San Martín volvió a regalar goles, a fallar en la puntada final y quedó al borde del abismo

El "santo" volvió a perder y necesita un milagro para mantener la categoría.

NO SIRVIÓ DE NADA. Acevedo volvió a ganar en el área rival y logró el empate transitorio (festejan Bieler, Benítez y Arregui). Pero en la jugada siguiente, la defensa se durmió y Lanús pegó el golpe definitivo. la gaceta / foto de antonio ferroni NO SIRVIÓ DE NADA. Acevedo volvió a ganar en el área rival y logró el empate transitorio (festejan Bieler, Benítez y Arregui). Pero en la jugada siguiente, la defensa se durmió y Lanús pegó el golpe definitivo. la gaceta / foto de antonio ferroni

Hay cosas que un equipo con ganas de salvarse no puede permitirse. Se trata de una especie de lista con mandamientos que deben cumplirse sí o sí; y San Martín viene pecando hacer rato en ese aspecto. No sólo no los cumple, sino que se esmera para repetir sus yerros partido a partido.

Ese horror de Adrián Arregui (no pudo dominar una pelota que no tenía complicaciones y armó un contragolpe letal para Lanús) fue una especie de flashback que nos remontó hace algunas semanas al “Malvinas Argentinas” mendocino. ¿Cómo puede ser que un equipo que logra empatar en su mejor momento en el juego, casi que le sirve en bandeja un nuevo gol a su rival, un minuto después?

Así como en Mendoza regaló el partido contra Godoy Cruz, anoche San Martín le indicó los caminos a Lanús para que lo lastimara (y lo dejara a un paso de caer a ese vacío llamado B Nacional).

Ni la charla motivacional de Ricardo Caruso Lombardi, ni sus ideas futbolísticas pudieron torcer la historia de un equipo que parece tener puesto el mismo chip desde hace muchísimo tiempo. El “Santo” sigue con una anemia ofensiva alarmante y del medio hacia atrás ofrece todas las ventajas habidas y por haber.

Cuando peleás el descenso, todo se define por el mínimo detalle. Y San Martín hace mal todo. Por eso está muy cerca de perder ese lugar al que le costó 10 años, miles de problemas institucionales y una catarata de desilusiones llegar.

Es cierto que ante una mirada rápida y superficial de los 90 minutos, da la sensación que Lanús fue inmensamente superior a San Martín. Pero cuando uno se pone a desmenuzar las acciones y estudia un poquito más fondo los detalles, se da cuenta que los hechos fueron suscitados sólo por San Martín.

Anoche entró con toda la furia y se lo llevó puesto a Lanús en los primeros minutos. Pero despilfarró las pocas chances que se le presentaron y, como en una película repetida, en la primera de cambio falló en retroceso y Jorge Carranza tuvo que ir a buscar la pelota al fondo de su arco.

Y a partir de ese momento (iban 29’ cuando José Sand definió luego de una buena asistencia de Lautaro Acosta y una sucesiones de errores de Oliver Benítez y Rodrigo Moreira) el “santo” se vino abajo de la peor manera posible.

“Cuándo peleás el descenso, las piernas pesan un montón y lo mental te mata”, había dicho Caruso en su presentación. Y ayer quedó demostrado tras el 0-1.

San Martín se fue del partido, comenzó a cometer errores infantiles y el “Granate” tuvo todo para sentenciarlo.

Las palabras del DT en el entretetiempo reavivaron a un equipo que parecía sin reacción y así logró empatar, luego de errar varios goles. Pero otra vez recibió un tanto en la jugada siguiente y los nervios renacieron y se expandieron por todo Bolívar y Pellegrini.

Así y todo, San Martín fue al frente gracias a un Matías García gigante que corre, juega y muestra un amor propio sólo igualado por Lucas Acevedo y por Gonzalo Rodríguez, que pese a no estar fino se corrió todo.

Pero de nada sirve si no se cumplen los mandamientos. Y una cosa más, el “Santo” sumó su tercera caída en casa (en cuatro presentaciones). Por eso, luego de una derrota dolorosísima, en La Ciudadela saben que a esta altura lograr la permanencia ahora es casi una utopía.

Comentarios