Vacunas: “los padres aprendieron a tener miedo y les transmiten el miedo a los chicos”

Los adultos suelen amenazar con vacunas como forma de castigo. Dosis adicional de inmunización contra sarampión y rubeola.

SUFRIMIENTO. Es muy probable que esta abuela haya transmitido su miedo. GENTILEZA: LIC. SANDRA IBÁÑEZ/DIRECCIÓN DE INMUNIZACIONES SUFRIMIENTO. Es muy probable que esta abuela haya transmitido su miedo. GENTILEZA: LIC. SANDRA IBÁÑEZ/DIRECCIÓN DE INMUNIZACIONES
30 Octubre 2018

Las vacunas, está demostrado, salvan vidas. Las salvan por millones. Pero suelen tener un alto costo emocional: llantos, gritos y pataleos de niños son un clásico en los vacunatorios.

El argumento más frecuentes es el dolor; pero la razón real es el miedo, según pudo establecer una compañía farmacéutica brasileña: con el proyecto VR Vaccine creó una aventura animada en 3D en la que pequeños héroes con armaduras (vacunas) defienden sus tierras de un villano. Mientras los chicos están entretenidos, la enfermera aprovecha para pasar el algodón húmedo por la piel y aplicar la inyección.

“Lo que aprendimos con este proyecto es que los chicos les temen a las agujas más que al dolor en sí mismo -contó a la BBC Luiz Evandro, director de los estudios que hicieron la animación-. Nuestra teoría era que si podíamos deshacernos de ‘la aguja que se aproxima’, el miedo también desaparecería, y fue lo que sucedió”.

El problema: los adultos

Lejos de las posibilidades tecnológicas, las vacunadoras tucumanas tienen cada día mas claro que ese miedo se aprende, o, lo que es peor, se construye como castigo.

“Cuando estamos de campaña, en la calle, como ahora (Ver: “Sarampión y...) lo oímos con frecuencia: ‘si te seguís portando mal, le voy a decir a la enfermera que te ponga una inyección’ -relata Sandra Ibáñez, licenciada en Enfermería y Supervisora de la Brigada de Vacunación de la Dirección de Inmunizaciones-. No se imaginan los padres el daño que les hacen a sus hijos con eso”.

Los adultos no suelen gritar ni patalear, pero con frecuencia sus caras son más que gráficas. Y cuando el brazo que se extiende no es el suyo, sino el de un niño a su cargo, a veces hasta dan pena.

“Los padres aprendieron a tener miedo, y les transmiten ese miedo a los niños. Sin embrago, nadie se queja de dolor cuando lo pican los mosquitos, ¿verdad? -se pregunta retóricamente la licenciada Ibáñez -. La vacuna es como un solo mosquito”.

Cuenta que muchas veces se les hace cuesta arriba cada campaña de vacunación, y que lo que hacen es contarles a los chicos que “la vacunita” (el diminutivo la hace parecer menos terrible) es una cosita de nada y que lo va a ayudar a que no se enferme, y pueda jugar.

“Les decimos que somos amigos, y les damos un turrón. A veces hasta les arrancamos una sonrisa”, agrega, y se imagina campañas en las que María Elena Walsh les cante a los chicos la “Canción de la vacuna” y, ¿por qué no?, que los chicos la aprendan ya en el jardín de infantes. “Que pierdan el miedo es fundamental. Quizás ellos ya puedan criar una nueva generación de niños que se ‘hagan amigos’ de las vacunas”, se permite soñar.

Tecnología contra el miedo: pequeños robots ayudan a los chicos a enfrentar sus tratamientos oncológicos

En el primer mundo, la tecnología ayuda a que los niños puedan enfrentar tratamientos contra el cáncer. Por ejemplo, la empresa norteamericana Sproutel ha desarrollado un pato robot que permite a los chicos utilizar una “tarjeta de sentimiento”, por la cual transmiten emociones contra el pecho del animal.

“Así comunican sus sentimientos al personal médico, lo cual a menudo es difícil para niños pequeños”, explica Aaron Horowitz, director ejecutivo de Sproutel. El pato también tiene insertado un catéter, que le permite “médico-niño” administrarle quimioterapia.

“Varios estudios demuestran que el pato les ayuda a reducir su nivel de estrés en el hospital -dice- Horowitz. La duración promedio del tratamiento contra el cáncer para un niño es de 1.000 días y esto es increíblemente aterrador”.

Sarampión y rubeola: luego de las alertas lanzadas en julio, se agregó una dosis extra de la triple viral

Hasta el 30 de noviembre seguirá en pie la campaña para proteger con una dosis extra a los niños de entre 13 meses y cuatro años; la dosis adicional de la triple viral es obligatoria, incluso si tus hijos tiene el calendario al día, porque se han registrado casos de sarampión y se busca impedir un brote. Se aplica en todos los centros de salud y hospitales públicos del país, es gratuita y no hace falta orden médica.

Según informes del entonces Ministerio de Salud de la Nación, entre el 19 de julio y el 31 de agosto se diagnosticaron siete casos de sarampión. En la Argentina el último caso endémico de sarampión se había registrado en 2000.

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