La alegría "decana" de estar y acompañar

Los hinchas, que se bancaron más de dos días arriba del colectivo, llegaron a Brasil para recibir a los jugadores y alentarlos en el cotejo de mañana, contra Gremio.

DESDE Y A TODOS LADOS. Estos vecinos del Barrio Oeste II no olvidaron su bandera y la lucirán en el Arena do Gremio. la gaceta / fotos de leo noli DESDE Y A TODOS LADOS. Estos vecinos del Barrio Oeste II no olvidaron su bandera y la lucirán en el Arena do Gremio. la gaceta / fotos de leo noli

- ¿Sos de Tucumán, loco?

- Sí, de LA GACETA.

- ¿Podés hacer que salga la foto en el diario? Es un sacrificio para nosotros estar acá.

- Tranquilo que sale. Sí o sí.

Los primeros hinchas de Atlético en llegar a la concentración obligan a tomar medidas precautorias a la gente de seguridad del hotel, pero más que nada por protocolo. Los fans de Atlético están con la mejor onda del mundo. Este primer grupo de avanzada se comió casi una eternidad sobre un colectivo para llegar a Porto Alegre. Los 1.800 kilómetros que los separaban de Tucumán se transformaron en casi 48 horas encima del bus. “Una eternidad, pero acá estamos, como siempre”, recuerda ‘Maxi’, uno de los que se presenta con nombre (sin querer dar apellido) y comenta lo que generalmente hace un hincha del corazón para estar cerca de sus ídolos.

“Viajo a todos lados por Atlético. Fui a Colombia y antes estuve en todos los partidos de la Copa, de visitante. El sacrificio y el esfuerzo es grande”, explica “Maxi”, que tiene pinta de apenas haber cruzado la mayoría de edad. Su cara de nene desmiente a su DNI: 26 años.

Atlético lo ha rejuvenecido, podría decirse. “Venimos y vamos a todos lados con la misma ilusión y el aliento de siempre: ver ganar al equipo”, reconoce “Maxi”, que estando lejos de casa agradece a los amigos y a aquellos que colaboraron para que el ómnibus de 56 pasajeros llegara a destino.

“Vendimos cosas; hicimos una rifa con varios premios. Entre todos juntamos para llegar. Los amigos nos dieron una mano”, cuenta.

“Atlético tiene corazón y huevo”. Joel no llega ni a ganchos al metro y medio pero tiene voz de mando, de esas agudas que se hacen sentir y a su vez tiene peso en una charla. Joel fundamenta cada palabra que sale de su boca. A veces se pasa de rosca, sí, pero el fin de sus palabrotas es ubicar a quien lo escucha en el mismo mundo de fantasías que Atlético le regaló.

Facundo tiene 23 años. Luce la camiseta alternativa de Atlético, una gorra blanca y unos anteojos de sol espejados que esconden su mirada. Facundo se suma al convite de los fans y LG Deportiva. Facundo toma la palabra. “Nosotros vivimos el sueño desde el primer día que hemos clasificado a la Libertadores. Después de vivir tantos años jugando contra equipos de la zona, o de viajar por ahí nomás, esto es tremendo”, sus reverencias van para este Atlético contemporáneo, pero también intenta llevarlas al pasado, hasta la primera incursión copera contra El Nacional, en Quito.

Lo que Facundo remarca es que Atlético no es un equipo del montón. “Nadie habla de nosotros así nomás. Los rivales nos respetan. No nos superan así porque sí. Por eso ahora creo que sí se puede. En La Paz, Bolivia, fuimos el equipo argentino que ganó después de 48 años. Con menos presupuesto que nuestros rivales y con jugadores que quizás no tengan tanto renombre, hicimos historia en todos lados”, hubiera estado bueno verle los ojos a Facundo después de está última declaración. En su voz hubo más que orgullo y alegría. “Copamos Colombia, ahora venimos a Brasil, y antes todo lo que hicimos... Esto es un regalo para nosotros, loco”.

Uno de los que estuvo en la foto destaca al “Decano” fuera de lo deportivo. “¿Qué tiene Atlético que lo diferencia del resto? Que sus jugadores tienen corazón, son compañeros entre sí y ponen lo que hay que poner. Juegan como si fueran hinchas del club. Eso los hace distintos, por eso nosotros se lo agradecemos acompañando siempre. A todos nos cuesta, ¿eh? Dejamos la familia para estar acá”.

Joel tiene la última palabra:

- Un gusto, pá; ¿cuándo sale la nota?”.

- Lunes, lunes.

-Genial, gracias de nuevo, pá.

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