Luz, sonido y el impacto de las imágenes

El espectáculo volvió al cabo de varios meses de reelaboración técnica y artística. Fue una “avant premiere” reservada para invitados especiales.

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09 Julio 2017

Hay una mezcla de misterio y de curiosidad. Silencio. Ansiedad. ¿Acaso esas paredes nos van a contar algo nuevo, algo que no sepamos ya? Es que en realidad no se trata de convertir la Casa Histórica en una enciclopedia con precisiones del pasado, sino en una máquina para viajar en el tiempo, en un vuelo con las turbulencias del sonido y el impacto de las imágenes. Y el nuevo espectáculo de Luz y Sonido es un ticket de ida y vuelta para ese viaje.

Ayer se reestrenó el espectáculo que durante más de cuatro décadas llenó de emociones al museo, y que había quedado en suspenso desde abril de 2016. Fue una función para invitados especiales, en su mayoría funcionarios nacionales y municipales. Apenas asistió un representante del Gobierno provincial: el titular del Ente de Turismo, Sebastián Giobellina. La casa que unió a los argentinos en 1816 fue escenario ayer de los desencuentros políticos actuales.

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La presentación, breve, estuvo a cargo de Pablo Avelluto, ministro de Cultura de la Nación. “Este espectáculo está a la vanguardia de nuestra época, como lo estaba en aquel momento cuando se estrenó”, sostuvo Avelluto. Es que ahora, los viejos destellos de luces de colores fueron reemplazados por un mapping proyectado sobre los muros de cuatro sectores de la Casa Histórica. “El espectáculo es el mismo. Lo que hemos hecho fue traer al siglo XXI el guión original de Julio Ardiles Gray”, continuó. A continuación pidió a los invitados que se unieran en una cuenta regresiva que comenzó en 10. 10, 9, 8... y a las 19.20 la imagen bañó el muro del primer patio interno.

La narración comienza con la pregunta casi retórica de por qué Tucumán ha sido el sitio elegido para que funcione el Congreso de 1816. El muro se convierte en la fachada de la histórica edificación y es el escenario de un diálogo entre un emisario de los congresales y una mucama de Francisca Bazán de Laguna, la dueña de casa.

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El nuevo espectáculo conserva algunas de las voces originales del primer guión (Lola Membrives y Alfredo Alcón, entre otros) y agrega nuevos narradores, entre ellos el propio Agustín Toscano, joven cineasta tucumano que retocó el guión de Ardiles Gray y dirigió las nuevas voces. Algunas de ellas con tonada porteña, otras más tucumanas que el limón y los cañaverales. Una voz provoca el primer escalofrío: “adelante. Pasen. Pongan los pies donde empezó la historia”, una invitación a avazar hacia el Salón de la Jura, donde una zamba interpretada por Mercedes Sosa vuela como un cóndor por los cerros tucumanos.

En la plaza Independencia y en la Casa Histórica se vive una verdadera fiesta patria

Se mezclan los sentimientos, las ganas de lagrimear de emoción, de aplaudir y de avanzar hacia el segundo patio, donde continúa esta historia contada por las paredes y las voces que vienen del cielo. En el jardín que alberga el aljibe se presenta el contexto histórico de la gesta de la Independencia, y un subibaja de climas y de sensaciones llega desde los árboles con luces que cambian de intensidad.

En el último patio se escucha la declaración de la Independencia y a los congresales de 1816 jurar por la patria y la libertad argentina. El bajorrelieve de Lola Mora cobra vida y se convierte en una película con movimiento durante los 10 minutos que dura la escena. Después del Himno, la función termina con la zamba “La Tristecita”, de Ariel Ramírez. Quizás en las presentaciones generales, que serán a partir de mañana, alguien del público se anime, como se animó Avelluto en este estreno, a cerrar el espectáculo con un “¡Viva la patria!”

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