Al DT de Atlético la situación lo superó y dijo basta

LA ÚLTIMA CHARLA. Lavallén reunió a todo el plantel y colaboradores y les comunicó su decisión de dar un paso al costado. Nadie pudo hacerle cambiar de opinión. La decisión estaba pensada y meditada. la gaceta / foto de antonio ferroni LA ÚLTIMA CHARLA. Lavallén reunió a todo el plantel y colaboradores y les comunicó su decisión de dar un paso al costado. Nadie pudo hacerle cambiar de opinión. La decisión estaba pensada y meditada. la gaceta / foto de antonio ferroni

Lavallén no encontró recursos para seguir y renunció

21 Junio 2017

Si la presentación histórica de Atlético en la Copa Libertadores, por todo lo que significó desde el comienzo hasta el final, fue un escudo antimisiles a la campaña en el Torneo de Primera, cuando el sueño copero se desvaneció en San Pablo, el recuerdo del partido épico ganado en Quito ya no bastó para contener lo que al fin y al cabo fue una represa agrietada.

Pablo Lavallén entendió que su ciclo estaba cumplido en Atlético. Y decidió dar un paso al costado incluso habiendo charlado días atrás con la directiva sobre los jugadores del actual plantel que necesitaba retener y los refuerzos que iba a precisar para encarar la Copa Sudamericana, pero por sobre todo para sacar la nariz del barro en el campeonato local.

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El duro 0-3 sufrido ante Defensa y Justicia el último domingo fue quizás el golpe de nocaut para el ahora ex técnico de Atlético. Ya en la conferencia de prensa improvisada a la salida del estadio del “Halcón”, Lavallén había dado indicios que su cabeza y su puesto tenían precio, aunque lo había remitido a lo que sucediera mañana con Vélez y el lunes con Patronato, en Paraná.

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Entrada la noche del lunes, Lavallén se comunicó con el presidente Mario Leito y le avisó lo que el ahora integrante de la mesa chica del futuro campeonato de la A ni esperaba escuchar: “renuncio”. No fue una decisión apresurada. Fue más bien una consecuencia de los resultados cosechados y de que él no pudo encontrar respuestas tácticas de sus dirigidos. Cuando Fernando Zampedri se lesionó, pese a dos partidos correctos del equipo, Atlético perdió gol. Cuando Favio Álvarez se desgarró (contra River), Atlético se olvidó de jugar al fútbol. Un futbolista no hace la diferencia solo en la cancha, pero en uno como el “Decano”, que jugaba con la reserva de sus energías, parece que sí.

Ese fue otro suplicio para Lavallén: los reemplazos no sumaron y los titulares no pudieron reaccionar.

Fue tan sorpresiva su salida que después de la práctica de ayer juntó al grupo y les comunicó la decisión que tomó por sorpresa a los jugadores. De esa forma, el DT que condujo a Atlético a superar dos fases en la Libertadores y que casi lo clasifica a los octavos de final oficializó su partida.

Cristian Lucchetti le consultó si no había manera de que revea la situación. “No”, fue la respuesta del entrenador. Luego brindó otro detalle: “lo hablé con mi familia y el cuerpo técnico. Está consensuado, es lo mejor para todos”, sostuvo. A la directiva el entrenador le había confesado: “no me siento capacitado para revertir la situación”. Los dirigentes aceptaron la renuncia pese a que estaba todo dado para que siguiera.

Lo cierto es que los números en este semestre le fueron esquivos. La campaña fue muy mala. A su favor se puede indicar que Atlético no se preparó para jugar dos torneos. La Copa Libertadores fue un merecido premio por lo hecho en 2016, pero el club no contaba con un plantel numeroso como para encarar dos certámenes tan importantes a la vez. Atlético consiguió en los 14 partidos jugados este año en el torneo local el 28% de los puntos, un porcentaje que redujo considerablemente el promedio, aunque por ahora el tema del descenso no inquieta. Sólo el escudo antimiseles que fue la actuación en la Copa frenó los cuestionamientos.

Lavallén se fue rápido y dejó el complejo en silencio. Un final que no imaginó cuando se vistió de DT del “Decano” a fines del año pasado. Llegó convencido de su idea pero, según él, no encontró respuestas por parte dqe los jugadores. Y se marchó antes de lo pensado.

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