Más testimonios de operarios alimentan la hipótesis de que a Paulina la hallaron en una escena preparada

Según obreros de Vialidad Provincial, nunca les explicaron por qué los trasladaron a San Javier antes de terminar las tareas en Raco.

TESTIMONIOS COINCIDENTES. Guillermo Agüero, al igual que sus compañeros de cuadrilla, afirmó que nunca observó a policías buscando a Paulina mientras trabajaban en el camino a Raco. la gaceta / fotos de jorge olmos sgrosso TESTIMONIOS COINCIDENTES. Guillermo Agüero, al igual que sus compañeros de cuadrilla, afirmó que nunca observó a policías buscando a Paulina mientras trabajaban en el camino a Raco. la gaceta / fotos de jorge olmos sgrosso

Con el correr de los días van quedando al descubierto varios puntos importantes en la audiencia por el crimen de Paulina Lebbos. Con la declaración del lunes de los operarios de la Dirección Provincial de Vialidad quedó prefigurada una hipótesis: se preparó el lugar para que se hallara el cuerpo de la víctima en el kilómetro 3 de la ruta 341, que une Tapia con Raco.

En el marco de esta especulación, una fecha es determinante: el 9 de febrero de 2006. Durante esa jornada, los trabajadores de Vialidad terminaron el trabajo de desmalezamiento en la zona de La Yesera y al día siguiente, según declararon, fueron enviados a la zona de La Sala, en San Javier.

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Esa 9 de febrero, de acuerdo con el expediente, un llamado anónimo a la Unidad Regional Norte avisó que al cuerpo de Paulina lo encontrarían en La Yesera, lo que finalmente ocurrió, pero el 11 de marzo.

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Coincidencias

Alberto Nieva (capataz de la cuadrilla), Guillermo Agüero, José Antonio Torres, Ramón Antonio Bazán, Ramón Fernández y Walter José Mirande fueron coincidentes ayer. Nunca observaron a policías buscando a la joven en la zona y desmintieron haber sentido malos olores o haber visto aves de rapiña o animales carroñeros en el lugar donde fue ubicado el cuerpo. “El jueves comimos en La Yesera y no sentimos nada”, explicó Nieva.

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Los dichos de estos testigos derrumbaban lo que sostenían los pesquisas. La teoría oficial decía que el cadáver podría haber sido arrojado el día que desapareció que la joven, el 26 de febrero de 2006.

Otro dato: se labró un acta sobre la llamada, pero no se investigó la información que aportó esa persona anónima. “Era imposible que no la hubieran visto si estuvieron cortando los pastizales a 50 centímetros del lugar donde encontraron el cuerpo”, declaró Emilio Mrad.

Contradicciones

Los trabajadores explicaron además que nunca les dieron las razones por las que se les pidió que trabajaran a partir del viernes 10 de marzo en San Javier, si en esa localidad había otro destacamento. “Nunca terminamos de hacer el trabajo en Tapia porque nos llevaron al otro lugar. Eso no era normal”, dijo Bazán. Este tema en particular nunca podrá ser esclarecido, ya que el supervisor de la zona, de apellido Sánchez, falleció años atrás.

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Ese día, según los defensores, los operarios no deberían haber trabajado en San Javier porque en la Dirección Provincial de Vialidad estaban de duelo, ya que el día anterior habían fallecido compañeros de trabajo en un accidente en La Invernada. Sin embargo, algunos operarios dijeron que es así, pero otros manifestaron que no.

También hubo otras dos contradicciones: sólo dos testigos afirmaron que trabajaron desmalezando desde Tapia hacia Raco, pero la mayoría dijo que lo hicieron al revés, es decir, de Raco a Tapia.

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La mayor dificultad se produjo cuando debieron informar qué día trabajaron en La Yesera. La mayoría dijo que fue el 9 de marzo, pero en los libros de novedades del campamento aparece anotado que estuvieron allí el 2 de ese mes.

Interpretaciones

En la audiencia hubo dos testigos que manifestaron que se produjeron algunas irregularidades cuando declararon en sede policial.

Bazán y Fernández reconocieron que no les leyeron sus palabras después de haber contado lo que sabían del caso. El último, inclusive, dijo que había experimentado una situación similar cuando se presentó a declarar en Tribunales, ante el fiscal Diego López Ávila.

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“Sabemos que estos testigos no dijeron la verdad. Pero creemos que no lo hicieron porque tienen miedo. ¿A qué temen? No lo sabemos y nos gustaría averiguar”, destacó Gustavo Carlino, defensor de Luis Nicolás Barrera, ex subjefe de Policía.

Carlos Posse, representante de Hugo Waldino Rodríguez, hizo otro balance: “la declaración de estos operarios complicaron a los acusados de encubrimiento”, señaló.

“Además, tal y como le ocurrió a mí defendido, se falsificaron actas con sus declaraciones para favorecer a alguien que desconocemos”, aseguró.

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