Víctimas secundarias: pensar en sobrevivir

Además de la familia, los amigos sufren por el homicidio de un ser querido. Especialistas del programa de Salud Mental del Siprosa comenzaron a contener a Valentina, tras el crimen de su amigo Valentín Villegas.

“Gracias,Valiente, gracias por dar tu vida por la mía, por haber sido mi mejor amigo, por quererme como a tu hermana. Gracias, y ojalá que desde donde estés cuidés a tu familia, y a mí”. Valentina Palacios se despidió así de su amigo y compañero Valentín Villegas, quien fue asesinado cundo intentó evitar que le robaran el celular, en Yerba Buena. Esa carta, publicada a través de Facebook, fue también el canal que la adolescente usó para enfrentar la situación de crisis que está viviendo.

Nadie está prevenido para sobrellevar el asesinato de un pariente, de la pareja o de un amigo. Cada uno de los integrantes del entorno familiar y social reacciona de varias maneras. Sin embargo, todos se transforman en víctimas secundarias. Valentina ha comenzado a transitar ese camino de dolor y su caso ha ilustrado un tipo de experiencia, entre varias reacciones, que puede vivir el círculo de amistad luego de la tragedia.

“Son personas que están muy angustiadas, con mucho dolor y que no tienen deseo de seguir viviendo; pueden estar devastadas y con cierta desesperanza. Por eso, es importante ayudarlas a restaurar su proyecto de vida para que vuelvan a pensar en el futuro”, enfatizó Irma Thomas, del programa de Prevención y Abordaje de Conductas Suicidas del Sistema Provincial de Salud (Siprosa).

Los psicólogos del CAPS de la zona trabajan con la adolescente de 15 años, tanto en el centro sanitario como en la escuela del barrio Los Pinos, según informaron. El objetivo es que la chica “encuentre los medios para expresar lo que está sintiendo”.  “Hay que ayudarla a que se sienta muy amada y muy querida para afrontar posibles nuevas situaciones”, explicó Thomas. “Se generan espacios para que pueda circular la palabra y así expresar el malestar u otro sentimiento. El arte y la habilidad personal pueden canalizar el alivio. Algunos escribirán una canción, pero se trata de formas de elaborar el dolor”, dijo la psicóloga.

José Pereyra, de 16 años y alumno de la escuela de Agricultura, “tiró unas letras” de rap durante la marcha del jueves en honor a su amigo Valentín. “Era compañero y siempre nos juntábamos en el barrio y en la plaza y hacíamos videos”, contó el muchacho.

Se habla distinto del dolor

Los especialistas han apuntado a la posvención del homicidio o la pérdida de un ser querido. Ante el hecho, se espera que los parientes y amigos afronten meses de impotencia, malestar y dolor. Por ello, el objetivo es reconstruir el tejido social desde la empatía.

“Las familias reaccionan con mucho dolor y se pueden desmoronar. Pero no es el único problema que tienen; es uno de tantos. Una eventualidad así puede desencadenar la separación de la pareja o el abandono escolar. En el entorno familiar puede haber cuestionamiento, enigma, culpabilización y negación de los casos”, dijo, teniendo en cuenta los casos trabajados en la provincia.

¿Qué nivel de crisis familiar y social se ha notado? “Manifestaron angustia y dolor a través de la culpabilización (culpar al otro) y la sed  de venganza. Eso lleva a un quiebre en la sociedad, de enfrentar a un ciudadano contra otro. Hay que tener equilibrio, porque en las dos familias quedan personas sufriendo. Desde el programa de Salud Mental apuntamos a restaurar los lazos sociales y a que se puedan hacer redes para contener en las escuelas, ya que las partes luego convivirán en una misma escuela o se cruzarán en la plaza de la zona”, remarcó.

Thomas reconoció que la reconstrucción social se realiza sobre un camino largo, que lleva más tiempo que cualquier otro tratamiento. “Llega a ser complejo por situaciones de consumo, de  problemáticas económicas o culturales. Desde hace muchos años venimos trabajando con la esperanza de poder reconstruir los tejidos sociales”, finalizó.

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