Atlético ahora pasó a disfrutar de los goles agónicos

El "Decano", que busca los cuartos ante Newell’s, padeció los tantos en los últimos minutos pero hoy los convierte.

CON EL ALMA. Aliendro desenfundó un derechazo que le dio el triunfo ante Colón, sobre la hora, en el Monumental. la gaceta / foto de hector peralta (archivo) CON EL ALMA. Aliendro desenfundó un derechazo que le dio el triunfo ante Colón, sobre la hora, en el Monumental. la gaceta / foto de hector peralta (archivo)
08 Septiembre 2018

El penal que falló Gastón Lodico, jugando para Lanús, en el último minuto de la Superliga pasada fue una buena señal para Atlético. No solo pensando en lo bien que empezó esta (lleva cinco triunfos, dos empates y una derrota inofensiva ante Atlético Nacional) sino en lo que hubiese significado si ese penal terminaba en gol. Hoy, a las 13.15, enfrentará a Newell’s por los octavos de final de la Copa Argentina en cancha de Temperley, intentando ratificar lo que esa señal significa.

Si el remate del jugador “granate” entraba, se hubiese tratado para Atlético, del sexto gol recibido en los últimos cinco minutos de partido en la temporada, con todo lo que ello representa.

Quizás el hecho de que lo haya fallado terminó siendo la reversión de una maldición que parecía justamente irreversible. Lucas Mancinelli a los 88 minutos para Olimpo, Joaquín Varela a los 94 para Newell’s, Walter Bou para Boca a los 90, Juan Ramírez para Talleres a los 92 y Bautista Cejas a los 87 para Estudiantes. Todos victimarios de Atlético en la Superliga 2017/18. Salvo con el de la “T”, con el resto de los goles, el equipo de Ricardo Zielinski perdió puntos.

“¡(El equipo) se mete muy atrás!”, “(Zielinski) no sabe cerrar los partidos”, entre otras quejas desparramaba el hincha por la tribuna. Sin embargo, esta temporada para traer frescos y renovados aires para el equipo en ese rubro.

En los ocho partidos que lleva jugados, el equipo ya no sufre goles en los últimos minutos. Defensivamente ha mejorado bastante y pese a que “cerrar un partido” sea una expresión extraña, pudo hacerlo. No solo no los sufre, sino que ahora los hace.

A los 92’ Leandro Díaz le hizo uno a Huracán por la fase anterior de la Copa Argentina; a los 86’, David Barbona le hizo otro a Racing por la Superliga; a los 88’ Rodrigo Aliendro le anotó a Colón y a los 86’, el propio Díaz le marcó a comienzos de semana justamente a Newell’s, su rival de hoy.

Cuatro goles convertidos en los últimos minutos para un equipo que solía renegar por lo mismo.

Y no fueron goles improductivos o que decoraron goleadas, para nada. Con esos cuatro goles, el equipo sumó cinco puntos más de los que hubiese tenido ahora si las agujas del reloj de 90 minutos seguían su curso y el marcador se mantenía.

La idea del equipo seguramente no será sufrir hasta el final para festejar pero sin dudas que así tiene otro sabor. Distinto al de la goleada y, por supuesto, al de los goles recibidos sobre la hora.

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