“Ir a un casting y que te midan, te pesen y te rechacen es horrible”

Alina Akselrad ganó concursos de belleza, pero busca generar un mensaje positivo.

CON LA BANDERA. Alina, cuando se consagró Miss Sudamérica. CON LA BANDERA. Alina, cuando se consagró Miss Sudamérica.

“Tendrías que bajar 20 kilos”, “no sos lo suficientemente flaca”, “nos interesa tu rostro, pero tenés que bajar las medidas”, “dedicate a otro rubro”. Estas son algunas de las frases que tuvo que escuchar Alina Akselrad cuando decidió empezar a formar parte del mundo del modelaje.

“Estas situaciones me dieron la fortaleza para seguir luchando y convertirme en un agente de cambio contra los estereotipos”, cuenta la joven.

Con solo 20 años, Alina acumula distinciones a nivel internacional en certámenes de belleza. Comenzó en 2016 representando a una ONG de Córdoba. donde ella nació. Consiguió ser la Reina Provincial del Vaso de Leche y consagrarse Reina Nacional de la Frutihorticultura de Colonia Caroya.

“Me metí en este mundo porque, a través de los reinados, le dan a una un micrófono para alzar la voz. La pasión con la que transmitía mi amor por Colonia Caroya llamó la atención de organizaciones internacionales que me convocaron para representar a Argentina en el concurso de Miss Sudamérica”, le cuenta a LA GACETA.

En la fase final del concurso, los jueces le pidieron a Alina que explique el motivo por el cual ella sigue participando en certámenes a pesar de lo que tuvo que pasar. La respuesta sorprendió a todos y, sumado al desempeño, fue consagrada “Miss Sudamérica 2017” en Lima, Perú.

“Me considero una defensora de la autoestima de la mujer. La belleza no se mide ni se pesa. Es una cualidad integral que se demuestra a partir de nuestros conocimientos, valores, forma de pensar y actuar en la vida. Mi finalidad es lograr un cambio en los estereotipos impuestos por la sociedad. Los certámenes son el medio que yo elijo para lograr mi objetivo”, respondió Alina. Su mensaje siguió impactando a jueces de certámenes internacionales y el año pasado recibió la invitación para representar al país en el certamen internacional Miss Mundo Turismo llevado a cabo en Tailandia y en Vietnam, donde distinguen a una chica por continente. Un mes después, Alina volvió al país con la corona de “Miss América”.

¿Modelos saludables?

“Yo fui muy rechazada en la industria por mis medidas, a pesar que yo tenía un cuerpo saludable. Eso me hizo empezar la lucha para concientizar y mostrar cuerpos reales. Cuando sos adolescente uno está en búsqueda de su identidad, y cuando te exigen muchas cosas te dejas llevar. Debilitamos nuestra autoestima. Ir a un casting, que te midan, te pesen y te rechacen es horrible. Ni siquiera se molestan en saber tu nombre”, recuerda Alina.

En sus redes sociales, la joven comparte información sobre su lucha y exige que en Argentina se cumpla la ley de talles.

Además, Alina está estudiando Periodismo y Locución porque apuesta a que los medios usen su poder para brindar un buen mensaje “y no solo para entretener”.

“Esta lucha de a poco va dando frutos y es muy difícil. Ahora, en algunos certámenes se abre la posibilidad de que puedan participar todos los tipos de cuerpos. Aunque no llegan a la corona máxima aquellas cuyas medidas son mayores a lo que se espera. Solo lo hacen para no ser señalados por discriminación”, continúa Miss América.

“En principio está el conocido 90-60-90, pero hay agencias que te exigen 87 centímetros de cadera y son súper rigurosas. ¿Cuántas marcas de ropa conocidas tienen solo talles únicos? Tengo fe de que vamos a lograr nuestro objetivo. Lleva tiempo y hay gente que se pone en contra porque no están informados. Hay que abrir la mente porque los niños y los jóvenes son los principales en ser afectados. Hay que tener conciencia del peso de las palabras que pueden herir mucho al otro”, agrega.

Repercusiones

“Muchas personas me hacen llegar sus palabras y no se animan a salir a hablar públicamente, porque les da vergüenza. Sé que soy la voz de muchas chicas que quieren lo mismo”, afirma Alina.

“Lamentablemente, estos prejuicios llevan en muchos casos a trastornos alimenticios, a que uno mismo sea su propio enemigo, a mirarte al espejo y odiar lo que estás viendo. Cuando uno no se quiere, no puede demostrar lo contrario al mundo. Lo importante no es decir, sino hacer. La gente sí escucha mi mensaje, pero el accionar está costando mucho. Hay tanta inseguridad que algunas personas necesitan criticar a otro para sentirse mejor con ellos mismos”, relata Alina.

“Dejen de escuchar esos comentarios que nos hacen creer que no somos suficientes. Lo estético va y viene. Ser distintos nos hace únicos. Si hay algo que nos gusta, podemos hacer lo posible para cambiarlo o mejorarlo pero siempre para uno. No importa el ‘que dirán’. Es importante tener una buena salud mental. Nunca olviden que la belleza no se mide ni se pesa, sino que se demuestra con nuestros conocimientos y valores”, finaliza.

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