Entre tanta lluvia, entre tanta ropa mojada, entre tanta sorpresa desagradable... Entre que hay que ir para un lado y después para el otro, Noelia Oreste intenta demostrarle con palabras -y promete hechos- a LG Deportiva, que a pesar de todo lo que sufrieron los “chicos del interior” de la peña “Tanque Rojas”, como tantos otros hinchas de Boca que viajaron desde diferentes puntos del país hacia Buenos Aires, nada les sacará la ilusión de poder ver el primer partido de la final de la Copa Libertadores con River.
La suspensión del duelo fue la peor noticia que pudieron haberle dado a los “tucus”. “La lluvia nos agarró justo entrando a la cancha, después en la popular. Nos mojamos todo, pero bueno. Encima después nos informan que se posponía el partido y realmente comenzaron nuestros verdaderos problemas”, le confiesa a este diario. ¿Qué pasó? “Alquilamos un ómnibus de larga distancia con 45 butacas sólo para los 15 que vinimos. Lo que antes nos salía $ 3.000 ya nos costó $ 6.000, de entrada. Pero los costos cambiaron después de que nos dimos con la novedad de que había que estirar la estadía. El viaje era de ida y vuelta, o sea que había que hacer noche en Buenos Aires y por ende retener al ómnibus acá”, comenta Noelia. Era eso o nada.
Y el “eso” le significó a los chicos hacer una vaquita obligada extra para cubrir el día de alquiler del bus, que ronda los casi $ 30.000 según Noelia. “Es que la empresa que nos vendió el servicio nos dijo que tenía que suspender otro viaje para quedarse con nosotros”. Además del dinero de la renta, los 15 “xeneizes” tuvieron que hacerse cargo del estacionamiento del bus en un parking ubicado en las cercanías del Congreso. “Esos fueron otros $ 2.000”, agrega a la cuenta Oreste, y sigue sumando. “Hotel y comida para los choferes también, mientras que nosotros, empapados, nos quedamos a dormir en el colectivo. Qué le vamos a hacer, todo sea por Boca”, reconoce Noelia, sin dejar de lado que lo importante es alentar al “Xeneize” y que éste levante la Copa en el Monumental de Núñez.
El “loco” japonés
Isamu Kato tiene 31 años, es fanático de Boca y viajó 33 horas desde Tokio sólo para ver el partido y volverse. “Nos vemos en Dubai”, dijo antes de emprender un regreso sin suerte para él. “Tenía que trabajar”, dijo. Estuvo apenas 19 horas en Buenos Aires.