se hagan ya sea con dinero que ponga el Estado o que den los visitantes”, expresó en diciembre. Es que la supresión de la boletería no había venido acompañada de mayores partidas de la Nación.

La cruz

A la veeduría y el reforzamiento de los controles le siguió la polémica que desató la decisión de sacar el crucifijo de la Sala de la Jura, único recinto original de la vivienda de los Laguna Bazán.

El 23 de agosto de 2016, Cristo “bajó” del muro al que había llegado en 1973 y una proyección del escudo nacional ocupó su lugar por orden de Fernández Murga. La entonces directora provisional dijo que esa decisión se ajustaba a la evidencia histórica. María Lilia Rodríguez del Busto, María Inés Torino y Florencia Nucci impugnaron el cambio en la cartera de Avelluto: según el criterio de estas tres ciudadanas practicantes de la fe católica, la verdad y la historia demandaban la restitución inmediata del crucifijo, cosa que ocurrió el 17 de enero, después de la divulgación de la controversia.

“Volvimos a colocar este símbolo religioso para calmar los espíritus de los devotos cristianos”, comentó en su momento la ahora ex directora Fernández Murga, quien aseguró que la contramarcha no finiquitaba el debate ni la investigación. Y reiteró que había intentado evitar un caso de “falso histórico” y que por ello había sido atacada en forma injusta: “esa cruz era de Bernabé Aráoz y la donaron sus bisnietas. La verdad es que no sabemos cuál es el original ni dónde estaba. Yo sólo había querido abrir la reflexión”.

Pero el desgaste ya era grande. La propia directora interina dijo que acumulaba varios años de gran carga política. Entre 2015 y 2016 el guión museográfico de la Casa Histórica fue modificado dos veces: hubo una reformulación de la administración kirchnerista y otra de la alianza Cambiemos. Las transformaciones generaron tensiones. Fernández Murga lucía cansada y últimamente no escondía su intención de dar un paso al costado.

Entre 1999 y el presente hubo dos intentos frustrados de seleccionar al director del Museo Casa Histórica de la Independencia por concurso.

El Ministerio de Cultura de la Nación se propone romper “el maleficio” que permitió a Patricia Fernández Murga permanecer 18 años como directora interina (se informa por separado). Este miércoles, Federico Fischbarg, director nacional de Museos, confirmó que el proceso será convocado el mes próximo por medio de una vocera del Ministerio.

El cargo de la Casa Histórica será concursado con los del Museo Mitre; Museo y Biblioteca de la Casa del Acuerdo de San Nicolás; Instituto Carlos Vega de Musicología; Museo Histórico Nacional; Museo Histórico Sarmiento; las Estancias Jesuíticas de Jesús María y Alta Gracia; el Palacio San José y el Museo Histórico del Norte. Mientras tanto, la Dirección de la institución tucumana estará en manos de la licenciada Gabriela Gorriti.

“Si hacemos las cosas bien, en unos meses más tendremos a todos los directores de museos designados por concurso”, dijo el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, durante la presentación de los primeros 10 funcionarios seleccionados por este método fundado en parámetros objetivos. En esa oportunidad, Marcelo Panozzo, secretario de Patrimonio Cultural, anticipó que todos los museos nacionales iban a tener entrada gratuita, salvo algunas muestras o espectáculos especiales (el ingreso a la Casa Histórica es libre desde el año pasado).

El asesor Américo Castilla añadió que a partir de este año los museos nacionales podrán disponer de los fondos que generan, contratar concesiones y vender las cosas que producen.

Según consta en el diario La Nación, Castilla explicó que la imposibilidad de hacerlo (hasta ahora) había dado lugar a que las asociaciones de amigos suplieran esta incapacidad y que la situación había dejado un saldo agridulce. “En algunos lugares creó un hábito que llegó a unos extremos realmente delictivos”, afirmó en referencia a casos en los que había faltado transparencia y rendición de cuentas.

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