La adulteración de actas “se conocía antes de la reconstrucción”, contó un ex jefe de la Brigada

El ex comisario Julio López aseguró que en la comisión que él dirigía, tenían esa información antes de que interviniera Gendarmería.

La adulteración de actas “se conocía antes de la reconstrucción”, contó un ex jefe de la Brigada

“No tengo ninguna clase de archivo de la causa. Estoy declarando en base a mi memoria”, advirtió ayer el ex comisario Julio López mientras era indagado. El testigo era el jefe de la ex Brigada en la época en la que se produjo la desaparición y crimen de Paulina Lebbos. López se definió como “el instructor de la causa”. Fue quien dirigía la comisión formada para buscar a la joven estudiante.

El ex comisario aportó un dato inquietante al asegurar que los investigadores del caso “ya conocían que las actas del hallazgo habían sido adulteradas 10 o 15 días antes de la reconstrucción que realizó Gendarmería” en el lugar donde fue encontrado el cuerpo de la víctima. “Fue un golpe anímico terrible lo que hizo (Enrique) García. Pero la investigación seguía”, señaló.

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Esa medida se realizó el 5 de abril de 2006, junto a la ruta 341, en Tapia. La presencia de esa fuerza de seguridad se concretó por la gestión de Alberto Lebbos, padre de la víctima, ante la Corte Suprema de Justicia de la Provincia. En esa oportunidad se conoció que el cadáver no había sido hallado por personal de la comisaría de Raco, sino por dos baquianos.

El encubrimiento

Para Lebbos “ese día se confirmó el encubrimiento”. Pero, recién ahora, se supo que los policías que trabajaban en el caso ya sabían que en la madrugada del 12 de marzo de 2006, Héctor Rubén Brito -jefe de la Regional Norte- y García -a cargo de la comisaría de Raco- habían fraguado las actas para que figurara que los restos de Paulina habían sido ubicados a partir de un rastrillaje.

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“Se habló de esa situación en el comité, pero no se tomaron medidas. Estaba trabajando el fiscal, que también asistía a las reuniones”, argumentó el ex brigadista. El testigo también recordó la polémica que causaron las fotos del hallazgo que no fueron remitidas al fiscal Alejandro Noguera. Esa falta derivó en una sanción para el comisario Daniel Díaz, jefe de Criminalística Norte.

“Luego surgió lo de las fotos que no fueron enviadas. Se decía que había divergencias en la ubicación del cuerpo”, contó López, quien manifestó que era quien “coordinaba la investigación”. Las imágenes fueron tomadas por el fotógrafo Fabián Toledo (habría acudido a la zona por un robo en un domicilio) y permanecieron guardadas en esa unidad especial hasta que se conoció de su existencia. La novedad derivó en un allanamiento en Criminalística Norte.

Muchas dudas

“Más de 100 remises fueron analizados, pedimos informes a partir de más de 1.000 patentes. Sólo había 50 Fiat Duna bordó, y solamente dos en la provincia, que no eran remises. Había muchas pistas pero ningún dato preciso. Nada que direccionara la investigación”, explicó López.

El comisario retirado puso en duda la versión de Virginia Mercado, la amiga con la que Paulina se habría subido a un auto de alquiler en la esquina de Alem y pasaje Gutiérrez, al salir del boliche Gitana en la madrugada del domingo 26 de febrero de 2006.

“La declaración de Mercado no tenía la contundencia necesaria. No digo que mintiera, pero recorrimos la zona y nunca pudimos encontrar a una persona que nos dijera que las vieron subir a un remise o a Mercado descender en su domicilio”, dijo.

“Ellos conocían todas las maniobras que se hicieron. Eran parte del encubrimiento. Eran los especialistas. Esto desnudó toda una estructura perversa a disposición del encubrimiento. El 99 % de las medidas las pedimos nosotros. La ex brigada era una cosa de locos, un desorden terrible”, contó Lebbos.


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