Escuela de circo: el lugar donde la diversión y el talento se convierten en un trabajo

El proyecto, que ya tiene dos años en la provincia, tiene 100 alumnos por año.

¿Cuántos “wow” te sacó un equilibrista arriba de una soga a muchísimos metros de altura?; ¿te acordás de las caras que pusiste al ver a una contorsionista haciendo cientos de figuras?; ¿y de los aplausos que te sacaron los malabaristas andando en un monociclo mientras hacían volar por los aires todo tipo de objetos? Detrás de cada habilidad, no solo hay un talento nato, sino muchísimo trabajo.

Hoy, en Tucumán, hay una escuela de circo destinada a convertir esa aventura en un oficio. Es un espacio gratuito que tiene como lema enseñar, corregir y potenciar.  El objetivo: que ese esfuerzo se termine convirtiendo en una salida laboral para aquellos que solamente  podían ver el espectáculo sentados en una sillita de metal, debajo de una gran carpa.

Pablo Quiroga Curia, actor y director de la escuela, se dedica al circo desde 1997, cuando estrenó el primer espectáculo de circo en sala (sin carpa) en la provincia. Además, formó parte del primer staff de circo social de Tucumán. Fue él, junto a Alejandro Carrega y Alexis Ayala, quienes presentaron el proyecto al Ente Cultural para que finalmente se aprobara.

Estos tres maestros y Julieta Ascárate como auxiliar, llevan adelante el ciclo básico de la formación circense, que cuenta con 10 asignaturas en las que los alumnos deben trabajar durante dos años para considerarse “egresados”. Las materias son: Malabares, Monociclo, Esferas de equilibrio, Zancos, Acrobacia de piso y Acroduo, Tela, Trapecio, Fortalecimiento físico, Cuerda y Contorsionismo.

“Esto no es un taller. Es una formación multidisciplinaria, donde todos hacen de todo. Además, es autoevaluativo, porque llega un punto en que si no le seguís el ritmo, te retirás solo”, detalló Quiroga Curia.

La intensidad del aprendizaje consta de tres clases semanales por la mañana y por la tarde, donde se dividen los dos turnos (los de primero y segundo año), en el teatro Orestes Caviglia. Las inscripciones son una vez al año y si bien es apto para todo público, por el momento trabajan con jóvenes y adultos y con cupos limitados. Esto los obliga a realizar algunas pruebas de agilidad antes de iniciar para poder tener un filtro.

 “Queremos que esto se transforme en una red. Que cuando egresen se dediquen a enseñar todo lo que aprendieron en sus barrios. Además de que hagan espectáculos en eventos como ya lo vienen haciendo”, explicó el director.

Los profesores de la escuela consideran que para ingresar, solo es necesario tener actitud, conciencia física, que sean personas ágiles y que tengan ganas de aprender.

Cuando el esfuerzo tiene recompensa

Escuela de circo: el lugar donde la diversión y el talento se convierten en un trabajo

Alejandro Delgado vive en la diagonal Sur de Yerba Buena. Antes de comenzar en este proyecto trabajaba en una casa de comida. Poco a poco fue descubriendo su talento, trabajó en él y ahora enseña en el Centro Cultural de Yerba Buena.

“Mi sueño es llegar a los barrios y enseñar lo que yo aprendí acá. Darles un espacio que no tienen porque son de bajos recursos. Demostrarles que si se puede salir desde abajo”

Anabel trabajaba en una estación de servicio y se inscribió en la escuela para aprender las distintas destrezas. La que más le gusta es el malabarismo, aunque arriba de un monociclo alto haciendo equilibrio con dos banderas se la ve muy segura. Ahora se dedica al circo y asegura que es más feliz que nunca.

“Es muy bueno trabajar de lo que te gusta te hace feliz y te llena el alma. Vivo de esto y puedo pagar un alquiler con esto”, expresó la alumna.

Su sueño es que la escuela siga creciendo y que puedan participar todos los que verdaderamente desean.

La inscripciones del 2019 comenzarán en febrero y serán hasta la primera semana de marzo.

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