La desconfianza en la economía argentina no se detiene y el dólar se dispara hasta los $ 34,48

En una jornada frenética, la divisa norteamericana escaló ayer $ 2,41, pese a que Mauricio Macri anunció que el Gobierno acordó con el FMI un adelanto de “todos los fondos necesarios” para garantizar el cumplimiento del programa financiero de 2019. Tampoco influyó la intervención del Banco Central.

IMPARABLE. El dólar sigue su escalada y la preocupación crece entre los inversores y los funcionarios. REUTERS IMPARABLE. El dólar sigue su escalada y la preocupación crece entre los inversores y los funcionarios. REUTERS ARCHIVO
30 Agosto 2018

No hay caso. Los mercados siguen desconfiando del equipo económico de Mauricio Macri y, por lo tanto, la incertidumbre no se detiene. Ayer, en medio de un gran escepticismo por el futuro económico del país, el dólar se disparó un 7,5% ($ 2,41) hasta alcanzar el récord histórico nominal de $ 34,48. Y eso que el presidente intentó en vano poner trapos fríos, al anunciar que el Gobierno acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un adelanto de “todos los fondos necesarios para garantizar el cumplimiento del programa financiero del año próximo”.

En una jornada frenética sobre todo después del mediodía, el billete oficial escaló sin freno y barrió con todos los pronósticos de los analistas. En el mercado mayorista, la divisa saltó 8,4% y superó por primera vez sin escalas los $ 32, y los $ 33, para cerrar en los inéditos $ 34, según consignó ambito.com.

En horas del mediodía, cuando la jornada transcurría sin grandes sobresaltos pero con un mercado manteniendo su tendencia tomadora, el Banco Central salió a ofrecer en una subasta U$S 300 millones.

Fueron los primeros indicios de que la demanda privada se tornaba más firme que en los últimos días entre mayoristas y minoristas (el precio promedio se ubicó en $ 31,63, y el mínimo precio adjudicado fue de $ 31,60).

“El acuerdo alcanzado con el FMI para adelantar los fondos, en busca de despejar las dudas sobre el programa financiero de 2019, no despertó entusiasmo entre los operadores, dado que dicho plan ayudaría a cubrir las necesidades del año próximo pero por otro lado potencia las preocupaciones respecto a la sustentabilidad y capacidad de pago posterior”, señaló a LA GACETA, el economista Gustavo Ber, titular del Estudio Ber.

En este sentido, aclaró: “el ‘blindaje’ del FMI sólo aspira a otorgar más tiempo para restablecer el equilibrio en el mercado cambiario, acelerar la convergencia de los desequilibrios fiscales y externo, así como generar un clima de mayor confianza que permita llevar tranquilidad a los inversores”.

La constante devaluación del peso, la dolarización de carteras por la falta de credibilidad sobre la marcha de la economía, junto con un alto gasto público, una asfixiante inflación y la tendencia recesiva del PBI, jugaron en contra en el mercado cambiario. “Si no se restaura la confianza, esto (del FMI) es sólo patear el problema para adelante. Pretender controlar la dinámica cambiaria de corto a costa de comprometer el 2020. El mercado siempre se anticipa, por ende es fundamental que den certidumbre”, dijo el economista Martín Vauthier, del Estudio EcoGo.

En el mundo

Mientras tanto en los mercados internacionales, el dólar se apreció ayer frente a la mayoría de las otras divisas mundiales, particularmente las de mercados emergentes, debido a que el optimismo por un acuerdo comercial entre México y Estados Unidos dio paso a preocupaciones de que un conflicto comercial entre Washington y Pekín no termine pronto.

El plazo final para comentarios públicos sobre los aranceles propuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a otros productos chinos por un valor de U$S 200.000 millones será el 5 de septiembre y las nuevas medidas posiblemente entrarán en vigor ese mes. “Aún hay un largo camino por recorrer, con una nueva amenaza reciente de Trump a automóviles de Europa y la preparación por parte de Estados Unidos de aranceles contra China sobre productos”, dijo Craig Erlam, analista senior de merados de Oanda, en Londres.

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