Llegó al club a mediados de 2016 casi en silencio, buscando revancha en el fútbol. Un par de lesiones lo habían marginado del primer equipo de Gimnasia La Plata y encontró protección en La Ciudadela.
Los primeros pasos de Matías García no fueron del todo buenos, pero poco a poco se transformó en una pieza clave dentro de San Martín. Fue importante en la última parte de la temporada 2016/17, cuando el equipo dirigido por Diego Cagna aseguró la permanencia en su primera temporada en la B Nacional. Marcó cinco goles, todos importantes; y no dudó cuando la nueva dirigencia le pidió renovar su contrato.
En la pasada temporada, bajó su promedio de gol, pero su juego fue cada vez más determinante. Aportó gritos en las importantísimas victorias sobre Santamarina y Nueva Chicago, que desembocaron en la enorme levantada del equipo que derivó en el ascenso, y también festejó en la semifinal de vuelta contra Agropecuario.
Pero lo suyo fue también clave en otro plano. “Caco” fue uno de los pilares en el juego y el alma de un equipo que se hizo fuerte ante la adversidad para lograr el cuarto pasaje al fútbol grande de la historia “santa”.
Lloró con fuerzas cuando su equipo perdió con Brown de Adrogué, pero se puso el overol para sacar a San Martín del medio del fango.
Ya en la Superliga es de lo mejor que mostró el equipo dirigido por Gastón Coyette. Fue pilar y figura en la remontada con Racing y le marcó un gol para colgar en un cuadro a San Martín de San Juan. Pero él siente que lo que viene es mucho más importante, y lo hace casi como un hincha más. “Nos jugamos mucho en el clásico. Quizás Atlético llegue mejor que nosotros, pero acá eso no importa. Estamos fuertes y con ganas de dar el golpe”, le contó a LG Deportiva en la previa.
García es un “santo” por adopción y ahora va por otro paso para seguir agigantando su figura: derrotar a su archirrival.