El zurdazo que sacó Gonzalo Rodríguez, tras recibir una habilitación exacta de Claudio Bieler, y que se escurrió por debajo del cuerpo de Fernando Pellegrino para indicar el camino de una victoria clave para San Martín, puede marcar un antes y un después en el campeonato.
La victoria sobre Sarmiento llegó en el momento justo y vino de la mano con algunos resultados ajenos que dejaron al “Santo” en una posición expectante de cara al cierre de 2017. La cima parece al alcance de la mano y en La Ciudadela la ilusión y la esperanza de ver un equipo protagonista en la recta final del torneo le torcieron la mano a la desazón y la incertidumbre que sembró la anemia de victorias en casa.
“El panorama es otro, pero no debemos olvidarnos lo que nos costó llegar hasta acá”, avisa “Turbo”, resaltando que no todo lo que brilla es oro. “Hay que volver a ganar en nuestra cancha y hacerlo siempre. Acá no podemos perder puntos. La Ciudadela tiene que ser nuestro fuerte”, remata.
El delantero se sacó un peso de la mochila al convertir su gol en Junín. Gonzalo llevaba 129 días sin anotar (su último gol había sido el 18 de julio, contra Los Andes, por la antepenúltima fecha de la pasada temporada). Mucho, muchísimo; demasiado para un delantero que, como es su caso, estaba acostumbrado a aportar su dosis goleadora en un San Martín que lo tuvo como un puntal para edificar la campaña del regreso a la B Nacional y en su primera temporada en la segunda categoría del fútbol argentino.
“Ojalá se haya roto el maleficio y pueda comenzar a meter goles más seguido”, señala Rodríguez, revelando detalles de una procesión que iba muy por adentro. “Es muy difícil cuando pasan los días y no podés convertir. El tema empieza a dar vuelta en tu cabeza y la ansiedad te mata. Para rendir bien uno tiene que estar tranquilo; pero cuando pasan este tipo de situaciones eso resulta imposible. Por suerte puede cortar la racha negativa”, agrega.
Un puntero inesperado
Villa Dálmine, el inesperado puntero, será el rival el domingo en Bolívar y Pellegrini y el delantero nacido en Aguilares piensa que es el momento ideal para volver a hacerse fuerte de local. “Es el juego ideal para demostrar que tenemos armas para pelear arriba. Necesitamos ganar un partido como este para despegar de una vez por todas. Si terminamos bien el año, estoy seguro que el próximo será mucho mejor”, cierra el “7” bravo, que se ilusiona con nuevos festejos.