Hace muchos años que el Mercado del Norte luce desaliñado; el estado del edificio refleja la falta de mantenimiento y parece implorar que alguien se acuerde de él para remozarlo, para devolverle la lozanía de los años de esplendor. Desde hace 78 años, cientos de tucumanos ingresan diariamente a él. Cada tanto en tanto, algún proyecto se ocupa del futuro del Mercado, pero no llega a concretarse. Se remozan las peatonales, pero permanece desamparado, como un abuelo que espera que su familia se ocupe de él. Una mano de pintura en su exterior quiso ocultar su abandono en los festejos del Bicentenario.
En la sección Cartas de nuestra edición del sábado, un lector preguntó a las autoridades cuándo se ocuparían del viejo mercado. “Hoy muestra una imagen dolorosa de deterioro. Tucumán inicia una nueva vida de conexión con países vecinos y lamentablemente el mercado aún no está como debería. Esto es, con locales comerciales de excelencia y comedores que sean únicos, con comidas típicas y precios populares. Es hora de que las autoridades municipales y los locatarios les den el impulso necesario para jerarquizar y actualizar el histórico Mercado del Norte. No se puede postergar por más tiempo la reconstrucción de semejante espacio. Quizá esta carta pase como un reclamo más, pero anhelo que algún funcionario o concejal que la lea reflote la intención de mejorar este centro comercial de los tucumanos”, escribió Lucas Cortez.
El Mercado del Norte posee una historia plagada de conflictos; en más de una ocasión se dijo que se lo tiraría abajo para erigir un moderno paseo comercial. Protegido por la ordenanza municipal 1.773/91, se construyó en 1880 sobre los terrenos que ocupaba, desde mediados del siglo XIX, el Mercado del Algarrobo. A comienzos del siglo XX, el edificio no resultaba apto para el movimiento comercial de la zona y el intendente Roque Raúl Aragón decidió tirarlo abajo y construir otro. La sede actual fue levantada por la empresa Salmoiraghi y Omodeo con un presupuesto fue de 1,7 millón de pesos; el proyecto original contemplaba un restaurante importante en la terraza. Fue inaugurado el 9 de diciembre de 1939 por el entonces intendente José Lozano Muñoz. En esos momentos era uno de los mejores mercados de Sudamérica por sus cámaras frigoríficas y otros adelantos tecnológicos y arquitectónicos. Tenía 250 puestos, de los cuales actualmente quedan menos de 100.
En los últimos lustros hubo proyectos para reciclarlo, pero ninguno prosperó, nunca se terminó de llegar a un arreglo con los puesteros, pese a que en 2008 se anunció que las concesiones no se renovarían. Otras ciudades restauraron sus mercados municipales, como hizo, pro ejemplo, Córdoba con el suyo que data de 1927; se respetó la fachada, pero por dentro se ha desplegó una modernidad que impacta a sus visitantes, tiene aire acondicionado, sobresale por su higiene y se refuncionalizó su entorno. Si las autoridades actuales no saben muy bien cómo hacer para concretar uno de los proyectos, podrían consultar con el municipio de La Docta o a otros que reconvirtieron sus mercados, acerca de cómo encararon este cambio. Es inexplicable que en otros lugares, puedan cristalizarse este tipo de iniciativas que redundan en beneficio de toda la comunidad, y en Tucumán pareciera imposible. Mientras tanto el Mercado del Norte sigue siendo ese amigo de los tucumanos que está solo y espera.