Presione, “Santo”, presione

San Martín hizo lo que tenía que hacer: ganar y pasarle la responsabilidad a Aldosivi y Almagro.

TOMÁ, HACELO. Bieler se saca la marca de dos jugadores de Brown de Madryn y cede el balón a Galeano, que definirá con clase para que San Martín pase a ganar lo que empezó siendo un duelo difícil. la gaceta / foto de hector peralta  TOMÁ, HACELO. Bieler se saca la marca de dos jugadores de Brown de Madryn y cede el balón a Galeano, que definirá con clase para que San Martín pase a ganar lo que empezó siendo un duelo difícil. la gaceta / foto de hector peralta

Lo hecho, hecho está. Por eso no vale la pena mirar para atrás y mucho menos lamentarse por el frustrante 3-3 del domingo pasado, en cancha del casi descendido Flandria. San Martín sigue con sus chances intactas y era su obligación. Y lo que san Martín sí logró ayer en La Ciudadela es darse una vida más en su anhelo por subirse al tren de la Superliga.

Brown de Madryn no vino a hacérsela fácil. De hecho, hasta el primer gol de Juan Galeano, que significó abrir un hueco inmenso en la defensa visitante para el resto del partido, nada le había salido como Rubén Forestello habrá pensado y hablado durante la charla técnica a San Martín.

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El “Santo” más bien se pasó de pecador hasta rato antes del minuto 38, el de la alegría, el de la bocanada de aire fresco, y el que lo convertía en líder absoluto de la B Nacional, al menos hasta hoy cuando juegue Almagro, y mañana se presente Aldosivi, sus rivales en la carrera por el ascenso a la Superliga.

Inquieto y algo frágil al inicio, el “Santo” zafó de una gorda después de una falta clara de Ismael Benegas a Mariano Guerriero, antes de los 10 minutos. Era roja para el central, por ser último hombre, y el rival se iba solo al arco de Ignacio Arce, ayer práctico y acaso menos temerario en sus incursiones aéreas. Nada de eso pasó porque Diego Ceballos sigue corto de vista -imposible olvidar el penal para Boca en la final de la Copa Argentina 2015- y levantó la mano aludiendo el siga, siga. Esa fue, a decir verdad, la primera y única acción que pudo costarle algo más que los tres puntos a un San Martín. En ese comienzo, el local jugaba sin presionar, como si estuviese seguro que la oportunidad iba a llegar en cualquier momento. Algo que sucedió...

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Y fue Claudio Bieler el que pidió mover las cadenas con una asistencia deliciosa. Y fue Galeano el que rompió el cero con su remate rasante al palo de Emanuel Bilbao. En su primer intento bajo los tres palos de los de Madryn, no importa ya cuánto demoró, San Martín cambió la marcha y pisó el acelerador.

Ya siendo dueño de los números, soltó la chequera sin temor. Matías García salió del agujero negro de donde estaba y mostró presencia en el complemento; lo mismo Gonzalo Rodríguez, poco veloz y muy enamorado de topetear a sus marcadores en vez de eludirlos con su gambeta.

En plena carrera, San Martín supo que nada iba a frenarlo. Ni Brown, ni Ceballos. García agradeció un error garrafal de Francisco Dutari y dejó solo a “Turbo” para el 2-0. Pase al medio, de la muerte y juego liquidado. Sí, liquidado.

Lo que vino para San Martín después del tanto de la tranquilidad fue la paz absoluta y una serenidad envidiable para no cederle a Brown oportunidad de recortarle distancia. El 3-0 de penal de Bieler cerró el telón del sábado que San Martín y sus hinchas soñaron con anterioridad: despedir al equipo siendo puntero de la B Nacional y sabiendo que todavía el pase directo a la Superliga es posible.

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