“Tenemos que tratar de vivir de otra manera”, dijo el padre de Valentín Villegas
“Valentín estaba muy ilusionado con su primer amor. Todavía no le había dado su primer beso, quizás la tomó de la mano y nada más. Mi hijo murió por ser un valiente. Lo mataron por protegerla. Estaba en el suelo, moribundo y lo único que le dijo fue salí corriendo, no te des vuelta”, señaló con lágrimas en los ojos Santiago Villegas, el padre del adolescente de 15 años que fue asesinado el domingo mientras caminaba junto con su amiga en Yerba Buena.
Entrevistado ayer en el programa “Panorama Tucumano”, manifestó: “Quiero que nadie se olvide que mi hijo dio la vida por su amiga. No quiero que su caso sea un parche más, sino una punta de lanza para que no sucedan más casos como este. Mi hijo era peronista y lo querían en todos lados. Todo el tiempo estaba contento”.
- ¿Por qué piensa que no debería volver a suceder otro crimen como el de su hijo?
- En Yerba Buena todos conocemos quiénes son los delincuentes violentos. Todos, menos los policías. Al “Tuerto”, que también le decían “Suela”, ya había tenido un problema conmigo. Fue por un robo en otro barrio en que vivíamos.
- ¿Qué sucedió?
- Fue una tarde previa a Año Nuevo. Le había pedido a uno de mis hijos que vaya a comprar una mayonesa. Cuando iba a la despensa, lo asaltó ese delincuente. Eran monedas lo que había llevado. Volvió a casa preocupado porque pensaba que lo retaríamos. Nos contó lo que había sucedido. Me fui a la plaza a buscarlo. Lo encontré y le dije que lo mataría si le volvía a hacerle algo a cualquiera de mis hijos.
- ¿Cree que ese hecho tiene algún relación con el crimen de su hijo?
- Pasó mucho tiempo, pero si llega a ser así... Y si realmente fue un acto de venganza, le pido perdón a Valentín por no haberlo matado ahí.
- ¿Qué opinión le merece la investigación del caso?
- La verdad, tengo que agradecer el trabajo que realizó la gente de Homicidios. Hoy, por ayer, fueron los jefes a mi casa para avisarme que habían encontrado la moto que usó ese mal nacido. La fiscala (Adriana) Giannoni también trabajó con mucha celeridad. El apoyo que recibí de mi abogado (Álvaro) Zelarayán, de mi papás y de mis hermanos que me están conteniendo. También destacar a Soledad, la mamá de Valentín, que se portó como una leona.
- ¿Continuará encabezando protestas?
- Sí, vamos a continuar con las marchas. Nunca voy a terminar de agradecer el amor y la preocupación para que todo esto cambie. Tenemos que tratar de vivir de otra manera. No puede ser que las personas que trabajamos y producimos seamos presos de los delincuentes que salen a la 7 de la tarde a matarte un hijo. A un compañero, después de haber ido al sepelio de mi hijo, lo asaltaron. Y esa tarde, a tres chicos que salían de la escuela los apuntaron con pistolas para quitarles el celular.
- ¿Se reunió con alguna autoridad de la provincia?
- El vicegobernador (Osvaldo) Jaldo y el ministro (Claudio) Maley me atendieron. Espero que cumplan con lo que prometieron durante el encuentro que mantuvimos. Al intendente (Mariano) Campero le agradezco que me haya llamado, pero no puedo dejar de decirle que es de terror que la Guardia Urbana Municipal (GUM) tenga camionetas de más de $1 millón, motocicletas de $ 200.000 y armas de $ 20.000 para presumir y nada más.
- ¿Qué está buscando?
- Que los parientes sean detenidos porque ellos lo encubrieron al asesino de mi hijo. Eso quedó demostrado en la investigación. A la moto la sacaron de la casa de la hermana y fueron sus familiares los que le lavaron la ropa y el cuchillo. Si un hijo mío comete un homicidio, lo entregaría a la Justicia. Espero que ellos también sean detenidos. (N. de la R.: según las normas procesales, los familiares directos de un acusado no pueden ser imputado por encubrimiento) No les tengo miedo a ninguno de ellos. Saben dónde vivo. Me siento protegido por todos los habitantes de Yerba Buena.
- Ahora que está prácticamente esclarecido el caso: ¿qué piensa sobre el acusado?
- No le deseo la muerte a nadie porque soy cristiano. Pero que ese mal nacido se muera dentro de la cárcel, que no pueda volver a ver la luz del día y que se pudra en la cárcel. Que Dios me perdone, pero es lo que siento.