Entre el barro y el oro: los detalles de la carrera del "Bebé" Acosta

El volante del "Decano" se sacrificó para llegar al fútbol grande.

26 Diciembre 2018

Las diferencias entre las distintas categorías del fútbol argentino -desde la Liga Tucumana hasta la Superliga- son abismales. Y Guillermo Acosta las conoce a la perfección. A todas.

Una de las principales tiene que ver con el dinero. Un deportista se vuelve profesional cuando percibe un pago por su práctica. “Siempre viví el fútbol como un trabajo; sabía que se podía ganar plata”, contó “Bebe” a LG Deportiva. El polifuncional “decano” nació y se crió en Banda del Río Salí. Cuando llegó su hermano menor, la familia se mudó a Alderetes, aunque sin él. “Yo no me quería ir, así que me quedé con mi abuela y con mi tía”, dijo. Y tenía un motivo: allí empezó a recibir una paga. “Cobré mi primer sueldo en Atlético Concepción. No era mucho, pero en esa época era algo, como un viático”, contó.

Aunque en las categorías amateurs los planteles casi no se concentran la noche previa a un partido, Acosta nunca tuvo problemas con el cuidado y la preparación ante cada presentación del equipo para el que jugaba. El bandeño siempre supo que debía estar descansado y en óptimas condiciones para el juego. Esa actitud le ayudó a impulsarlo hasta donde está hoy. Todos los equipos de la Superliga concentran en hoteles la noche previa al juego; y todos los jugadores llegan juntos al estadio, en colectivos exclusivos. A años luz de la realidad del viejo Argentino “B”, a cuyas canchas “Bebe” llegaba de a pie y, claro está, por su cuenta.

Otra enorme diferencia se puede advertir en las canchas. A menor categoría, mayores carencias. Nada, sin embargo, que no pueda resolverse con pasión y compromiso. “En todos los equipos tuve utileros. Pero en mi ciudad de origen, antes de cada partido debíamos buscar un aguatero, un masajista e incluso un médico. Nuestro doctor era ‘Rudy’; no nos cobraba, era un hincha y siempre nos acompañó”, indicó Guillermo, que ahora disfruta de la abundancia: “en Atlético tenemos todo, dos utileros -muy buenos-, masajistas, kinesiólogos, aguatero, todos los doctores... no nos hace falta nada”.Otro cambio notable de categoría a categoría son los arbitrajes. “Hay mucha diferencia. En la vida nadie es perfecto, pero hay errores muy groseros en las divisiones más bajas. En las más altas se equivocan mucho menos”, afirmó. Acosta ríe al contestar cuál fue la categoría en la que más sufrió: “en la Liga me pegaban mucho”.

Aunque admitió que cree en los beneficios de las cábalas y de los rituales, “Bebe” señaló que no tiene ninguno. Ni siquiera una prenda de la suerte. “Sólo me pongo la indumentaria que me da el club y salgo a la cancha”, dijo.

Los consejos y el apoyo de la parentela

Guillermo Acosta no dio un solo paso en el fútbol sin su familia. Durante sus comienzos, sus sostenes y consejeros fueron su mamá, Elena Vegas, y su papá, Juan Acosta, que lo acompañaban a cada partido. “Mis viejos son unos monstruos dándome consejos”, contó “Bebe”. Actualmente, su compañía es más numerosa, porque a su lado también están su señora, Luciana Guzmán, y sus hijos, Thiago y Olivia (foto).

Enfrentar a los grandes del fútbol argentino

Ver a los cracks de la Superliga desde afuera es una cosa, pero Guillermo Acosta tuvo la posibilidad de enfrentar a varios “peso pesados”. “Siempre quise jugar contra ‘Carlitos’ Tevez. Cuando vino a Tucumán ambos éramos capitanes y le pedí la camiseta; con mucha amabilidad dijo que me la enviaría, para mí es un orgullo”, recordó Acosta, que también deseaba enfrentar a Leonardo Ponzio y tuvo su oportunidad de hacerlo. Con Juan Román Riquelme no pudo concretar el deseo de compartir un campo de juego: “cuando él jugó en la B Nacional el torneo tenía dos zonas, y su equipo (Argentinos) estaba en otra diferente a la nuestra. Quería jugar como sea, pero no se dio”, lamentó el polifuncional del “decano”.

Si no es un grande, o en el exterior, se queda

Guillermo Acosta siente a Atlético como su casa. Actualmente, no cierra las puertas para una eventual contratación de otros clubes, pero tiene sus preferencias. “Mi deseo es jugar fuera del país y, obviamente, también en un equipo grande de la Argentina. Si no aparecen ninguna de esas oportunidades no importa, porque aquí estoy muy bien. Todos me tratan bien, los dirigentes, mis compañeros y los hinchas; así que, a menos que surja una propuesta de un grande de afuera, yo quiero seguir aquí, me gusta estar aquí”, expresó.

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