Silencio y tensión en la vuelta de los vuelos en parapente en el cerro San Javier

Se reinició la actividad luego de los tres días de duelo por la muerte de Natalia Vargas.

Dos mujeres fueron las primeras en volar luego de la tragedia. LA GACETA/FOTO DE ANA DANERI Dos mujeres fueron las primeras en volar luego de la tragedia. LA GACETA/FOTO DE ANA DANERI
02 Enero 2018

Luego de los tres días de duelo por la muerte de Natalia Vargas, en el Club local de vuelo “Los Caranchos” reinaba el silencio y la tensión de los pilotos que observaban que todo saliera bien. También había un grupo de cuatro amigos sentados disfrutando la vista de la capital provincial.

En ese mismo predio, hace cuatro días, la médica cayó cuando volaba en parapente sobre el cerro San Javier. Despegó desde la misma pista en un biplaza como pasajera. El transporte era dirigido por un instructor, Ariel Salazar. La investigación para determinar por qué cayó está a cargo de la fiscala Mariana Rivadeneira.

Publicidad

Las turistas santiagueñas que llegaron a la provincia para volar hoy en Loma Bola se enteraron de la tragedia cuando ya habían comprado los pasajes de colectivo. “Me podía pasar el accidente cuando venía en el colectivo también. No creo que la actividad sea peligrosa si persiste tantos años y nunca ha pasado nada”, sostuvo la madre que junto a su hija se animaron a lanzarse en parapente desde San Javier.

La médica tucumana de 28 años residía en Alemania y estaba de visita en la provincia. Falleció el viernes por la tarde después de caer desde un parapente.

Publicidad

El manager de "Loma Bola Parapente", Sergio Bujazha, sostuvo que el club intentó comunicarse con Salazar -el instructor que viajó con Natalia- pero no obtuvo respuesta: “todavía no pudo hablar. Está muy shockeado por la situación. No hizo ninguna declaración ante la Fiscalía tampoco”. Y añadió: “está muerto en vida. Es una cosa que no le deseo a nadie”.

Amigos de la médica que murió en Loma Bola creen que hubo negligencia y piden justicia

El pasado viernes se hicieron entre 15 y 20 vuelos. El de Natalia fue el último. “Estuvimos varias horas buscándola. Encontrar a una persona en la selva es muy difícil, puede llevarte días. Tuvimos suerte de hallarla”, expresó Bujazha.

Comentarios