Pedro Damián Monzón, histórico defensor de Independiente y de la Selección Argentina, y director técnico de San Martín, de Tucumán, contó detalles de un momento límite de su vida, en el que pensó en el suicidio. Y reveló que quien lo salvó de atentar contra su propia vida fue Diego Armando Maradona, nada menos.
Monzón fue el DT de San Martín entre abril de 2011 y febrero de 2012, cuando tuvo que dejar el cargo luego ce agredir físicamente al entonces gerente del "Santo", Juan Carlos Ardiles, en un hotel de Sunchales, en Santa Fe (fue en la previsa de un partido contra Libertad de Sunchalez, por el Torneo Argentino A). El incidente se produjo porque Ardiles le había solicitado que bajara el volumen de la música que el técnico y sus colaboradores escuchaban en la habitación, ya que a esa hora el plantel y otros pasajeros del hotel se encontraban descansando. Hasta ese momento, San Martín mantenía un invicto de 18 partidos.
“Cuando se pinchó la pelota terminó mi carrera. En esos momentos yo consumía drogas, que es muy malo; yo hoy les digo a todos que es malo. Hoy hablo con 55 años porque Dios me dio la mano cuando estaba en el fondo del mar. Yo conté que tenía problemas y se me cerraron puertas”, contó en el programa Arroban (FW TV), detalla Infobae.
El ex futbolista también se refirió a quienes lo ayudaron a salir de ese lugar. Y destacó a Maradona. “Yo estuve a punto de suicidarme un día; tenía siempre la pistola en la mano para hacerlo y no me animaba. Estaba viviendo en un local, separado y no tenía nada. A veces no tenía para comer. Un día, quizás buscando excusas para hacerlo, pensé 'voy a llamar a Diego y si no viene me suicido'. Lo llamé y le dije que me sentía mal, que quería hablar y él me dijo que no me preocupe”, contó en el programa. Y agregó: “pensé que no iba a venir, pero al rato apareció. Cuando vi su camioneta escondí el revólver por vergüenza, no le dije nada de lo que iba a hacer. Cuando llegó le dije que se siente en una silla, la única que tenía, y él me respondió 'No, si vos estás en el piso yo me siento con vos en el piso'".
Acongojado, Monzón siguió con el relato: “en esa charla le conté que había nacido mi hija en Tucumán y no la conocía, no tenía ni para ir a verla. Bueno, gracias a él fui a ver a mi hija, tuve para comer, todo”.
En la nota también recordó la histórica final de Italia 90 frente a Alemania en la que se convirtió en el primer jugador en ser expulsado en una final de Copa del Mundo. “La jugada fue un error mío; a veces un futbolista comete errores, en ese sector de la cancha no te tenés que tirar al piso, no te van a hacer un gol desde ese lugar. Klinsmann salta justo, no sentí la tibia de él en mi tapón, yo creo que si lo llego a tocar en esa patada todavía estoy preso”, resaltó.