Un buen ataque fue la mejor defensa de Atlético

El espectador, agradecido: la cantidad de llegadas que se generaron superó todo tipo de expectativas y mantuvo el partido siempre con el peligro de gol latente.

Muy utilizada está en el fútbol escrito la comparación con el boxeo. Es tentador caer en las analogías pero lo que pasó defensivamente entre Oriente Petrolero y Atlético nos ayudará a ser un poco más originales: no fue boxeo, fue una pelea de MMA, el tradicional “vale todo”. Los bolivianos golpearon a los tucumanos con todo tipo de armas cuando atacaban y los tucumanos hicieron lo mismo cuando se acercaban al área local. Las defensas cometieron todos los errores posibles y por eso terminó con cinco goles, con la suerte de que tres favorecieron al “Decano”, que se convirtió así en el primer equipo argentino en ganar en Bolivia por Copa Sudamericana.

El espectador, agradecido: la cantidad de llegadas que se generaron superó todo tipo de expectativas y mantuvo el partido siempre con el peligro de gol latente.

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En el primer cuarto de hora, los que golpearon fueron los bolivianos. Errores varios al minuto y 50 segundos de partido entre Ignacio Canuto y Alejandro Montiel, que Maximiliano Freitas aprovechó para asestar una patada al hígado. Como si hubiera probado el picante más duro de los que tanto abundan en Bolivia. En medio de todos los golpes, Ricardo Zielinski llamaba a su equipo al rincón para sentarlo en su banquillo y cambiarle los esquemas: línea de cuatro que no, línea de tres que sí, Guillermo Acosta de lateral volante, David Valdez como volante central... una serie de cambios que intentaban frenar lo que ya eran hemorragias.

Después de ese vendaval de golpes, Atlético se dio cuenta de que su rival tampoco era una garantía en defensa. Con los cambios tácticos del “Ruso”, se animó a atacar (en realidad debía salir a buscar el gol una vez abajo en el marcador) y tuvo varias chances para empatar en ese primer tiempo: dos de Fernando Zampedri, que acumularía dos tiros en el travesaño en una sola noche. Antes de irse, dejó dos últimos regalos: el gol del triunfo y una picardía previa, cuando fue a apurar la cobertura de un defensor y terminó provocando la expulsión del arquero Pedro Galindo.

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Fue un grito de alivio, porque mucho antes, cuando todavía mandaba el 0-1, Alejandro Melo había desperdiciado una chance inmejorable: estaba solo, frente al arco y con el arquero inclinado hacia el otro palo, pero definió desviado.

En pocos minutos, esa tendencia se revertiría: primero, con el gol 109 de Luis Rodríguez en Alético y el primero en Copa Sudamericana, acumulando así otro torneo con su nombre en los registros de anotaciones: Argentino A, B Nacional, Primera, Copa Argentina, Copa Libertadores y ahora la Sudamericana.

Luego, otra falla defensiva del equipo boliviano que dejó saltar libremente al defensor más alto de Atlético -el segundo jugador más alto del equipo- para que este también se despidiera alegremente (si es que se va): cabezazo y gol de Bianchi. Ventaja que Atlético conservaría hasta los minutos finales: otra vez Freitas hizo sufrir a los centrales y a Cristian Lucchetti. Pero como todo el partido, a un error de Atlético, le seguiría otro de Oriente. Así es como Zampedri anotó el gol de la victoria para la felicidad de todos los “Decanos”. Resta el partido de vuelta pero está claro que el equipo del “Ruso” tiene todas las de ganar, ya con un equipo mas reforzado y más trabajado.

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