La solidaridad desborda los centros de ayuda en México

Los ciudadanos reaccionaron llevando alimentos y ofreciendo abrigo, café y albergue. La primera reacción para coordinar la ayuda fue de los ciudadanos. Abogados, psicólogos, ingenieros, a disposición de las víctimas

PLEGARIAS Y CONSUELO. Fieles escuchan la homilía durante una misa en una calle de la ciudad de México. reuters PLEGARIAS Y CONSUELO. Fieles escuchan la homilía durante una misa en una calle de la ciudad de México. reuters
23 Septiembre 2017

A pesar del dolor y el miedo, miles -si no millones- de mexicanos y residentes en ese país empezaron a secarse las lágrimas y a buscar formas de combatir la pena: acudir en ayuda de extraños y ofrecer su tiempo para colaborar en la recuperación tras el sismo que el martes sacudió con una potencia de 7,1 grados Richter al centro y sur del país.

Mientras cientos de rescatistas trabajan para hallar sobrevivientes, muchos ciudadanos de a pie, con cascos, hacían cadenas humanas para sacar escombros, acercar comida, abrigo u ofrecer un techo. En cada cuadra se instalaron centros de acopio para recibir donaciones y luego organizarse para distribuirla.

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Yessica Camacho, chef y restaurateur, relató a LA GACETA que los ciudadanos se organizaro para canalizar la ayuda, a partir de lo que cada uno sabe hacer. “Los restauranteros, gente que tiene foodtrucks, las escuelas de cocina, estamos preparando comida, café, sándwiches. Nos hemos organizado en grupos de whastapp y otras redes sociales para saber a dónde hace falta y las enviamos allí o a la Cruz Roja, en motos o bicicletas, porque muchas zonas están bloqueadas para los autos”, contó.

La solidaridad desbordó de donaciones la Ciudad de México, y empezaron a enviar camiones a Morelos y Puebla, añadió.

A los estados más alejados, como Oaxaca y Chiapas, salieron camiones cargados de comida. “Muchas donaciones llegan a través de la página comoayudar.mx y se canalizan hacia distintos organismos”, explicó.

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El artista plástico Darío Mijangos destacó que los primeros que salieron a buscar a las víctimas y que iniciaron la cadena de ayuda fueron los ciudadanos.

De hecho, dijo que la desconfianza hacia el Estado es grande en algunos sectores, que denunciaron que la ayuda no está llegando, sino guardándose para usarlas en la campaña electoral.

“Fue la sociedad civil la que se movilizó para ayudar a sus vecinos. Se organizaron de inmediato brigadas para mover escombros, llevar alimentos, palas y picos, hasta para el cuidado y rescate de mascotas”, contó.

Karina Ansolanbehere, argentina nacida en Buenos Aires vive desde hace 17 años en México. “Uno se acostumbra a que aquí hay temblores y tiene claro cómo actuar, pero esta vez fue muy traumático. Mi marido (también argentino) vive en México desde hace 30 años, vivió el sismo del 85, pero para mí es la primera vez. Mis hijos (de 11 y 13 años) aún tienen pesadillas”, relató.

“Seguimos asustados, con tristeza o desorientación, pero con una gran necesidad de salir y hacer algo. Menos de una hora después, ya habían armado centros de acopio de alimentos entre vecinos o en escuelas”, dijo.

Profesionales de distintas áreas ofrecieron colaboracion. El Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad de México, donde trabaja Ansolanbehere, asesorará en cuestiones legales, como la pérdida de documentos, el trámite para el fondo de desastre o qué hacer ante la desaparición de un familiar.

“Las facultades de Arquitectura y de Ingeniería están aportando a la revisión de los edificios, clínicas de psicología y de psiquiatría se pusieron a trabajar sobre el estrés postraumático... Así, desde diferentes ‘trincheras’, ofrecen servicios”, destacó.

Martín Paladino es sociólogo y vive en Ciudad de México con su esposa. Cuando pasaron los primeros momentos de miedo, empezaron a evaluar qué hacer. “Pasamos la tarde del martes caminando, viendo qué se podía hacer”. A diferencia del 85, ahora muchos sabían qué hacer. Funcionó la memoria colectiva y se puso en marcha la organización. Se armaron cuadrillas, aparecieron autos para trasladar ayuda, relató Paladino.

Hubo muchos pequeños pánicos, cada vez que sonaba una alarma o corrían rumores de derrumbes, pero primó la necesidad de encontrarse con otros. Con otros civiles, porque el malestar con el Estado, consideró, es creciente.

“Hay un clima previo de desconfianza hacia la política, que no termina de canalizarse en una acción colectiva. Algo de eso hay en este ‘desborde’ de solidaridad, una competencia, una forma de decirle al Estado que se van a hacer cargo ellos, porque no hay confianza”, explicó.

Habrá que ver hacia dónde evoluciona ese clima político en un país quebrado por la tragedia y conun gobierno cuestionado.

CIUDAD DE MÉXICO, México.- Mientras continúa la búsqueda de víctimas entre los escombros, el número de muertos por el terremoto sigue en aumento y se acerca a las 300, además de que hay unos 60 desaparecidos. Esa cifra puede aumentar conforme avanzan las acciones de búsqueda y remoción de escombros.

El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, informó que el jueves se tenían contabilizados 286 muertos, mientras siguen las labores entre edificios en ruinas.

El terremoto de 7,1, que dañó zonas del centro y el sur del país, dejó 148 fallecidos en Ciudad de México, 73 en Morelos, 45 en Puebla, 13 en el Estado de México, seis en Guerrero y uno en Oaxaca. En la capital mexicana 38 edificios colapsaron y se busca todavía a víctimas. A medida que pasan las horas es más difícil encontrar personas con vida.

Además, hay más de 3.800 edificios que han sufrido algún tipo de daño y varios están en riesgo de derrumbe y tendrán que ser demolidos, dijo el presidente Enrique Peña Nieto. En medio del dolor y el desastre, cientos de brigadistas se encargan de la búsqueda de sobrevivientes. Un cuerpo de rescate de El Salvador, compuesto por 25 personas, arribó a la capital mexicana el miércoles. Así como ellos, brigadas de Israel, España, Japón, Chile, entre otros, han ido llegando como una muestra de solidaridad internacional. (DPA)

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