RÍO DE JANEIRO.- La crisis de credibilidad de la clase política brasileña, inmersa en escándalos de corrupción, generó una reacción conservadora en parte de la sociedad, en la que parece haber reflotado la idea de una intervención militar como forma de salir adelante.
Una encuesta del instituto Datafolha del fin de semana mostró que el 56% de los brasileños cree que la democracia es la mejor forma de Gobierno. Sin embargo, arrojó que en tres años creció un 10% el margen de escépticos en relación al sistema democrático. A la vez, mientras que en 2014 el 15% simpatizaba con la idea de una dictadura, ahora ya alcanza al 21%.
“No es una idea popular, surge como una solución mágica, un Gobierno fuerte que supera una crisis política ante tanta desesperanza”, explicó Carlos Fico, profesor de Historia de Brasil de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que estudió el accionar de la dictadura militar en Brasil y Argentina.
“Las elites de Brasil tienen fuertes trazos esclavistas y siempre recurrieron a la opción militar ante cualquier proyecto de orientación popular”, dice Dulce Pandolfi, profesora de Historia Contemporánea de la Fundación Getulio Vargas.
La crisis política brasileña, que comenzó en junio de 2013 durante el Gobierno de la destituida ex presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), no trajo como resultado en principio la posibilidad de un Gobierno militar.
En cambio, derivó en que se votara en 2014 al Congreso más conservador desde el golpe de Estado de 1964, con un crecimiento de la bancada BBB -Biblia, Buey y Balas- integrada por evangelistas pentecostales, productores agropecuarios y representantes de la industria de armas. (DPA)