CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco llega hoy a Irlanda para el Encuentro Mundial de las Familias y aunque el tema serán los desafíos en el seno familiar, la visita se produce bajo la presión para que tome medidas contra la pedofilia y sus encubridores.
Irlanda, donde estallaron los primeros escándalos, hace más de 25 años, ha cambiado desde entonces. Ahora, desde el mismo interior de la Iglesia, obispos y cardenales cuestionan la falta de acciones para enfrentar el descrédito en que ha caído la institución. Desde la sociedad, se pide que entregue a los abusadores para que sean juzgados como delincuentes comunes.
“Los católicos están perdiendo la paciencia, la sociedad civil perdió la confianza en nosotros”, advirtió el cardenal estadounidense Sean O’Malley, presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.
O’Malley, arzobispo de Boston, es uno de los sacerdotes que piden medidas “claras, transparentes y concretas” contra curas, obispos y cardenales acusados de abusos a menores.
Boston es una de las diócesis donde se destaparon los abusos cometidos por sacerdotes durante décadas, encubiertos por el entonces obispo Bernard Law, y que nunca llegaron a la Justicia.
Law murió en 2017 en el Vaticano, donde cumplía un “retiro dorado”, separado de su cargo, pero sin haber sido juzgado.
Después de los desaciertos durante su viaje a principios de 2018 a Chile, al haber puesto en duda las denuncias contra el cura Fernando Karadima, acusado y condenado por abusos, el Papa sigue recibiendo denuncias de todo el mundo contra prelados.
El último y monumental escándalo estalló hace 11 días, con la denuncia sobre abusos a más de 1.000 menores por parte de 300 religiosos, durante 70 años, en seis diócesis de Pensilvania.
La respuesta del Papa -que admitió en una carta abierta que la institución ignoró y silenció el dolor de las víctimas y no actuó a tiempo- resultó insuficiente, incluso dentro de la Iglesia. En los últimos meses, ha intervenido para remover prelados.
En julio, el cardenal estadounidense Theodore McCarrick fue suspendido del ministerio tras ser acusado de abusos sexuales, una decisión poco habitual.
En Chile, es inminente la salida del cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago, imputado por la Justicia por encubrimiento. En Australia se estudia la aprobación de una ley que obligue a los curas a romper el secreto de la confesión en caso de violencia sexual a un menor.
La lista de cardenales involucrados incluye al poderoso australiano George Pell, tesorero de la Santa Sede, sometido a juicio en su país, al francés Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, acusado de encubrimiento y al influyente cardenal italiano Angelo Sodano, acusado de encubrir los horrendos abusos del fundador de Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel.
“Le hemos pedido mil veces al Papa que obligue a los obispos a denunciar los casos ante la autoridad judicial. No queremos procesos canónicos”, explicó Francesco Zanardi, de la asociación Red El Abuso, que representa ae 700 víctimas italianas. (DPA-Especial)