24 Abril 2017
ABANDONO. “Es muy feo no tener ganas de ir a tu facultad”, reconoció uno de los estudiantes de Pintura. Talleres abarrotados, agua en los pisos y mobiliarios destruidos son parte del combo para estudiar en Aguilares.
Resumideros de los que aflora el agua en medio de un salón que funciona como taller de pintura; bachas de lavar con conexiones improvisadas y cables de la electricidad que se descuelgan de las paredes. Las imágenes son del departamento de Artes Plásticas de Aguilares y se viralizaron durante los días de lluvia de principios de abril a través de un video.
Se trata de un anexo de la facultad de Artes de la UNT que funciona desde 1983. Asisten unos 200 alumnos que cursan la licenciatura en Artes Plásticas, que en tercer año se divide en tres especialidades: Pintura, Escultura y Grabado.
Según los estudiantes y algunos docentes consultados la situación no es nueva para nadie, pero con los años ha ido empeorando. El viernes los estudiantes tendrán una asamblea para charlar sobre el tema y debatir la manera de que el reclamo se haga visible para el resto de la comunidad. Será a las 17 en el taller de Pintura.
“No es solo el problema del edificio, tampoco hay buena ventilación y en el caso de Escultura y Grabado se trabaja con químicos tóxicos, por eso los chicos tienen que salir al patio de atrás”, contó Luca Vivanco, estudiante de cuarto año.
Consultada por LA GACETA, la decana de Artes, Raquel Pastor, dijo que no conocía las imágenes del video y que tampoco llegó una queja formal a su decanato. También señaló que hacen algunas semanas se colocaron los tanques para proveer de agua a los baños del primer piso. Le atribuyó a esa obra alguno de los inconvenientes mencionados.
El edificio - explicó la decana- fue cedido por la municipalidad de Aguilares hace más de 30 años, oportunidad en la que se firmó un convenio por el que los arreglos dependían de esa intendencia. Reconoció que el convenio debe revisarse para ajustar algunas cosas.
Incómodos
“Es muy feo no tener ganas de llegar a tu facultad. Lo más grave es que cada vez entran más chicos y las condiciones son peores”, reconoce Andrés Rodríguez, estudiante de tercer año. Reconoció que hay alumnos que decidieron dejar de estudiar por las incomodidades.
El departamento funciona a tres cuadras de la plaza principal de Aguilares. Es un galpón que fue dividido con paneles de durloc para que funcionen distintos talleres. “También hay unas aulas para las clases teóricas, pero no tienen el tamaño suficiente para que entren todos los estudiantes. Literalmente, si llegás un poco tarde no podés entrar”, agregó Vivanco.
Las fotografías que muestran esta realidad están en las páginas de Facebook de la Comisión de Estudiantes del DAPA (las siglas del Departamento) y se replican en las de sus estudiantes. Algunas son del año pasado, pero ellos explican que las cosas no han cambiado en nada.
Las deficiencias edilicias de los estudiantes de Artes de Aguilares no son privativas de ese lugar. Más bien parece ser el destino común de las dependencias de Artes de la UNT. La escuela de Bellas Artes, por ejemplo, desde hace años espera por su sede propia. Hasta que ese día llegue (hubo varias promesas en el medio) se acomodan en un inmueble del centro que fue noticia varias veces por las falencias edilicias: muros con grietas y baños sin funcionar.
Sin ir más lejos, el edificio donde funciona la sede central de Artes, que fue adquirido por la UNT en 1965, también fue blanco de críticas de docentes y alumnos por la falta de espacio para las carreras que se dictan.
El caso del departamento de Aguilares parece encajar en esa misma lógica. “Hay tres baños para 200 alumnos”, remarcó el estudiante, quien aseguró que no pertenece a ninguna agrupación política dentro de la facultad, sino que se anota entre los autoconvocados.
Según algunos docentes que enseñan en ese anexo el problema data de hace varios años. Incluso, algunos recuerdan la toma de 2012 que hicieron los alumnos para reclamar cuestiones académicas (no había docentes en primer y segundo año), donde también se colaron los reclamos por la condiciones del inmueble. Cuando llueve sale agua o hay goteras, pero cuando el hace mucho calor o mucho frío lasa condiciones se hacen insoportables, señalaron. Al igual que ahora, en 2012, una lluvia también había dejado los pisos como lagunas. La toma duró 35 días y los alumnos pidieron la renuncia de las autoridades que se desempeñaban en esa filial del sur.
La actual vicedecana de Artes, Silvia Agüero, es docente de Historia de las Artes Plásticas III, por lo tanto los consultados infieren que conoce la situación en la que se encuentra el lugar.
Se trata de un anexo de la facultad de Artes de la UNT que funciona desde 1983. Asisten unos 200 alumnos que cursan la licenciatura en Artes Plásticas, que en tercer año se divide en tres especialidades: Pintura, Escultura y Grabado.
Según los estudiantes y algunos docentes consultados la situación no es nueva para nadie, pero con los años ha ido empeorando. El viernes los estudiantes tendrán una asamblea para charlar sobre el tema y debatir la manera de que el reclamo se haga visible para el resto de la comunidad. Será a las 17 en el taller de Pintura.
“No es solo el problema del edificio, tampoco hay buena ventilación y en el caso de Escultura y Grabado se trabaja con químicos tóxicos, por eso los chicos tienen que salir al patio de atrás”, contó Luca Vivanco, estudiante de cuarto año.
Consultada por LA GACETA, la decana de Artes, Raquel Pastor, dijo que no conocía las imágenes del video y que tampoco llegó una queja formal a su decanato. También señaló que hacen algunas semanas se colocaron los tanques para proveer de agua a los baños del primer piso. Le atribuyó a esa obra alguno de los inconvenientes mencionados.
El edificio - explicó la decana- fue cedido por la municipalidad de Aguilares hace más de 30 años, oportunidad en la que se firmó un convenio por el que los arreglos dependían de esa intendencia. Reconoció que el convenio debe revisarse para ajustar algunas cosas.
Incómodos
“Es muy feo no tener ganas de llegar a tu facultad. Lo más grave es que cada vez entran más chicos y las condiciones son peores”, reconoce Andrés Rodríguez, estudiante de tercer año. Reconoció que hay alumnos que decidieron dejar de estudiar por las incomodidades.
El departamento funciona a tres cuadras de la plaza principal de Aguilares. Es un galpón que fue dividido con paneles de durloc para que funcionen distintos talleres. “También hay unas aulas para las clases teóricas, pero no tienen el tamaño suficiente para que entren todos los estudiantes. Literalmente, si llegás un poco tarde no podés entrar”, agregó Vivanco.
Las fotografías que muestran esta realidad están en las páginas de Facebook de la Comisión de Estudiantes del DAPA (las siglas del Departamento) y se replican en las de sus estudiantes. Algunas son del año pasado, pero ellos explican que las cosas no han cambiado en nada.
Las deficiencias edilicias de los estudiantes de Artes de Aguilares no son privativas de ese lugar. Más bien parece ser el destino común de las dependencias de Artes de la UNT. La escuela de Bellas Artes, por ejemplo, desde hace años espera por su sede propia. Hasta que ese día llegue (hubo varias promesas en el medio) se acomodan en un inmueble del centro que fue noticia varias veces por las falencias edilicias: muros con grietas y baños sin funcionar.
Sin ir más lejos, el edificio donde funciona la sede central de Artes, que fue adquirido por la UNT en 1965, también fue blanco de críticas de docentes y alumnos por la falta de espacio para las carreras que se dictan.
El caso del departamento de Aguilares parece encajar en esa misma lógica. “Hay tres baños para 200 alumnos”, remarcó el estudiante, quien aseguró que no pertenece a ninguna agrupación política dentro de la facultad, sino que se anota entre los autoconvocados.
Según algunos docentes que enseñan en ese anexo el problema data de hace varios años. Incluso, algunos recuerdan la toma de 2012 que hicieron los alumnos para reclamar cuestiones académicas (no había docentes en primer y segundo año), donde también se colaron los reclamos por la condiciones del inmueble. Cuando llueve sale agua o hay goteras, pero cuando el hace mucho calor o mucho frío lasa condiciones se hacen insoportables, señalaron. Al igual que ahora, en 2012, una lluvia también había dejado los pisos como lagunas. La toma duró 35 días y los alumnos pidieron la renuncia de las autoridades que se desempeñaban en esa filial del sur.
La actual vicedecana de Artes, Silvia Agüero, es docente de Historia de las Artes Plásticas III, por lo tanto los consultados infieren que conoce la situación en la que se encuentra el lugar.