Atlético borró del mapa a Temperley con fútbol, orden y goles

Así, a todos lados. El "Decano" goleó al "Gasolero" en el inicio de la temporada. Video.

ATADA A SUS PIES. Barbona, que cerró la noche con un golazo, el del 3-0 para Atlético, domina el balón ante la llegada de Adrián Arregui, el único amonestado del juego. la gaceta / foto de diego aráoz ATADA A SUS PIES. Barbona, que cerró la noche con un golazo, el del 3-0 para Atlético, domina el balón ante la llegada de Adrián Arregui, el único amonestado del juego. la gaceta / foto de diego aráoz

Esa duda entrelíneas nacida de una pretemporada sin goles ni buen funcionamiento colectivo desapareció apenas tres minutos después de que Atlético le diera la bienvenida a Temperley. El gol de Mauricio Affonso significó muchísimo, tanto para el uruguayo como para el grupo en sí: fue el primero de su foja, el primero de Atlético en el año y el que reveló que cuando la sorpresa es utilizada, nada es imposible.

El 3-0 dará mucho qué hablar, al menos hasta el próximo sábado, cuando sea turno de saldar otra vieja deuda, como lo es ganar de visitante. Contra Banfield tendrá esa chance el “Decano”.

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¿Estuvo bien el resultado de ayer? Perfecto, aunque quizás el dueño de casa hubiera merecido una diferencia mayor. Lo importante en esta cuestión es que el hincha pudo ver lo que todo fanático desea del club de sus amores cuando juega por los porotos: que su equipo sea seguro, intenso y certero. Todo eso y más fue Atlético en su regreso al Monumental después de las vacaciones.

Si lo suyo hubiese sido un examen, que de hecho sí lo fue, la nota es excelente. En la acción del 1-0, Atlético mostró todos sus atributos. Pasó de defenderse a controlar la situación y a sorprender con un pase de “Pulguita” entre los centrales para que Affonso se diera tiempo de correr, acomodar el balón y definir en paz. Impecable.

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Temperley se vio obligado a cambiar su libreto. Pero fue en vano porque chocó constantemente con las líneas de Atlético. Cuando intentó ser profundo y perforar por los costados o el medio, perdió. Y cuando quiso ir por abajo en segunda marcha, los mediocampistas le robaban la sortija. Fue tan notorio el domino de Atlético que el 2-0 de Jonathan Cabral cayó de maduro. Gran cabezazo el suyo después de un preciso córner de David Barbona. En 24’, el partido ya estaba liquidado.

Lo complicado de un 2-0 a favor suele ser no perder la concentración luego de la pausa. Atlético no se nubló: fue sol pleno. Con eso le bastó para hacer del segundo tiempo una película de acción y romance. No hubo un sector de la cancha donde no haya habido un “decano” haciendo una cobertura o colaborando con un compañero.

Atlético tuvo siempre el control remoto del partido. Si quería ponerlo en pausa, lo hacía; si quería meterle ritmo, igual; y si quería hacer un gol de contra, ni hablar. El 3-0 de Barbona fue consumado a partir de un rechazo táctico, purificado con un toque mágico de Favio Álvarez y sentenciado con otra carrera, un amague y un bombazo inatajable para Ayala.

Atlético fue todo lo que un hincha sueña del club de sus amores: fútbol y goles para festejar con todo.

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