Que la injusticia se tome un recreo: los superhéroes hoy están de duelo, murió Stan Lee

Es el padre de los superhéroes más humanizados de todos tiempos. Esos que luchaban contra los villanos, pero que también sufrían, amaban y lloraban. A los 95 años murió Stan Lee, la figura que hizo grande a la compañía de cómics Marvel. “El Hombre Araña”, “Thor” y “X-Men”, son algunas de sus creaciones eternas. La historieta le da las gracias a un maestro.

Que la injusticia se tome un recreo: los superhéroes hoy están de duelo, murió Stan Lee
13 Noviembre 2018

Durante los primeros meses de 1961, Stan Lee estuvo a una línea de colgar el lápiz. Ya llevaba dos décadas trabajando como uno de los editores en jefe de Marvel Comics, pero su genio creativo le indicaba que faltaba algo. No quería más monstruos ni historias de terror, que era lo que más le pedían los dueños de la compañía. Estaba a punto de renunciar cuando su esposa lo convenció: “hacé los cómics que siempre quisiste, con tus propias ideas. Qué pueden hacer, despedirte?”.

Cambiar de trabajo no parecía una experiencia traumática para alguien que desde su adolescencia había ganado algunos dólares escribiendo obituarios para el Centro Nacional de Tuberculosis, vendiendo prendas de jeans o acomodando espectadores por propina en los teatro de Broadway.

¿Qué hubiera sido de él? Quizás cumplía su sueño de convertirse en novelista. Pero, y sobre todo, ¿qué hubiera sido de nosotros? Tal vez, si Stan Lee hubiera armado esas valijas, los superhéroes hubieran seguido siendo tan intocables como entonces, perfectos, inalcanzables. Lejanos.

Stan Lee murió ayer a los 95 años. Un año antes había fallecido su mujer, a la misma edad, tras 70 años de matrimonio. Después de que ella lo convenciera de conservar el puesto en Marvel (en ese entonces llamada Timely Comics), en agosto de 1961 ya estaba en las bateas la primera creación 100% de Stan Lee y el comienzo de una nueva era de la historieta. Eran “Los cuatro Fantásticos”, una familia de astronautas con superpoderes, pero sin disfraz y con puntos débiles. Esa era la visión de Lee, el padre de “El increíble Hulk”, de “Thor”, de “Spiderman”, de “Los Vengadores”, de “X-Men” y de tantos otros héroes que luchaban, amaban y sufrían.

“Sólo quiero divertirme” era su lema, casi un grito de guerra que enunciaba y que también ponía en práctica. Por ese carisma, y a pesar de que en Marvel siempre hubo varios talentos por detrás, Lee se convirtió en la cara visible de la compañía. Tanto así que los directores que pusieron en cine sus creaciones, lo quisieron presente en las películas, con algún personaje traído de los pelos y por pocos segundos en pantalla, pero lo suficiente para poner la firma del genio que sacudió el mundo de la historieta.

Que la injusticia del mundo se tome un recreo. Hoy “El Hombre Araña”, “El Increíble Hulk” y los “X-Men” están en un velorio.

> PARA EL MAESTRO

Superhéroes muy humanos

SEBASTIÁN AGUILERA

INVESTIGADOR DEL COMIC

Hay personas que crean una leyenda en vida tan grande, que al morir arrastran consigo mucho más que un adiós. Su obra comienza ser redescubierta y el mito de a poco supera a la persona. Stan Lee fue más que un creador; fue una de esas mentes inquietas y personalidades histriónicas que no se conformaban con hacer un buen trabajo: quería ser la estrella de Marvel, el centro de los flashes y sin dudas es algo que generó controversia, sobre todo si tomamos en cuenta la personalidad de otros genios del noveno arte que estuvieron a su lado. Su dibujante Jack Kirby era más bien introvertido, como se ve en documentales, y Steve Ditko prefirió aislarse socialmente al estilo de J. D. Salinger. La personalidad de Lee lo hizo destacar por sobre los demás. Es así como logró hacer el ruido suficiente para que la redacción de Marvel tenga el peso mediático necesario como para convertirse en el gigante que es hoy.

Por supuesto, el histrionismo y el llamar la atención en los medios no sirve de nada si no hay un contenido que lo respalde. Si tenemos en cuenta lo que eran los cómics en la segunda mitad de los 50 y las fórmulas que utilizaban (monstruos, ciencia ficción, etcétera), es entendible saber que el noveno arte estaba en decadencia. Años antes, el libro “La seducción del inocente”, de Fredric Wertham, culpó de los males de la sociedad a los cómics y este hecho coartó significativamente la calidad creativa. Las historietas eran lecturas menores, básicas, que repetían fórmulas. Stan Lee no se sentía conforme y, de hecho, lo que quería era renunciar a la editorial en la que trabajaba. Su mujer, Joan, le dijo lo más lógico: “Si vas renunciar, ¿Por qué no escribes algo que te guste? Después de todo, si te echan va a ser lo mismo”. Inspirado, creó a los 4 Fantásticos, un cuarteto que revolucionó el cómic y trajo consigo algo fundamental: problemas humanos a los súperhéroes.

Al cuarteto le siguieron otros hitos como Iron Man, Thor, Spiderman, Daredevil, Hulk, Los X-men y tantos otros. Mientras en las páginas de los 4 Fantásticos se desarrollaban los mayores hitos del universo Marvel, en otras series revolucionó el género al mostrar que las crisis personales podían ser incluso peores que enfrentarse con el villano de turno.

En los últimos años se hizo famoso mundialmente gracias a sus cameos en las películas del universo cinematográfico de Marvel. Sin embargo, su mayor logro estuvo en humanizar a sus personajes y lograr encontrar esa vuelta de tuerca con la que el noveno arte se reencontró con su faceta más creativa. A nosotros nos toca homenajearlo descubriendo y releyendo su obra, mientras repetimos su grito de batalla, “Excelsior”.

> El hombre que no hizo volar

FRIDO NÚÑEZ

ARTISTA PLÁSTICO - FANÁTICO DE LOS CÓMICS

Se nos fue. No sólo un personaje entrañable, sino también el hombre que nos dio, con su magistral imaginación, ganas de volar, escalar paredes y hacer frente a nuestros miedos. Se fue alguien que nos enseñó sobre la justicia y que un gran poder conlleva también una gran responsabilidad. Hoy puedo disfrutar de esos mismos personajes creados por Stan Lee con mis hijos; verlo en los cameos de las películas será siempre signo de alegría. Mi hijo más grande, Leandro, sabe que es el papá de todos los superhéroes que le gustan y yo sé que Stan es el culpable de un montón de momentos maravillosos. Como niño, adolescente y padre que creció con sus cómics le digo: ¡hasta siempre compañero, gracias por tanto!

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