BUENOS AIRES.- Al que madruga, Dios lo ayuda. A esa máxima parece aferrarse San Martín en la segunda parte de su pretemporada, consciente de que en apenas un par de meses, 10 partidos mediante, disfrutará del “cielo” de la permanencia en la Superliga o padecerá el “infierno” del descenso a la B Nacional, sin Purgatorio que valga.
La práctica matinal de dos horas fue variada, con movimientos tácticos y de precisión con pelota, y trabajo físico, especialmente de fuerza. Tras 20 minutos de estiramientos y entrada en calor de rigor, Walter Coyette entró en funciones con un objetivo: coordinar los movimientos para salir desde abajo por los laterales con participación múltiple: arquero, zaguero, volante central, marcador lateral y carrilero, en ese orden y con pelota al pie.
Un técnico insistente
Muy activo, el DT desplegó su ideario. Insistió una y otra vez en la precisión, la velocidad y el control. Y en que se trataba de una variante para aplicar en diferentes situaciones de juego, más allá de la presión ejercida por los rivales. Un rato después, Coyette llamó a integrar a esos movimientos con los de la otra parte del plantel, que trabajaba en el otro arco rutinas de ataque. “Ahora es un poquito más real”, afirmó.
A continuación llegó el trabajo físico más exigente, en otro sector del predio, bajo las órdenes del “profe” Emanuel Sánchez. La fuerza fue puesta a prueba, incluso con pesas, buscando por momentos la repentización y la velocidad en el pique corto. Y luego, mientras los arqueros trabajaban aparte, el plantel se dividió en cuatro grupos para trabajar dentro de sendos cuadrados la resolución a dos y a un toque. Fue el tradicional “loco” en espacio reducido, con dos jugadores en cada grupo tratando de interceptar la pelota.
Coyette fue rotando de cuadrado en cuadrado para incentivar a sus dirigidos. “Resuelvo a un toque”, “hay poco espacio, poco tiempo”, “siempre buscando la línea de pase”, “no la pierdo”, “siempre me muestro”, “siempre soy opción para un compañero”, repetía el entrenador.
Esquema bien aceitado
De vuelta en la cancha cuatro, la última parte de la práctica cerró con otro movimiento táctico. Esta vez, el zaguero salía más lejos con la pelota al pie, descargando en el marcador lateral, y el volante central se metía en la cueva para relevarlo. Más arriba: el extremo iba por dentro y el centrodelantero por fuera, para asistir a los compañeros que llegaban con el arco de frente a ellos. “Que termine en gol”, gritó Coyette, secundado por Claudio Graff. “Hay que hacer movimientos por el equipo, aunque uno no la toque”, graficó a sus jugadores.
“Estamos con muy buenas sensaciones, completando la pretemporada de preparación que arrancamos en Tucumán y que en su primera parte terminó con el partido con Talleres. Más allá de ese resultado, y a que el rendimiento del equipo en el segundo tiempo mermó y tuvimos que hacer modificaciones, en líneas generales nosotros estamos apuntando al primer partido de liga. La preparación viene bien, estoy muy contento por la predisposición de los jugadores y esperando que se sumen un par de jugadores más, sobre todo en la parte ofensiva”, afirmó Coyette. (Especial para LG Deportiva)