Bolsonaro, el “Trump brasileño”, no está solo

La influencia de la derecha populista está creciendo en el escenario internacional. El discurso contra las minorías y contra “la política” y el sistema democrático que esgrime el candidato que obtuvo la mayoría en la primera vuelta de las elecciones de Brasil no es exclusivo de ese país. El fenómeno se extiende por Europa y gana adeptos también en Estados Unidos.

EXULTANTES. Bolsonaro obtuvo una gran ventaja en los Estados del sur, como Santa Catarina o Río Grande do Sul.  EXULTANTES. Bolsonaro obtuvo una gran ventaja en los Estados del sur, como Santa Catarina o Río Grande do Sul.
09 Octubre 2018

BERLÍN, Alemania.- Se refiere de forma despectiva a las minorías, alaba la dictadura militar y quiere limpiar la “pocilga” de la capital Brasilia: Jair Bolsonaro, a quien la prensa “seria” europea y estadounidense caracteriza como “populista de derecha” podría instalarse en la presidencia de Brasil, si se impone en la segunda vuelta electoral a finales de mes.

El político de 63 años, bautizado con frecuencia el “Trump brasileño”, fue el candidato más votado en la primera vuelta del domingo y en pocas semanas podría unirse a un creciente número de líderes mundiales que se presentan como combatientes antisistema y atacan los valores democráticos.

- ESTADOS UNIDOS: “Estados Unidos primero” fue el lema con el que Donald Trump quería devolver la grandeza económica a su país y construir un muro para frenar la migración desde México. Desde que llegó a la Casa Blanca -en 2017- ataca a emigrantes, políticos y periodistas, sobre todo por Twitter. La imposición de sanciones y aranceles o la salida de acuerdos internacionales han marcado su política y provocado críticas internacionales. Con esa línea contra el sistema democrático, sin importar las pérdidas y la ley del mas fuerte, parecen soñar los seguidores de Bolsonaro en Brasil.

- RUSIA: Cuando Vladimir Putin asumió la dirección del país en 1999 de manos de Boris Yeltsin, la antigua república soviética ya tenía a sus espaldas una década de democracia y economía de mercado (también de caos económico e intrigas políticas). Con la actuación contra los oligarcas y rebeldes chechenos, el ex jefe de los servicios secretos Putin se presentó como un hombre fuerte e implacable que volvía a traer orden al país. Durante sus mandatos en la presidencia -actualmente está en el cuarto- Rusia aprobó leyes contra opositores o para perseguir a homosexuales, a artistas y a medios de comunicación. Se convirtió así en una especie de contrincante de Occidente.

- TURQUÍA: Recep Tayyip Erdogan dirige la política turca desde 2003, primero como jefe de Gobierno y después como presidente. Desde el golpe de Estado fallido de julio de 2016 impuso una agenda “antiterrorista” en un Estado de excepción que fue acallando a las voces críticas. Decenas de miles de personas fueron encarceladas y otras destituidas, al tiempo que se cerraban instituciones educativas y medios. Con la reestructuración del país a un sistema presidencial, Erdogan es desde verano (boreal) jefe de Estado y Gobierno y puede gobernar por decreto. Él mismo ha bautizado sus hechos como una “revolución democrática”.

- HUNGRÍA: Ya en 1998, a los 35 años, Viktor Orban se convirtió en primer ministro húngaro. Su partido Fidesz se veía entonces como joven y liberal. Pero su estilo de Gobierno era tan autoritario ya entonces que los húngaros lo echaron del poder después de cuatro años. Desde su regreso en 2010, Orban reestructura el sistema y mina las instituciones democráticas, dicen sus críticos. Orban cerró las fronteras cuando más un millón de refugiados llegó a Europa en 2015. “Nos quieren volver a robar el país”, dijo antes de su reelección en 2018. El Parlamento Europeo votó hace poco a favor de abrir un proceso en su contra por violaciones del Estado de derecho.

- FILIPINAS: El presidente filipino, Rodrigo Duterte, anunció una dura acción contra las drogas antes de ser elegido presidente en 2016, pero esa política ha llevado a lo que los activistas de derechos humanos definen como “catástrofe”, con miles de muertos en acciones policiales. Su retórica y brutales acciones no hicieron caer su popularidad, aunque recientemente ha habido especulaciones sobre una retirada por motivos de salud.

- ITALIA y AUSTRIA: Desde las elecciones de marzo, un partido ultraderechista, la Liga, de Matteo Salvini, forma parte de la coalición de Gobierno en Italia. Desde entonces el país ha restringido la entrada de inmigrantes y refugiados y amagado con una deriva económica antieuropea. También Austria está gobernada desde diciembre de 2017 por una coalición conservadora y populista en la que participa el FPÖ (Partido de la Libertad de Austria).

- ALEMANIA Y FRANCIA: En Alemania y Francia no gobierna la extrema derecha, pero dos partidos ultraderechistas tienen representación y gran poder parlamentario. Alternativa para Alemania (AfD) es la tercera fuerza nacional y el principal partido de la oposición en el primero, y Agrupación Nacional de Marine Le Pen logró entrar en la Asamblea Nacional en junio de 2017 con ocho escaños. (DPA)

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