Por LA GACETA
03 Mayo 2017
Unión, perseverancia, templanza, esperanza, tesón, paciencia, optimismo en los momentos más difíciles, todo ello ha sido determinante para que el reingreso del limón a los Estados Unidos finalmente sea una realidad. La euforia del 23 de diciembre pasado cuando se comunicó que la saliente administración de Barack Obama había dado el visto bueno para que la fruta tucumana regresara al país del norte, duró poco. El 27 de enero, al de asumir Donald Trump la presidencia, sobrevino un baldazo de agua fría, cuando se anunció que la decisión se suspendía hasta el 26 de mayo para ser revisada.
Tras la incertidumbre, luego de la reciente visita del mandatario argentino a su colega estadounidense, se anunció el visto bueno para que el limón argentino retornara al mercado de esa nación. Como se sabe, Tucumán produce el 90% de esta fruta y el 10% restante se reparte entre Jujuy, Salta y Corrientes.
La Argentina es el principal productor y exportador mundial de limones con 1,4 millón de toneladas en 2015, de las cuales se exportaron 185.000 tn por U$S165 millones, dos tercios con destino a España, Holanda y Rusia. Ese año, el 95% de los limones cosechados se destinaron a la exportación por un valor de 600 millones de dólares, con una industrialización del 70%. Sus principales productos correspondieron al jugo, aceite y ralladura disecada y 30% a mercancía sin procesar; el 5% de la producción se destinó al mercado interno (40.000 tn).
La primera llegada del limón a Estados Unidos no fue fácil. Seis años demoró la parición. Tras arduas negociaciones entre ambos países la apertura del mercado se concretó finalmente en 2000. Sin embargo, luego de las exportaciones de 2001, una decisión judicial suspendió el proceso. Los argumentos de los EEUU respondían a la intención de proteger la sanidad vegetal, a partir de la sospecha de que los limones argentinos podían ser transmisores de una bacteria. En 2000, el primer año en que exportaron limones a Estados Unidos, se enviaron 7.400 tn de fruta, mientras que en 2001 la cantidad ascendió a 20.000 tn.
Se ha señalado que la importancia del reingreso al mercado estadounidense no radica tanto en el monto que no es significativo (U$S50 o U$S60 millones), sino en que tener un certificado sanitario de ese país es una buena carta para acceder a otros mercados del mundo. Trascartón y como para reforzar esta buena noticia para Tucumán, el Gobierno provincial anunció que intentará implementar la instalación de una fábrica de pectina, un producto derivado de la cáscara del limón que se elabora en otros países y que se emplea en alimentación para dar consistencia a la mermelada y a la gelatina.
El trabajo mancomunado de los productores, de la Estación Experimental Agrícola, los ministerios de Producción, Agroindustria provincial y nacional, la Cancillería, la embajada argentina en Washington, así como de nuestros gobernantes, cristalizó un deseo largamente anhelado. Ello indica que si se pudo trabajar en equipo tras un objetivo común, significa que lo mismo debería hacerse con otros tantos asuntos fundamentales para la sociedad que contribuirían a su progreso, y que están paralizados, producto de intereses personales o sectoriales. Debería ser también un estímulo para el sector azucarero, que no es precisamente un ejemplo de unión. “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”, reza un proverbio africano.
Tras la incertidumbre, luego de la reciente visita del mandatario argentino a su colega estadounidense, se anunció el visto bueno para que el limón argentino retornara al mercado de esa nación. Como se sabe, Tucumán produce el 90% de esta fruta y el 10% restante se reparte entre Jujuy, Salta y Corrientes.
La Argentina es el principal productor y exportador mundial de limones con 1,4 millón de toneladas en 2015, de las cuales se exportaron 185.000 tn por U$S165 millones, dos tercios con destino a España, Holanda y Rusia. Ese año, el 95% de los limones cosechados se destinaron a la exportación por un valor de 600 millones de dólares, con una industrialización del 70%. Sus principales productos correspondieron al jugo, aceite y ralladura disecada y 30% a mercancía sin procesar; el 5% de la producción se destinó al mercado interno (40.000 tn).
La primera llegada del limón a Estados Unidos no fue fácil. Seis años demoró la parición. Tras arduas negociaciones entre ambos países la apertura del mercado se concretó finalmente en 2000. Sin embargo, luego de las exportaciones de 2001, una decisión judicial suspendió el proceso. Los argumentos de los EEUU respondían a la intención de proteger la sanidad vegetal, a partir de la sospecha de que los limones argentinos podían ser transmisores de una bacteria. En 2000, el primer año en que exportaron limones a Estados Unidos, se enviaron 7.400 tn de fruta, mientras que en 2001 la cantidad ascendió a 20.000 tn.
Se ha señalado que la importancia del reingreso al mercado estadounidense no radica tanto en el monto que no es significativo (U$S50 o U$S60 millones), sino en que tener un certificado sanitario de ese país es una buena carta para acceder a otros mercados del mundo. Trascartón y como para reforzar esta buena noticia para Tucumán, el Gobierno provincial anunció que intentará implementar la instalación de una fábrica de pectina, un producto derivado de la cáscara del limón que se elabora en otros países y que se emplea en alimentación para dar consistencia a la mermelada y a la gelatina.
El trabajo mancomunado de los productores, de la Estación Experimental Agrícola, los ministerios de Producción, Agroindustria provincial y nacional, la Cancillería, la embajada argentina en Washington, así como de nuestros gobernantes, cristalizó un deseo largamente anhelado. Ello indica que si se pudo trabajar en equipo tras un objetivo común, significa que lo mismo debería hacerse con otros tantos asuntos fundamentales para la sociedad que contribuirían a su progreso, y que están paralizados, producto de intereses personales o sectoriales. Debería ser también un estímulo para el sector azucarero, que no es precisamente un ejemplo de unión. “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”, reza un proverbio africano.
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