Para Perla Maguid “la palabra es más sólida que la piedra”

La tucumana fue pareja de Carlos Carella y volcó sus pensamientos en un libro con entrevistas y anécdotas del actor.

ALBACEA DE LAS IDEAS. Perla Maguid y “La palabra de Carlos Carella”. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.- ALBACEA DE LAS IDEAS. Perla Maguid y “La palabra de Carlos Carella”. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA.-
30 Noviembre 2018

PRESENTACIÓN

• A las 19, en la sala Orestes Caviglia (San Martín 251).

Carlos Carella se imponía con su mera presencia. Actor de estirpe, alto, de voz firme y, al mismo tiempo, con una mirada que irradiaba ternura, conoció tanto los aplausos de las salas llenas como el silencio durante el tiempo en que la censura lo alejó de las luminarias, en la última dictadura militar.

Muchos de los años felices y de los ingratos los pasó junto a la tucumana Perla Maguid, que fue su compañera por décadas y ahora se transformó en la albacea de sus ideas, principios y pensamientos, que fueron llevadas al libro “La palabra de Carlos Carella”. La publicación, de Editorial Eudeba con prólogo de Mauricio Kartun, es una recopilación de entrevistas, recuerdos y anécdotas del artista y dirigente gremial de la Asociación Argentina de Actores, que su viuda presentará esta tarde en la sala Orestes Caviglia del Ente Cultural. Habrá una segunda actividad con el mismo objetivo, mañana a las 21, en la Hostería Atahualpa Yupanqui de Tafí Viejo (donde ella nació), con la presentación de Marlín Álvarez de Carrizo y David Correa. En ambas, la entrada será libre y gratuita.

La motivación del libro surge de la parte más profunda del corazón. “Fuimos padres grandes, yo tenía 40 años y nació Martín, que es acróbata. Nuestros nietos no lo conocieron (Carella murió en 1997); el mayor tiene nueve años. Pero lo reconocen en las fotos como el abuelo Carlos, aunque saben distinguir perfectamente cuando está caracterizado como un personaje. Como ya tengo 84 años y no sé cuándo se vencerá mi contrato en el mundo, me puse a copiar carpetas con recortes periodísticos, que reflejan su palabra ante cada pregunta. No hay críticas de obras, porque el centro pasa por él hablando”, le dice Maguid a LA GACETA.

Se conocieron en Tucumán, cuando Carella vino a presentar “Cosa juzgada”, el éxito televisivo que pasó al teatro a principios de la década del 70, luego de haber comenzado sobre las tablas presentando orquestas de tango con el seudónimo Jorge Loguarro. “Soy su segunda esposa y nos encontramos realmente el día en que se disolvió su grupo. Empezamos juntos otra vida”, sostiene.

Militante del justicialismo, Carella integró la resistencia peronista y fue subdirector de Radiodifusión durante la fugaz presidencia de Héctor Cámpora, cargo del que lo sacaron “con una pistola en la cabeza”, recuerda Perla. “Durante el proceso militar no podía entrar en toda la zona del III Cuerpo del Ejército, que comandaba Luciano Benjamín Menéndez, por una orden suya. Lo definía como un ideólogo. Es que la palabra es más sólida que la piedra”, recuerda.

“En las presentaciones que vengo haciendo del libro se demuestra cuánta gente lo quiere, como me dijo mi nieto. A mí me parece normal, pero él no tenía registrada la dimensión que tuvo su abuelo. Me pasa que los taxistas no me cobran el viaje cuando se enteran de quién soy. Hay títulos de las notas que le hicieron que son increíbles: ‘Carella, un tipo que produce miedo pero no tiene’, ‘La anatomía se volvió loca con Carella, un hombre puro corazón’ o ‘El hermano mayor que todos quisimos tener’, por ejemplo. Son más que notas, son editoriales maravillosas y en este libro se muestra su parte interna”, afirma.

Perla cita a Pepe Soriano: “siempre destaca la dignidad de Carlos, nadie puede dudar de ella. Seguro que hay herederos de esa conducta, pero conmigo pierden en la comparación, porque sigo enamorada de Carella. Uno que me viene a la cabeza es el productor Carlos Rottemberg, que ahora inauguró tres salas en este crítico momento del país”.

Maguid compartió el compromiso político con el actor, pero su trayectoria comenzó antes de conocerlo. Fue la fundadora de la Asociación de Maestras Jardineras en los 60, además de haber trabajado en la Dirección General de Rentas de la Provincia. “Compartimos una conducta con Carlos, éramos una pareja en todo. Nuestra vida era nuestra, lo público era lo que hacía en el teatro pero nada más. En una entrevista le hacen un ping pong de preguntas y respuestas inmediatas que es hermoso, porque espontáneamente contesta. Tenía ideas incorporadas muy adentro. Hizo un decálogo sobre el comportamiento de un buen gremialista”, evoca.

Para el cierre, alerta sobre el momento político y social del país. “Desde la clase media para abajo, somos despreciados por las autoridades. Es muy difícil porque se ha destruido mucho y hay que volver a armar un tramado roto en estos últimos años. Se han cerrado fábricas y cientos de miles de personas se quedaron sin trabajo y están mendigando por comida. Hay gente que se queja por el precio del dólar o porque no puede salir de vacaciones, pero si el hambre del otro no nos mueve el piso, no nos merecemos estar acá”, concluye.

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